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Una masa de 8.000 kilómetros de algas amenaza con destruir el turismo en el Caribe

Una gigantesca masa de 8.000 kilómetros de algas, llamada sargaso, pone en riesgo la temporada turística en el caribe de este año. Aunque tiene sus ventajas cuando se encuentra a la deriva en el mar, puede suponer una amenaza si llega a las playas.

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Una gigantesca masa de 8.000 kilómetros de algas que se formó en el océano Atlántico se dirige hacia las costas de Florida y otros litorales del golfo de México. La amenaza principal es que podría llevar montones de algas malolientes y potencialmente peligrosas a las playas y poner un gran freno a la temporada turística en el caribe.

Tal y como informa el medio CNN, el sargazo, una variedad de alga, lleva mucho tiempo formando grandes floraciones en el Atlántico y los científicos han estado siguiendo acumulaciones masivas desde 2011. Sin embargo, este año podría ser la mayor de la que se tiene constancia, abarcando más de 8.000 kilómetros desde la costa de África hasta el golfo de México.

El sargazo es un término comodín que puede utilizarse para referirse a más de 300 especies de algas de color café claro, aunque Sargassum natans y Sargassum fluitans son las dos especies más comunes en el Atlántico.

Sin embargo, alga tiene sus ventajas cuando se encuentra a la deriva en el mar, como que "proporciona alimento y protección a peces, mamíferos, aves marinas, cangrejos y otros", según la web Sargassum Information Hub: "Sirve de hábitat crítico para las amenazadas tortugas bobas y de zona de cría para una variedad de peces de importancia comercial como el dorado, el jurel y el esmedregal".

Por contra, si el sargazo llega a las playas puede dificultar físicamente la navegación y emitir un gas que puede oler a huevos podridos. Según el Dr. Brian Lapointe, investigador del Instituto Oceanográfico Harbor Branch de la Universidad Atlántica de Florida, y como recoge CNN, el gas que desprenden las algas en descomposición, sulfuro de hidrógeno, es tóxico y puede causar problemas respiratorios.

Además, las propias algas también contienen arsénico, lo que las hace peligrosas si se ingieren o se utilizan como abono por lo que hay que "tener mucho cuidado al limpiar las playas", dice el científico.

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