LUZ A TODO COLOR
El único faro del mundo decorado con arte urbano está en Cantabria
Un faro no tiene por qué ser una simple torre blanca que alumbra a los barcos de noche. Este faro de Cantabria es toda una obra de arte y es el único con estilo urbano en todo el mundo.

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La misión de los faros es dar luz a los barcos que navegan de noche, indicando cuál es el punto de tierra más cercano. Sin embargo, en Cantabria existe uno muy especial que, además de cumplir con dicho cometido, se ha convertido en una atracción turística de la zona.
El Faro de Ajo es el único faro del mundo decorado con arte urbano y ya representa uno de los principales puntos de interés de la provincia. Los vivos colores de la construcción, así como el rompedor diseño con diferentes animales propios de la fauna cántabra, han hecho del faro todo atractivo para los más curisosos. La gente se sube para hacerse fotos y las redes sociales no han quedado indiferentes.
Además, conviene destacar que el enclave en el que se encuentra es ya de por sí llamativo. A fin de cuentas, está en la localidad de Bareyo, concretamente en el Cabo de Ajo. Se trata del punto más al norte de la península ibérica, un lugar ideal para ver el atardecer en el Cantábrico.
La historia del Faro de Ajo se remonta a 1907, cuando se ideó el proyecto de construir una torre de dieciocho metros de altura. Aunque no fue hasta 1921 cuando se dio luz verde (valga la redundancia) al proyecto. Se inauguró en 1930, pero las similitudes con el diseño original brillaban por su ausencia. Lo cual nos lleva a 1980, cuando se reinventó el faro para crear una nueva torre de hormigón que se encendió en 1985.
Tuivieron que pasar 35 años para que, en 2020, el artista urbano Okuda San Miguel se pusiera manos a la obra. Su enorme creatividad y su dominio del arte urbano dieron pie a un faro que tiene todos los récords de visitas. Un trabajo que seguirá vigente, al menos, hasta 2028; aunque, con el éxito que ha tenido, probablemente se mantenga este estilo único mucho más tiempo.
Con esto, Bareyo ha logrado demostrar que los faros pueden alumbrar tanto a los barcos como a las personas, haciendo de Cabo de Ajo un lugar todavía más especial de lo que ya era.
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