UN RINCÓN CON MUCHO ENCANTO
Santana, el pueblo más bonito de Madeira
Un refugio natural entre el azul del mar y el verde de la exuberante vegetación; un lugar en el que explorar la naturaleza, las tradiciones y la historia de una de las islas más singulares del Atlántico Norte.
Publicidad
No hay que hacer un viaje demasiado largo para llegar a un pequeño rincón del paraíso. Madeira, a 1.000 kilómetros de Lisboa, es un destino ideal para unas vacaciones idílicas. Un destino en el que te esperan paisajes de abrumadora belleza, con enormes acantilados batidos por las aguas del Atlántico, hermosos valles y montañas repletas de vegetación.
En medio del Atlántico, las islas de Madeira son un refugio natural entre el azul del mar y el verde de la exuberante vegetación salpicada del exótico colorido de las flores. Madeira es uno de esos lugares en los que siempre hay algo que hacer. Con rincones de ensueño, naturaleza salvaje, interesantes museos y pueblos encantadores, uno no tiene tiempo de aburrirse. Un lugar de ensueño, atractivo y de clima templado, ideal en cualquier época del año.
Y Santana, situada al norte de la isla, es una de esas ciudades con encanto que hay que descubrir. En un entorno natural único, esta pequeña y curiosa localidad, se ha convertido en un importante destino turístico, por sus tradicionales casas de techo de caña, las Palhoça, construidas originalmente para ofrecer refugio a los pescadores durante la temporada de pesca o como almacenes de grano; y por ser una de las localidades más bonitas y uno de los pueblos más agradables y coloridos de Madeira.
La ciudad de Santana cuenta con un patrimonio arquitectónico único, como la Capela de Santo António, del siglo XVI, la Capela de Santa Ana del siglo XVII y la Igreja Matriz de São Jorge, construida en 1660 sobre una capilla del siglo XV. El Fortín de Faial, con sus cañones es otro de sus rincones especiales, como el mirador desde el que hay unas vistas excepcionales sobre el pueblo de Faial, la Penha d’Águia y la vertiente norte de la Punta de São Lourenço. También hay otro mirador con unas vistas espléndidas: el Mirador de Cabanas.
Santana es además, el punto de partida ideal para iniciar rutas por las numerosas 'levadas' o senderos que recorren las montañas, canales construidos para llevar el agua desde las cumbres a los campos de cultivo, de ahí su nombre, llevadas de agua, levadas en portugués; y también rutas por la Laurisilva de Madeira, un tipo de bosque de laurel muy abundante en épocas pasadas, hoy prácticamente extinguido, que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Bosques mágicos y maravillosos, en los que perderse y deleitarse, que se encuentran en el municipio de Santana. Esta ciudad madeirense es también el destino perfecto para explorar el Parque Nacional Pico das Pedras, donde se encuentra el Pico Ruivo, el punto más alto de la isla. Y es que la isla de Madeira es especial y única para los amantes de la naturaleza, la montaña y el senderismo. Y Santana, en especial, forma parte de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la UNESCO desde junio de 2011. Es la primera reserva de la Biosfera del archipiélago de la Isla Madeira y Porto Santo.
Santana es también el hogar del Parque Temático de Madeira, un lugar en el que explorar la naturaleza, las tradiciones y la historia de Madeira. El parque ofrece muchas atracciones como un molino de agua, un lago, un parque infantil, un laberinto, un auditorio, cabañas y mucho más.
Y muy cerca, en un lugar aislado, a 5 kilómetros de Santana, se encuentra el Parque Ecológico Queimadas, un lugar mágico para pasar una jornada tranquila paseando. Pasando entre hortensias, tojo y flores salvajes, los caminos te llevarán al centro de un magnífico bosque, junto al cual se encuentra la Casa das Queimadas, una construcción de techo de paja que utilizan los guardabosques y que conserva las características originales de las casas antiguas de Santana. Este espacio permite caminatas a pie por caminos de incomparable belleza que llevan a diferentes lugares de la isla, en particular a la Levada Verde Caldero, al que se llega en poco más de una hora de camino y donde encontrarás una cascada de 300 metros de altura que cae sobre una poza de musgo y helechos; y a la Vereda que da acceso de Pico das Pedras.
En este rincón del Atlántico hay literalmente un mar de oportunidades para elegir y explorar, pero Santana, es en Madeira, un lugar de visita obligatoria. Si estás buscando un pequeño rincón paradisiaco en el que perderte, Santana es uno de tus posibles destinos. Y ahora puedes alojarte en una de sus casitas típicas.
Más información:
Santana. Madeira.
Publicidad