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Europa

La Belle Juliette, romanticismo y elegancia en París

En este hotel se resume toda la esencia de la vie en rose

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París desprenden ese magnetismo delicado y sensual, ese ambiente que encandila a cualquiera con un poco de sensibilidad y los ojos abiertos. Por eso año tras año es el destino elegido por millones de viajeros que quizás buscan contagiarse del espíritu elegante y sofisticado que irradia cada calle y rincón de la ciudad. Sus cafés repletos de flores, con terrazas llenas de sillas que miran hacia la calle, sus avenidas imponentes y su aire bohemio son inconfundibles. Aquellos que lo conocen lo saben, y quienes aún no han viajado a la capital francesa conocen de sobra algunas siluetas tan conocidas como la de la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Una apuesta segura que se puede disfrutar durante un fin de semana o durante más de siete días, porque atractivos no le faltan y la oferta de ocio es inmensa. A la hora de alojarse lo más importante es buscar un hotel acorde con el presupuesto y también con el ambiente parisino. Y una de las opciones más acertadas y atractivas es el hotel La Belle Juliette, cuatro estrellas excepcionales que se traducen en una ubicación privilegiada y una decoración elegida con muy buen gusto. Su nombre se le debe a una mujer muy especial, ¿quién era Juliette? Hija de Jean Bernard, Juliette nació en Lyon y a los quince años se casó con el banquero Jacques Rose Récamier. Era culta, cariñosa e inteligente, una buena bailarina y amante del piano y el arpa. Juliette vivió entre 1777 y 1849 y fue una auténtica celebridad en el siglo XVII, destacando por su don de gentes e influencia en la literatura y política de la época. Por eso, el nombre de este hotel resulta tan importante, porque resume a la perfección la personalidad de una mujer tan excepcional como fue Juliette, amante de René Chateaubriand, amiga de Germaine de Staël, André Marie Ampère, Lucien Bonaparte, la duquesa de Devonshire y Pierre Simon Ballanche, entre otros. El hotel La Belle Juliette está situado en el mismísimo centro de París, a pocos metros de la iglesia de Saint Germain des Prés y también de los jardines de Luxemburgo. El hotel, además de conexión wifi gratuita, piscina cubierta que se puede disfrutar en cualquier época del año y un spa en el que relajarse y contagiarse de la calma que desprenden todas sus estancias. Cada habitación tiene un color, una decoración delicada, extremadamente cuidada y con unos muebles de ensueño, algo así como la habitación que toda mujer querría tener. Televisión vía satélite, un iMac con acceso a internet y la posibilidad de concertar cita para recibir sesiones de belleza y tratamientos de acupuntura o medicina tradicional china de mano de profesionales.

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