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PELÍCULAS HIPSTER Y MACHISMO COOL

Manic Pixie Dream Girls: ¿La chica de tus sueños o la fantasía machista de muchos hombres?

Nathan Rabin las describe como: “Esa criatura cinematográfica burbujeante y superficial que sólo existe en la febril imaginación de escritores-directores sensibles para enseñar a los jóvenes graves y pensativos a abrazar la vida y sus infinitos misterios y aventuras". Por ejemplo, Marilyn ‘Con faldas y a lo loco’, o Zooey Deschanel en ‘500 días juntos’.

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Es tu nueva compañera de clase, tu nueva vecina, tu nueva secretaria, tu nueva camarera. Siempre es una chica joven, guapa y sexy. Y siempre aparece cuando estás atravesando un difícil y solitario momento vital. Por ejemplo, un fracaso empresarial y la muerte de un padre. Justo en ese momento de tu vida aparece, cual hada mágica, un ser de luz que te devuelve las ganas de vivir. Pongamos que esa chica se llama Claire Colburn, y que tú, el chico, eres el protagonista de 'Elizabethtown'.

Esta fue la película que provocó el término 'Manic Pixie Dream Girls' con el que el crítico de cine Nathan Rabin bautizó a todas esas chicas cinematográficas: “que están ahí para ayudar a los hombres inseguros a perseguir su propia y egoísta felicidad”.

Nathan las describe como chicas algo torpes, con defectos, manías, excentricidades, y con ese punto de chica alocada y aniñada que tanto les suele gustar a los hombres. Y no me estoy refiriendo a hombres del montón, sino a hombres inteligentes, sensibles, creativos, melancólicos y con tendencia a la depresión que tanto necesitan a esa chica de sus sueños que tantos guionistas saben esculpir cual Pigmalión. Chicas que existen con la única misión de estar ahí absolutamente disponibles al servicio del protagonista masculino.

La síntesis perfecta de este tipo de machismo cinematográfico es Zooey Deschanel, incluso la propia actriz se ha reconocido como una Manic Pixie Dream Girl, protagonizando films como '500 días juntos' o la serie 'New Girl'.

Evidentes ejemplos de lo que yo llamo machismo cool. Productos hipster e indies que consiguen en muchos casos camuflar enormes y maquinadas campañas de discriminación femenina no muy diferentes a otros ejemplos de toda la vida como 'Lo que el viento se llevó', 'Grease' o 'Pretty woman'. Películas, muchas de ellas, misteriosamente bien aceptadas por un gran número de público femenino.

Nos detenemos un momento en 'Ruby Sparks'. Esta película, a diferencia de las anteriores, está escrita y co-dirigida por mujeres. La guionista y protagonista es Zoe Kazan, hija del cineasta Elia Kazan. Zoe trata el tema desde la ironía y la parodia. Aquí, un joven y solitario escritor en plena crisis personal y creativa, con ayuda de su psiquiatra, se inventa, a golpe de tecla, un personaje, una chica, la chica perfecta, la chica de sus sueños. Ruby pasa de la ficción a la realidad.

Ella es todo lo que él quiere que sea. Pero lo idílico termina volviéndose pesadillesco. Da igual el grado de dependencia o independencia que el escritor le otorgue a Ruby, los problemas entre ambos terminarán apareciendo sí o sí. Y aquí es donde, al contrario que en otros títulos, la Manic Pixie Dream Girl de turno, explota ante los ojos de un Dios incapaz de controlar a su propia creación.

Kazan describe este arquetipo femenino como: “ridículo grito de socorro de una masculinidad en crisis”. Un arquetipo, tan fascinante como engañoso. Y es precisamente en ese culto y fascinación por algunas de estas chicas y películas, donde sobrevive e incluso campa a sus anchas el machismo, la discriminación y la cosificación.

Las Manic Pixie Dream Girls están ahí como salvavidas de muchos hombres, o mejor dicho, de muchos guionistas y directores masculinos que, en muchos casos, tras un desengaño emocional o ruptura sentimental, han parido estos guiones como búsqueda de una venganza hacia esa chica que tanto daño les ha hecho o como búsqueda de una idílica felicidad en brazos, no tanto de una chica sino de un ideal femenino que nunca encontrarán en la realidad, ya que en la realidad, y como decía cuando hablaba de 'Ruby Sparks', tarde o temprano, los problemas entre ambos terminarán apareciendo sí o sí.

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