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Europa

Comer en el talón de la bota de Italia

La Peschiera. Un hotel y un restaurante en una antigua reserva pesquera.

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Viajamos al talón de la bota de Italia para descubrir un coqueto restaurante y hotel que es el alojamiento perfecto conocer Plugia, una zona de Italia que tiende a permanecer callada frente a la majestuosidad su costa mediterránea. Pero en el tacón de la bota, bañado por el Adriático,  encontrarás espectaculares playas de arena blanca y mar aguamarina frente a escarpados acantilados que regalan una estampa de incomparable belleza. La región de Salento es en la que están las mejores playas y también los trabuccos, la máquina de pesca de la costa adriática; Lecce, la Florencia del sur de Italia, es de visita obligada por su patrimonio cultural y arquitectónico entre el que destaca la Basílica de la Santa Croce en la Plaza del Duomo; los Trulli de Alberobello son otra visita irrenunciable. Y para disfrutar la ruta y los lugares os proponemos un hotel ubicado en la misma costa del talón de la bota de Italia, de Plugia. Se trata de La Peschiera. La Peschiera es un pequeño capricho, un rincón secreto de Italia en el que merece la pena detenerse aunque no sea más que por unos días; se trata de un resort de tan solo doce habitaciones, varias piscinas, playa privada, un delicioso restaurante y una terraza en la que desayunar con vistas al mar; es un hotel sencillo que presume de cocina y de historia pues está construido sobre una antigua reserva pesquera del tiempo de los Borbones. Y todo esto en la costa italiana pero no en su cara mediterránea sino en la adriática, justo en el talón de la bota. La decoración es clásica y al tiempo sencilla sin olvidar que estamos en un Relais&Chateaux en el que los detalles tienen suma importancia; las habitaciones son amplias y de aire romántico, la playa privada del hotel un absoluto lujo porque, en la época estival, Italia se tumba en la playa y en ésta sólo los húespedes pueden hacerlo. Los desayunos en la terraza son otro de esos pequeños grandes lujos que puedes concederte para comenzar a degustar la cocina de un hotel que es gastronómico; la gastronomía local manda en la carta y la especialidad de la casa son los mariscos y el pescado servidos con vistas al mar. Un hotel romántico, discreto, pequeño y elegante, con una cocina digna de mención y un acceso directo a la playa... ¿qué más se puede pedir para poner fin al mes de agosto?

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