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Caffès e historia en la capital del Imperio Romano

Los 5 cafés con más historia de Roma

A Roma no sólo se va a descubrir el origen de nuestra civilización o la magnificencia del Renacimiento sino que también se va a descubrir las mejores trattorias, las mejores gelaterias... y los mejores caffès.

Salón de té Babington

Salón de té Babington Babington's Tea Rooms

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Roma es la Ciudad Eterna, es el corazón de nuestra civilización porque es de hecho su origen y es una de las ciudades históricas más vivas y modernas del mundo; resulta curioso descubrir como esa historia antigua, la del Imperio Romano, ha atraído a gentes de todas partes del mundo a lo largo y ancho de la historia de Roma, gentes que, a la vez que descubrían los imponentes restos arqueológicos que atesora la ciudad, continuaban escribiendo la historia de esta urbe mágica.

Si en tiempos de los romanos la historia se escribía en el Coliseo o en el Foro, por citar un par de citas ineludibles de la capital italiana, en épocas más modernas lo hacía ya en grandes basílicas como la de San Pedro, en pinturas memorables como las de la capilla Sixtina o en esculturas tan imponentes como el Moisés o la Piedad, ambas de Miguel Ángel; y si nos adelantamos un poco más en la historia de Roma descubriremos, para nuestro regocijo, que la historia se ha escrito, también, en los cafés de la ciudad y esa es la razón por la que hoy no vamos a hablar de los imprescindibles de Roma ni de los restaurantes más ricos del Trastévere, tampoco de las mejores pizzas de Roma ni de sus gelattos más artesanos… vamos a hablar de cafés, de cinco cafés históricos que tendrás que visitar en Roma no sólo para disfrutar del rico expreso italiano sino para saborear la historia moderna de la ciudad.

Caffè Sant’Eustachio
Caffè Sant’Eustachio | Caffè Sant’Eustachio

Si eres un cafetero irredento seguro que no somos los primeros en recomendarte que visites el Caffè Sant’Eustachio porque cuentan que aquí se sirve el mejor capuchino de Italia, eso sí, si lo quieres con azúcar recuerda decirlo al pedir tu café, de lo contrario no verás el modo de endulzar tu café a través de la densa espuma decorada con cacao de tu capuchino.

Antico Caffè Greco
Antico Caffè Greco | Antico Caffè Greco

Si eres de los que se muere por seguir los pasos de las celebrities tendrás que visitar el Antico Caffè Greco, eso sí, al hacerlo no creas que emulas a un personaje popular cualquiera sino a gentes tan importantes como fueron Stendhal, Wagner u Orson Welles. La historia de este café comienza a escribirse en 1760, año de su inauguración, hoy en día además puedes disfrutar en él de unas 300 obras de arte que constituyen una de las mayores galerías de arte privadas abiertas al público en el mundo.

Canova TadoliniCanova Tadolini
Canova TadoliniCanova Tadolini | Canova TadoliniCanova Tadolini

Un café que te sorprenderá por su decoración es el Caffè Museo Atelier Canova Tadolini y es que es en realidad el antiguo estudio del escultor Antonio Canova hoy reconvertido en café y museo.

Antico Caffè della Pace
Antico Caffè della Pace | Antico Caffè della Pace

Antico caffè della Pace, una opción más si lo tuyo es el mundo del famoseo, eso sí, éste es más moderno que el Antico Caffè Greco, cuentan que aquí puedes encontrarte con intelectuales y divos varios tanto italianos como de otras partes del mundo.

Salón de té Babington
Salón de té Babington | Babington's Tea Rooms

Nuestra quinta propuesta cafetera no es un café sino un salón de té fundado en 1893, la Sala Babington, una época en la que el té, en Roma, sólo se vendía en farmacias. Hoy en día se mantiene como salón de té, probablemente del mejor de Roma y con una ubicación inmejorable, junto a la bella escalinata de la Plaza de España.

Y así, como propina, te hablamos de un café, el Caffè Notegen, en el que ya no podrás tomarte un café ni un té porque ya no existe ¿a santo de qué lo incluimos entonces en esta lista? pues porque se trataba, allá por los años 30, de un café muy pulular y visitado por artistas e intelectuales italianos, algo así como el nuestro Café Gijón (salvando las distancias que separa a Roma de Madrid) y hoy, si bien está cerrado, todavía puede pasearse frente a la que fue su fachada en el número 159 de la vía del Babuino.

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