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Europa

Antes un banco parisino, ahora un hotel

El Hotel Banke es una muestra del París más exclusivo y lujoso

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A principios del siglo XX, los arquitectos Paul Friesse y Cassien Bernard construyeron el edificio que hoy en día alberga el Hotel Banke. Con una imponente fachada y un interior aún más lujoso y sorprendente, el edificio se levantó para ser la sede de un importante banco –el Crédit Commercial de France (CCF)- y fue uno de los primeros en ocupar la calle Pillet-Will. Nada más entrar en él, un imponente hall da la bienvenida a todos los visitantes, con mosaicos en el suelo, grandes mostradores que pertenecen al antiguo banco y una cristalera en su techo que deja pasar la luz natural a través de sus colores. El hotel Banke es mucho más que un hotel boutique de diseño, es una obra de arte en sí mismo. No solo por su cuidada arquitectura y distribución, sino porque cada una de sus plantas poseen vitrinas que contienen valiosas piezas de todas las partes del mundo. De esta forma, los huéspedes pueden admirar en sus pasillos objetos de civilizaciones pasadas tales como la egipcia, romana o precolombina, entre otras. El hotel Banke posee 94 habitaciones que se dividen en cinco categorías: individuales, dobles, executives, deluxe y, por último, 17 suites que ocupan el espacio antiguamente destinado a los despachos del banco. La característica común de todas ellas es, sin duda, la elegancia con la que están decoradas. Cada uno de los muebles y objetos que se pueden encontrar en las habitaciones ha sido cuidadosamente seleccionado de una manera refinada y exclusiva. La altura de los techos aumenta la sensación de amplitud y las molduras de escayola los embellecen. La mayoría de las estancias presentan una gama cromática que va desde los tonos crema y chocolate al púrpura de las cortinas y elementos textiles, pasando por la madera del parqué y de los muebles. Se puede afirmar que el hotel sigue el estilo Haussmann –popularizado por el Barón Georges-Eugène Haussmann, encargado de remodelar y modernizar París por encargo de Napoleón III-. Las chimeneas de mármol, las alfombras trenzadas, los cabeceros de cuero, los materiales nobles y los baños de aspecto impoluto cierran una decoración de exquisito buen gusto. Su lujo recuerda a la dorada Belle Époque parisina, todo un privilegio en pleno siglo XXI. Y su ubicación resulta perfecta para conocer la ciudad, ya que el Banke Hotel se encuentra a tan solo cinco minutos andando de la Ópera Garnier y las Galerías Lafayette y a unos pasos más de la Plaza de la Vendôme y del Museo del Louvre. Cuatro estrellas muy merecidas. El hotel propone tres restaurantes distintos para saborear una buena comida o cena. El Restaurante Banke está principalmente enfocado para eventos o reuniones de negocios. El Josefin es mucho más cálido y acogedor y en él reina la cocina tradicional mediterránea, siempre con detalles contemporáneos. En su carta se pueden apreciar algunos platos muy sabrosos que el ambiente íntimo invita a degustar sin prisa alguna. Por su parte, el LolaBar, rescata recetas típicas españolas como la tortilla de patata, el jamón de bellota, las patatas bravas, los chipirones, las anchoas del Cantábrico o los calamares a la andaluza. Conexión wifi, gimnasio, baño turco, sauna, salas de reuniones y detalles tan encantadores como las antiguas cajas de seguridad del banco, que se siguen conservando intactas o la gran estatua RINO que preside el hall y ha sido realizada por el artista dEmo. Alojarse en el Banke Hotel resulta una auténtica experiencia, en la que se retrocede décadas atrás y se uno se contagia de la personalidad de este edifico tan singular.

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