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Clásico y atemporal, el Grandhotel Pupp

Un hotel con más de tres siglos de historia en Karlovy Vary

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Por mucho que transcurran los años, hay objetos y lugares que nunca pasan de moda. Son atemporales, tan clásicos que siempre seguirán los cánones de lujo y belleza que establezca cada sociedad. La sofisticación y la elegancia son dos de sus señas de identidad y aún siguen captando la atención de todo aquel que los visita, consiguiendo siempre provocar unas palabras de admiración. Karlovy Vary en sí, es uno de esos lugares. Esta ciudad balneario de Bohemia –que recibió su nombre en honor al emperador Carlos IV- situada en la parte occidental de la República Checa, es un lugar excepcional por su riqueza termal y también por su ambiente selecto y edificios impecables. Se encuentra a unos 120 kilómetros de Praga, muy cerca de la frontera con Alemania, y desde siglos atrás ha sido una de las ciudades legendarias de Europa por sus aguas termales. En ella han descansado compositores como Beethoven, Chopin, Liszt, Wagner y personajes como Marx, Freud, Tolstoi o incluso Goethe. Ellos y otros tantos millones de turistas con ánimo de exprimir todos los beneficios de las aguas termales han acudido durante siglos a Karlovy Vary y muchos de ellos se han alojado en uno de los hoteles con más prestigio de la ciudad, el Grandhotel Pupp. La historia de este hotel comenzó en 1701 y durante los más de tres siglos que han pasado desde entonces se ha forjado una reputación intachable. El encargado de abrirlo fue Johann Georg Pupp, que anteriormente había sido pastelero. El primer edificio que se construyó era la denominada Sala sajona, y se levantó por orden del alcalde Deiml en el año 1701. Su sucesor en el cargo, Andreas Becher, también quiso tener su propio espacio y construyó la que se denominó Sala checa en ángulo recto con la anterior, lugar que a día de hoy alberga la Sala de espejos y uno de los restaurantes. Ya en 1776, una serie de circunstancias hacen que la familia Pupp compre algunos de los edificios y terrenos, para montar una empresa familiar. Años después, encargan a los arquitectos Fellner y Helmer unir todos los edificios para convertirlos en un complejo hotelero con un estilo neobarroco muy vistoso. De esta forma, en 1907, abrió sus puertas el Grandhotel Pupp, que en la actualidad cuenta con 228 habitaciones. En el año 1951, cambiaría su nombre por el de Grandhotel Moskva, volviendo a recuperar el original en 1989. Cinco estrellas que hablan por sí solas de este hotel de auténtico lujo que se ha convertido en todo un símbolo de la República Checa. Es un alojamiento acogedor en el que aún se respira el tranquilo ambiente de la vida balnearia, combinada con todas las comodidades modernas como televisión vía satélite, caja fuerte o wifi. En 2013 se inauguró el Royal Spa, que cuenta con una piscina de relajación, bañeras de hidromasaje, baños de vapor, saunas, salas de fitness y cabinas para tratamientos de belleza y bienestar. Toda una experiencia para disfrutar de las codiciadas aguas termales de Karlovy Vary, de manera tradicional y también siguiendo las últimas tendencias de spa. Los más sibaritas disfrutarán con la carta del Grandrestaurant Pupp, en el que se respira un ambiente tranquilo perfecto para concentrarse únicamente en saborear los platos de cocina checa tradicional que se sirven. En el Café Pupp se ofrecen platos y bebidas para degustar a media tarde o media mañana desde tostadas hasta postres típicos y pasteles de la región. Y, por último el Pupp Casino Club, un lugar de ocio que abre desde las ocho de la tarde hasta las cuatro de la mañana. El Grandhotel Pupp es, sin duda alguna, uno de los hoteles más clásicos de toda Europa, de esos que merece la pena conocer por las historias que han acontecido entre sus paredes. Y, ¿qué mejor destino para relajarse que Karlovy Vary?

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