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ISAAC ADAMSON ESCRIBE EL GUION

El mono de Michael Jackson tendrá su propia película

El guión, escrito por Isaac Adamson, ha sido rescatado por Netflix de la ‘Black List’, la misma cantera de guiones de donde salieron películas como ‘Argo’ o ‘Slumdog Millonaire'. ‘Bubbles’, según se anunció la semana pasada, será una película de animación en stop-motion y estará dirigida por Taika Waititi y Mark Gustafson.

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Al igual que conocimos a Norma Desmond cuando el sol hacía ya mucho que se había puesto en Sunset Boulevard, y a Fedora instantes antes de que se arrojara a las vías de un tren, ‘Bubbles’, la película sobre el mono que Michael Jackson tuvo por mascota durante 20 años, da comienzo en su Grey Gardens particular, que para las estrellas de su especie parece ser que representa el ‘Centro para Grandes Simios’ de Florida.

Allí, “en un gran recinto abovedado”, vemos a “un robusto chimpancé de 33 años con el pelo entrecano”, tal y como aparece descrito Bubbles en la primera escena del guión adquirido por Netflix.

No está solo. En la misma jaula que Bubbles, viven Butch, Chupper y Petunia, que actuaron en el legendario circo de Los Ringling Brothers; Ellie y Kodua, que salieron en un anuncio de la Super Bowl; y Jonah, uno de los protagonistas del remake de ‘El Planeta de los Simios’ dirigido por Tim Burton. La mascota de Michael Jackson es el macho dominante de esta manada de juguetes rotos.

“Ahora este es su reino, y yo soy su rey”, dice la voz en off de Bubbles. “Pero no siempre fue así. Una vez fui el heredero del mayor reino de la Tierra; uno gobernado por un rey como no ha habido otro igual”. Bubbles se refiere, por supuesto, al Rey del Pop, que en 1983 lo rescató del centro de investigación texano donde había nacido.

Aunque Netflix ha anunciado que ‘Bubbles’ será una película de animación en stop-motion, la vida de este chimpancé también podría inspirar una de las historias sobre héroes alienados de Sofía Coppola. Después de aterrizar en el rancho de Neverland, seguramente hubo muchos días en los que Bubbles se sintió tan raro como Bill Murray en ‘Lost in Traslation’.

“Todo reino es una jaula”, reflexiona en la película un poco campanudo el chimpancé, que fue adiestrado para bailar el famoso Moonwalk, tomó el té con en alcalde de Osaka e inspiró una porcelana de más de cinco millones de dólares del artista Jeff Koons.

Se dijo también que llegó a tener su propio mayordomo en Neverland, aunque al igual que sucede con Jackson, es difícil separar realidad de mito. La prensa inventó muchos chismes sobre el mono.

Por ejemplo, que iba a ser el encargado de llevar las arras en la boda de Liz Taylor, la gran amiga de Jackson, o que existían varios chimpancés que se turnaban para interpretar el papel de Bubbles.

Tampoco se libró de las adicciones ni de las rivalidades tipo ‘Feud’ que suelen abundar en la biografía de cualquier estrella de Hollywood. Según la que le escribió John Blake, Bubbles demandaba diariamente un plátano de 2.000 dólares y odiaba a la mona Chita.

En una ocasión, a Michael se le ocurrió someter a su amigo a una fantasiosa intervención quirúrgica para arreglarle las cuerdas vocales y hacerle hablar. O al menos eso contó LaToya Jackson el documental sobre Bubbles que se estrenó un año después de la muerte de su hermano.

A Bubbles, sin embargo, no le dio tiempo a vivir el declive del Rey del Pop: antes de que el juicio contra Michael Jackson comenzase, el cantante tuvo que desprenderse de él y llevarle al centro de Florida en el que todavía vive.

Con los años, Bubbles se había vuelto violento y Michael temía que le hiciera daño a su primer hijo. Por lo que el mono sabe, Jackson sigue reinando en Neverland.

Hoy Bubbles detesta las cámaras. Al final de la película de Billy Wilder, Norma Desmond revivía con los flashes de los periodistas de sucesos de Hollywood. Bubbles, por el contrario, les lanza arena a los fotógrafos que se acercan a su jaula para retratarle. En 2003, se intentó suicidar.

Precisamente una de las escenas más impresionantes de ‘El crepúsculo de los Dioses’, es aquella en la que el mayordomo de la actriz, bajando por las famosas escaleras de la mansión, lleva en sus brazos el cadáver de un mono, el mono de Norma Desmond.

Al contrario que Bubbles, éste murió antes que su reina y pudo ser enterrado en palacio.

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