EN BARCELONA

Cripta Güell: El tesoro escondido de Gaudí que inspiró la Sagrada Familia

La obra de Antonio Gaudí es una de las más ilustres dentro del arte arquitectónico de nuestro país. Si bien La Sagrada Familia es, aún inconclusa, su gran trabajo, antes de la basílica construyó otro monumento de enorme valor: la Cripta Güell.

Cripta de Güell, de Antonio Gaudí

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La industria textil en Barcelona ha sido históricamente una de sus grandes fortalezas productivas. Tanto es así que, en 1890, el empresario Eusebi Güell tomó la decisión de trasladar a los obreros desde Sants a una colonia cercana a las fábricas. Bajo este pretexto, nació lo que hoy se conoce como Colonia Güelly, allí, encargó al mismísimo Antonio Gaudí el diseño y la construcción de una iglesia.

Situada en la localidad de Santa Coloma de Cervelló, en Barcelona, la colonia pretendía ser un lugar alejado del caos urbano y el auge de los movimientos sindicales. Ahora bien, este movimiento también incluía la edificación de espacios tanto culturales como deportivos. Así, se concibió la idea de crear un espacio de culto católico conforme la población crecía y la capilla quedó pequeña.

El trabajo de Gaudí, como no podía ser de otra manera, superó con creces las expectativas. Si bien recibió el nombre de Cripta Güell, la realidad es que no se encuentra bajo tierra; puesto que todas sus ventanas dan a la calle. Dicha sala era la primera parte de la obra, ya que Gaudí la planteaba como un nivel inferior que daba paso a una gran nave que terminaría con una torre central en forma de aguja (así es: como la de la Sagrada Familia).

Y es que el hecho de estar inacabada no es el único símil de esta iglesia con la basílica de Barcelona. Su propio planteamiento hizo que Gaudí diera forma a las ideas que, posteriormente, llevaría a la práctica en su gran monumento histórico. Por eso, el propio arquitecto la planteaba como "una maqueta monumental de la Sagrada Familia".

La Cripta de Gaudí fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, ganándose así el reconocimiento internacional que merecía desde su diseño. Su belleza, donde el arco parabólico, las columnas inclinadas y el uso de materiales como la piedra basáltica o el ladrillo visto destacan, hace de la iglesia un lugar imprescindible de Barcelona.

La Colonia Güell se encuentra a poco más de 20 minutos en coche de Barcelona y a menos de una hora en transporte público desde la Estación de Sants. Un lugar que merece la pena visitar tanto por la propia Cripta como por el entorno natural que lo rodea.

Porque puede que tanto la Cripta de Gaudí como la Sagrada Familia sean obras inacabadas. Pero, sin duda, ocupan un puesto inamovible dentro del arte patrio.

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