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Tianmen, caminar sobre baldosas de cristal a 1.450 metros de altura

Con un imponente precipicio bajo los pies, pasear por el camino de cristal de esta montaña de China es todo un desafío.

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La montaña de Tianmen preside el Parque Nacional al que da nombre, en el noroeste de la provincia china de Hunan, en el centro del país. Se trata de uno de los entornos naturales más bellos del gigante asiático, lo cual es mucho decir si tenemos en cuenta que, por su extensión, China es capaz de albergar todo tipo de paisajes y lugares a cuál más increíble. Pero, en este caso, se puede decir esto sin quedarse cortos. Y es que las montañas han sido modeladas por la erosión de un modo hermoso, casi artístico, y la mano del hombre se ha encargado de rematarlo con intervenciones de un efecto visual increíble como la escalera que parece subir hasta el infinito, pasando por el arco natural que forman dos montañas caídas la una sobre la otra.

Llegar a su pico, a una altura de 1.519 metros sobre el nivel del mar, es sencillo a pesar del increíble desnivel, y es que cuenta con una impresionante telecabina que traslada diariamente a cientos de turistas desde la estación de trenes de Zhangjiajie hasta la cima. De hecho, se trata de una de las telecabinas más largas del mundo, especialmente si tenemos en cuenta que se mueve entre diferentes montañas de gran altitud. La obra de ingeniería para mover las 98 góndolas a lo largo de casi 7,5 kilómetros fue ingente, con un gradiante de hasta 37 grados y un ascenso de casi 1,3 km.

Pero no es la de la telecabina la única obra de ingeniería que llama la atención de la montaña Tianmen. Cerca de la cima, a 1.450 metros de altura sobre el nivel del mar, se encuentra un paseo que bien podría ser el más peligroso del mundo para aquel que sufra de vértigo pues, además de la altura lógica que supone encontrarse en estas montañas, junto a un precipicio impresionante, hay que sumar que el suelo que se pisa es, nada más y nada menos, que de cristal. Incluso los que no sufren de mal de altura confiesan que es una experiencia aterradora, independientemente de que se sepa que el vidrio que está a nuestros pies tiene un grosor de 6,35 cm. Y que es prácticamente imposible que se resquebraje. El susto no te abandona.

Construido en una de las caras más espectaculares de la montaña, permite la visión del valle como en ningún otro rincón. Recorrerlo no lleva mucho tiempo, pues son unos 60 metros de distancia, pero da tiempo para sentir todo tipo de miedos, ansiedades, alegrías y adrenalinas. El consejo que dan los guías a los turistas menos valientes: “Mira alrededor, pero nunca abajo”. De hecho, a mitad de camino se suelen olvidar los miedos porque uno se centra sólo en admirar las vistas únicas.

El recorrido trata de ser espectacular para los sentidos, de ahí que se cuide que los cristales estén siempre limpios. Así, los que lo recorren suelen calzar unos seguros antideslizantes que, además de cubrir los zapatos, protegen el cristal de manchas y huellas. También, hay que sumar el que está en la barandilla que protege el camino, esta también algo más alta de lo normal para ganar en seguridad.

La entrada a este camino de cristal cuesta 20 yuanes (2,95 €), que se suman a los 260 (40 € aprox.) que vale el paseo hasta el comienzo del camino en la telecabina. Abierto desde las 8 de la mañana y hasta las 6 de la tarde, es una excursión que nunca se olvidará.

Más información:
Turismo de China
Parque Nacional de Zhangjiajie

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