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¿AFECTA A LA REPRESENTACIÓN QUE LOS JÓVENES VEN DE SÍ MISMOS?

Te voy a contar por qué es peligroso que los adultos den vida a adolescentes en las series

En un panorama televisivo tan interesante para la 'teen fiction', con fenómenos recientes como 'Por trece razones' o 'Skam', nos introducimos en uno de los grandes estereotipos del género. ¿Por qué siempre son adultos quienes dan vida a los adolescentes? ¿Qué implica eso en la representación que los jóvenes ven de sí mismos? Abrimos el debate.

-Riverdale

RiverdaleAgencias

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Trabajar en una obra durante el verano esculpe tu cuerpo como si llevaras años machacándote en el gimnasio, pero solo si vives en Riverdale. Una de las curiosidades más divertidas de la serie adolescente popular del momento fue cuando, en el primer capítulo, descubrimos que el ídolo 'teenager' Archie, de 15 años, se ha puesto cuadrado de la primavera al otoño.

Un repaso más curioso a los pormenores de la ficción nos da la verdadera respuesta: es KJ Apa, un actor de 20 años (19 en el estreno) que ya llevaba un tiempo conquistando corazones juveniles en la pantalla de su Nueva Zelanda natal, quien lo interpreta. ¿Qué pensarán los espectadores de 'Riverdale' que tienen esa edad? Las reacciones probablemente se dividirán entre echarse unas risas y averiguar qué pueden hacer ellos para lucir ese cuerpazo en los vestuarios del instituto.

El caso de 'Riverdale' no es el más frustrante, y además hablamos de una serie muy consciente del género al que pertenece. De hecho, se inspira en los míticos cómics 'Archie', cuya imagen de la adolescencia estadounidense prototípica ha llegado a ser bastante crítica e irónica. Aun así, la diferencia de edad entre los actores y los personajes a los que dan vida es un cliché de la 'teen fiction'.

KJ Apa tiene 20 años, pero es que Matt Lanter, de la serie 'Timeless', rondaba los 30 cuando se metió en la piel de un adolescente en 'Still Star-Crossed', y Fran Perea los 24 en la famosa 'Los Serrano'. Incluso viene de más atrás: John Travolta también tenía 24 años cuando lideró el reparto de 'Grease', y Sissy Spacek 27 cuando protagonizó 'Carrie'. En la época de 'El diario de Noa' y 'Chicas malas', Rachel McAdams contaba 25 e interpretó a jóvenes de solo 17.

Un problema de referentes juveniles

El comienzo del otoño y de la temporada seriéfila, con la máquina promocional de 'Riverdale' a pleno rendimiento, de cara al estreno de su segunda temporada, y el regreso de la catalana 'Merlí', que se ha convertido en un pequeño fenómeno, nos ponen este debate en bandeja. Le debemos parte de la reflexión al medio estadounidense 'Teen Vogue', que ha charlado sobre la brecha entre la televisión y la realidad con directores de casting, con el fin de conocer el origen de todo esto.

Es más sencillo de lo que parece. Si las audiciones para una peli o serie ya tienen que pasar ciertos filtros físicos, de interpretación y de telegenia (salir bien en cámara, dicho de otra forma), a las series adolescentes se añaden cuestiones legales: es más fácil tener como protagonista a un adulto que a un menor de edad, al que además debe acompañar un tutor.

Pero de todo esto, lo que más preocupa en algunos sectores del análisis televisivo, incluso a expertos en psicología, son los referentes de belleza que se imponen a un público tan joven. Es cierto que el talento y el carisma a la hora de dar vida a un personaje es clave, pero también es absurdo negar que existe un canon muy estricto.

Y esto inquieta porque la adolescencia no es solo una época de cambios físicos y hormonales, en la que una simple espinilla o un flequillo un tanto rebelde pueden arruinar tu expectativa del fin de semana, sino además emocionales, de personalidad y autoestima. Hablamos de un momento vital en el que sentirse en armonía con los demás, en grupo, en comunidad, es muy importante, y salirse de la norma que rige la cultura popular puede ser motivo de incomprensión y exclusión. O eres igual o no eres nadie.

Necesitamos series realistas y auténticas

"Eso puede transmitir el mensaje de que tienen que estar perfectos todo el tiempo, y además conducir a todo tipo de problemas de imagen y de comparación", explica la psicóloga Barbara Green a 'Teen Vogue' cuando le preguntan sobre ese fenómeno de las ficciones adolescentes: "Todos sabemos que compararse puede ser un quebradero de cabeza".

Además, la diferencia entre los referentes televisivos y los reales puede resultar tan inverosímil como para perder el componente de autenticidad, y expulsar a la audiencia del relato. En ciertos casos hemos visto a actores famosos interpretando a personajes de su edad poco después de haber tenido 16 o 17 años en la ficción. Hay quien ve en ello algo positivo: ver a sus protagonistas preferidos en situaciones más maduras puede darles algo de confianza e inspiración para afrontar las suyas.

Si nos fijamos en fenómenos adolescentes de las últimas temporadas, como 'Por trece razones' o la noruega 'Skam', de las que ya hemos hablado aquí, el público joven busca precisamente lo que no encuentra en la televisión 'mainstream': realismo y complicidad. Es cierto que la ficción de Netflix sobre el suicidio mantiene algunos estereotipos de la 'teen fiction', pero además que su mirada sobre el 'bullying' ha conectado de forma brutal con sus espectadores.

El ejemplo de 'Skam' es bonito y especial: está tan vinculada a las preocupaciones de sus fieles que ha sido un 'boom' en Europa del Norte, y en ello ha tenido mucho que ver que la edad de su reparto se acerca mucho más a la de sus personajes. Por todo ello, necesitamos series realistas y diversas que muestren a los jóvenes que la adolescencia es algo más que popularidad y abdominales.

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