CASTILLA Y LEÓN

Mogarraz: El pueblo de Salamanca que tiene las caras de sus habitantes en sus casas

Si estás buscando un lugar totalmente diferente para visitar, Mogarraz es tu destino ideal. Te contamos por qué.

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Salamanca aguarda muchos secretos, lugares que merece la pena visitar y, por supuesto, un gran sinfín de enclaves turísticos que sin duda no te dejarán indiferente. De hecho, hace unos meses hablábamos de lugares tan sorprendentes en esta provincia comoTorre del Clavero. Y es que cuando viajamos, casi siempre vemos las mismas cosas: museos, playas, ríos, monumentos, lagos, castillos, etc. Sin embargo, existen lugares con miles de curiosidades por descubrir que merece la pena visitar.

Mogarraz es uno de esos curiosos lugares escondidos en nuestro país, puesto que no muchos lo conocen. En este municipio de Salamanca ocurre un hecho muy peculiar: conforme vas paseando por sus estrechas callejuelas, vas encontrando distintos rostros plasmados en las paredes externas de las casas. Ubicado en la Sierra de Francia, este pequeño lugar suma arte en sus calles y es que con el paso del tiempo, se añaden retratos de diferentes rostros. El número de éstos rondan los 800 (el verano pasado eran 809).

La historia de este curioso municipio se remonta a 1967, cuando un fotógrafo de la localidad hizo una foto del tipo D.N.I de cada habitante. Unos años después, el artista Florencio Maíllo utilizó las fotos para realizar cuadros de los propios habitantes haciendo que éstos colgaran sus retratos en las fachadas de sus casas. Esto era una exposición temporal que terminó siendo permanente y convirtiéndose en un atractivo turístico declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico Artístico.

Este despliegue de arte tan original no deja indiferente a nadie y es que estos retratos (algunos más viejos que otros), se han mantenido en perfecto estado con el paso del tiempo. El centro del pueblo se encuentra lleno de estos retratos que muestran cada uno de los rostros de los antiguos habitantes del lugar. Algo que te transporta a ese momento exacto del tiempo y te hace pensar en las vivencias que habrán tenido esas personas y cómo habrá llegado su fotografía a estar colgada en los muros de piedra del centro histórico del municipio.

Además, aquellos que no tenían casa propia también tienen su retrato pero esta vez ubicado en la iglesia del pueblo.

Lo que está claro es que este rincón de España no deja indiferente a nadie.

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