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Huesca

La Carrasca milenaria de Lecina, finalista en un concurso europeo de árboles

La Carrasca milenaria es uno de los grandes emblemas no solamente de Lecina, sino de la provincia de Huesca. Esta es su historia y la razón por la que es finalista de este concurso europeo.

Carrasca de Lecina

Carrasca de Lecina Imagen cortesía de Turismo de Aragón

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La Carrasca de Lecina, una encima milenaria ubicada en Huesca, es considerada como uno de los árboles más espectaculares del mundo. Tanto es así que ha sido propuesta para conseguir el título de “Árbol del año de Europa”. Es algo así como un ‘Eurovisión’ de los árboles, donde participa para poder hacerse con la victoria.

Lo que es un hecho es que la Carrasca de Lecina, como la conocen en Aragón, ha suscitado muchísimo interés no solamente entre los españoles, sino también entre los europeos. Este árbol cuenta con más de 16 metros de altura, así como un diámetro de unos 28 metros.

A lo largo de los siglos, esta Carrasca ha presenciado desde bodas hasta firmas de pactos. Una popularidad histórica que muy pocos han tenido en cuenta hasta ahora. Pero, además, esta Carrasca fue popular en la zona porque en los duros inviernos llegaba a producir hasta un total de 600 kilos de bellotas.

Por ese mismo motivo, también se le conocía popularmente como “La Castañera”. Afortunadamente, ahora mismo es uno de los parajes más cuidados y protegidos por los vecinos de la zona. La última semana de votación ha tenido lugar entre los días 22 y 28 de febrero, y ha sido completamente secreta para preservar el interés por parte de los votantes.

Carrasca de Lecina
Carrasca de Lecina | Imagen cortesía de Turismo de Aragón

Lo que es un hecho es que tenemos dos fuertes rivales: El Plátano de Curinga (Calabria, Italia) y, por supuesto, un antiguo árbol que crece en Daguestán (Rusia). Eso sí, cabe destacar que la Carrasca de Lecina no solamente destaca por su espectacular, sino por la preciosa leyenda que se esconde.

Al parecer, hace mucho tiempo, Lecina estaba repleta de robles y encinas. Es en esos lugares donde se ocultaban los lobos y osos, pero también las brujas. Los vecinos los temían y hacían hasta lo imposible para que estuvieran lejos del bosque. Por lo tanto, las carrascas estaban felices por esa protección que les otorgaba: Los humanos no se acercaban, por lo que no talarían sus troncos para hacer leña.

Bien es cierto que tan solo una joven encina, la conocida como Carrasca de Lecina, estaba verdaderamente descontenta con esa fama que se le había otorgado. Es por eso que las brujas, cuando decidieron abandonar el bosque, concedieron a los árboles una serie de deseos que terminaron siendo su perdición. Solo la Carrasca de Lecina, que no quiso transformarse, sobrevivió. Por ese mismo motivo, y desde entonces, ¡no ha dejado de crecer!

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