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LA AUTORA ACUDE AL FICOMIC 2017 CON 'QUE ALGUIEN SE ACUESTE CONMIGO, POR FAVOR'

Gorda, cachonda y obsesionada con Justin Bieber: Te vas a enamorar de la dibujante Gina Wynbrandt

Reservoir Books publica 'Que alguien se acueste conmigo, por favor', una hilarante locura autobiográfica de gran potencia visual y narrativa sobre la búsqueda del amor de una adolescente. Gatos, pizzas, pokemons, el culo de la Kardashian y, por supuesto, Justin Bieber la acompañan en sus continuos fracasos sexuales.

-Que alguien se acueste conmigo…, de Gina Wynbrandt

Que alguien se acueste conmigo…, de Gina Wynbrandt Reservoir Books

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Hace unos meses, la dibujante Gina Wynbrandt acudió a una de sus primeras ferias de cómic en Estados Unidos. Un señor calvo rodeado de una nube de personas logró zafarse de la multitud y se le acercó. “Hey, he leído tu libro. ¡Es muy divertido!”, le dijo. A Gina le temblaron las piernas.

Era Daniel Clowes.

Nos lo cuenta literalmente flipando desde Barcelona, donde presentará en el marco de Ficomic, que se celebra este fin de semana, su primera novela gráfica, la hilarante, loquísima, brillante, bruta y rotundamente millennial 'Que alguien se acueste conmigo, por favor' (Reservoir Books).

Nadie podía imaginar que ponerme cachonda con Justin Bieber iba a llevarme a conocer mundo”, se ríe la autora al teléfono, la voz suave y la carcajada tímida.

Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt
Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt | Reservoir Books

Esta Phoebe Gloeckner del siglo XXI y con filtros de Snapchat acaba de llegar a Barcelona, la climatología le sonríe y la vida parece que un poco también: “¿Qué más se puede pedir?”. Pillar cacho, tal vez, porque el éxito en los tebeos no la ha colmado de amantes todavía (“tal vez en el próximo libro”, bromea). Pero vamos con lo que ha conseguido hasta ahora y con quién era antes de embarcarse en giras europeas.

En una entrevista que le hice hace unos años, el genio Robert Crumb me aseguró que el arte provenía siempre de algún tipo de alienación. La de Gina (Chicago, 1990) se llama Justin. Su soledad era la de una adolescente ignorada por el género masculino que soñaba con tirarse a su ídolo y que no era capaz de hacer las paces con su geografía rechoncha. Asistía a unas clases de ilustración cuando comenzó a dibujar tebeos sobre su tremebunda obsesión con la estrella del pop.

Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt
Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt | Reservoir Books

Ella en una habitación cuajada de pósters del cantante, a los que abraza antes de ir a la escuela: “Deséame un buen día”, le pide. Ella lavándose los dientes con un cepillo con la impronta afeminada del muchacho; ella comiendo cereales con su cara; ella mirando compulsivamente su cuenta de Twitter y mandándole mensajes a Justin Bieber como éste:

Te voy a follar vivo cuando cumplas 18”.

Mientras tanto, en la vida real, Gina no consigue engatusar a nadie: “Creo que me coseré la vagina. Quizá el cuerpo retenga mejor el calor”, se plantea ante uno de sus fracasos en la primera de las cinco historias compiladas en el libro.

Enseguida la cosa va a más: Kim Kardashian es su hada madrina y le cuenta que tiene el culo tan grande porque “está relleno de magia”.

Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt
Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt | Reservoir Books

Justin y Gina aparecen en la portada de una revista del corazón cuyo titular reza: “La sorprendente historia del príncipe del pop que ha huido de la fama para refugiarse en Jamaica con una prostituta gorda y cara”.

Y sigue: la autora metida a modelo porno e intentando hasta la vejez y hasta el mismo infierno que alguien tenga sexo con ella. Pizzas y más pizzas, helados, pasteles, gatos, cuchillos jamoneros, pokemons, Sailor Moon… Todo en una búsqueda desesperada del amor.

- Es un universo muy loco, Gina.

- Bueno, así era mi vida.

- ¿Qué tebeos habías leído cuando te pusiste a dibujar?

- Por aquel entonces no había investigado demasiado. Pero me inspira gente como Chester Brown. Su libro 'Pagando por ello', en el que contaba a lo largo de 200 páginas sus memorias en los años en que era un putero empedernido, me ayudó a ver que podía dibujar cosas por las que la sociedad podía odiarme. Esa obra cambió totalmente mi perspectiva acerca de lo que un cómic puede llegar a ser. Vi que el mundo de una adolescente podía contarse en viñetas, que me estaba permitido decir que estaba deseando follarme a Justin, cosas que se suponía que deberían ser secretas.

Su trazo decidido y su verdad a la hora de dibujarse casan a la perfección con la libérrima forma en la que procede su narrativa, algo que, confiesa, empezó mucho antes de agarrar la pluma. “Siempre he sido comunicativa. Me gusta obtener reacciones de los demás y mostrar mi vulnerabilidad, porque me gusta la conexión emocional que se produce”, explica.

Cuando por fin empezó a expresarse en viñetas, recuerda, estaba muy deprimida. “Mi autoestima ha mejorado ahora, aunque no estoy contenta con mi cuerpo, claro. Hay un montón de cosas que desearía cambiar pero ya no necesito tanto encerrarme en fantasías con mis ídolos para estar mejor. Cada página que he dibujado me ha ayudado a ser más consciente de mí misma y a asimilarme. Convertí mi humillación, mi soledad o todo aquello que no me gustaba de mí en algo divertido”.

- ¿Y Justin? ¿Ya no te gusta? En una de las viñetas confiesas que nunca le vas a abandonar.

- Todavía soy fan de él. Estoy pendiente de lo que hace y siempre le defiendo. De alguna manera, le estoy agradecida porque una chica tan jodida como yo lo estaba encontró en él una forma de canalizar sus dramas, así que le tengo mucha simpatía. No obstante, mis sentimientos hacia él ya no son tan fuertes como lo eran en 2012. Veo la pinta que tiene ahora, toda esa masculinización, y no, no me gusta. Sí su música, claro, y todavía me apetece verle actuar...

- ¿Te habrá leído?

- No lo creo. Cuando empecé con mis primeros tebeos tenía la esperanza de que lo hiciese. Tuiteaba un montón de cosas para él y para los miembros de su equipo, a sus guardaespaldas... En plan: “Oye, por favor, enséñale esto a Justin”. Quizás a más famosa me haga, más posibilidades tenga de que les lleguen. Mira, moriría feliz.

Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt
Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt | Reservoir Books

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Si bien Gina se considera una feminista, también opina que su trabajo no lo es. El caso es que en sus páginas hay un humor que puede considerarse feminista en tanto que muestra a una mujer que se dibuja tal y como es, que da rienda suelta a sus complejos para reírse de ellos. Y también sexista, pues en muchas ocasiones la Gina de los tebeos aparece en situaciones denigrantes.

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Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt
Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt | Reservoir Books

- Si es una obra feminista lo será únicamente porque está dibujada por una mujer que lo es. Pero evito pensar que mi libro contiene algún tipo de matiz político o que busca algún cambio porque es simplemente una historia autobiográfica sobre una chica cachonda que quiere follar. El feminismo habla de la igualdad entre hombres y mujeres, no de un calentón como el mío. No he recibido opiniones negativas de feministas hasta la fecha, he tenido mucha suerte, el feedback del libro está siendo muy positivo.

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Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt
Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt | Viñetas del cómic de Gina Wynbrandt

Feminista o no, si de algo presume Wynbrandt es de una fina incorrección política: “Entiendo que en el feminismo este humor no funcione porque a menudo denuncia temas tan serios, porque el mundo está tan jodido, que no tienen cabida este tipo de atrevimientos. Comprendo la rabia del movimiento. Y a la vez creo que hay muchas maneras de intentar que el mundo sea un lugar mejor”.

- A ti te está funcionando.

- Sí. En el sentido de que el humor es una forma muy sana de afrontar las cosas, de hacértelas más fáciles. Pienso en la serie 'South Park', por ejemplo, que logra entretener a su audiencia pero también concienciarla y que esté al tanto de muchos males que padecemos hoy. Parte de mi trabajo habla de problemas y lo hace con humor y una falta de corrección que nace de forma natural. No se trata de ser irreverente por serlo, de usar este recurso gratuitamente o como una forma de epatar, sin un mensaje entrelíneas, como le ocurre a mucha gente. No hay ninguna valentía en el hecho de ser desagradable sin más.

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Gina, que ya trabaja en nuevas historias (“un montón de ellas”, avanza) no es desagradable ni mucho menos. Media hora al teléfono y un tebeo basta para considerarla un maldito amor, para desear haberla tenido de compañera de clase. Ojalá la leamos pronto de nuevo.

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