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HUGH JACKMAN SUFRE TANTO COMO LOBEZNO QUE LA PELI NOS DEVUELVE EL RECUERDO DE SU VIDA REAL

Si Logan fuese un enfermo de cáncer sin poderes, sería firme candidato al Oscar

Ya hay un candidato para ser nominado a los Oscar 2018. Es Hugh Jackman, ni más ni menos. En su última película, ‘Logan’, de la saga Lobezno, está enfermo y sufre tanto que el filme, a menudo, nos hacer rememorar los problemas de salud de su vida real. Y sufrir gusta en Hollywood. La Academia le daría la estatuilla, si no fuera por un mero detalle de guion: interpreta a un mutante con poderes.

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A quienes votan en los Oscar, y deciden quién se merece una estatuilla y quién no, les gusta mucho el drama. Eso es innegable. Cuanto peor lo pase el actor en la pantalla, cuando más demacrado aparezca y más tragedias acumule, más posibilidades tiene de alzarse con el premio.

Sea por sadismo o porque los académicos viven inmersos en esa teoría absurda de que hacer llorar tiene más mérito que hacer reír, lo cierto es que año tras año la mayoría de ganadores del Oscar lo han hecho porque han sufrido ellos y su personaje física o emocionalmente. El caso es sufrir.

No hay más que ver lo de Leonardo DiCaprio, que se merecía el premio desde que el recuerdo alcanza y el pobre tuvo que ensuciarse, arrastrarse por el barro y la nieve, despeinarse y hasta pelarse con un oso para que le dieran el maldito Oscar.

A HOLLYWOOD LE GUSTA SUFRIR

Los hechos son irrefutables y la estadística los apoya. Unos ejemplos: Matthew McConaughey ganó en 2014 por interpretar a un enfermo de SIDA en Dallas Buyers Club y antes que él, en 1994, Tom Hanks hizo lo propio por Philadelphia; un año después de McConaughey se lo llevó Eddie Redmayne por ser Stephen Hawking gracias a una película con categoría de telefilm como La teoría del todo.

Y, si nos remontamos un poco más en el tiempo, a 1996, hasta Nicolas Cage tiene un Oscar por ser un alcohólico que quiere beber hasta la muerte en Leaving Las Vegas.

LOGAN DEBE GANAR UN OSCAR

Así que, a fecha de marzo de 2017 tras la escandalosa confusión del premio a la mejor película, ya hay un candidato más que posible para ser nominado de cara a 2018.

Hugh Jackman. Porque en su última película, 'Logan', está enfermo y sufre lo que no está escrito. Y, vaya por delante, sabe pasarlo mal muy bien.

Las desgracias que padece 'Logan', la última película vinculada a los X-Men, se acumulan una tras otra. Se ha convertido en una sombra de lo que fue, en un despojo.

Enfermo, alcohólico, conductor de limusinas, okupa sin blanca y, por si esto fuera poco, encima tiene que cuidar de un anciano en silla de ruedas que sufre algún tipo de demencia y a ratos no recuerda quién es su cuidador.

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Imagen no disponible | Montaje

¿Más? Sí, hay más desgracias para 'Logan'. Porque un día una mujer se cuela en su vida y como regalo le deja a una preadolescente, Laura (Dafne Keen), con brotes de violencia incontrolada y muy malas pulgas.

En resumen, un padre soltero con un trabajo precario, enfermo de una especie de cáncer y con un anciano senil a su cargo que intenta salir a flote. Todo esto a la Academia le gusta, debería gustarle.

Sin embargo, tenía que haber un ‘pero’, 'Logan' es Lobezno. Y, claro, todo lo que huela a mutante, cómic, ciencia ficción, fantasía o similar a los académicos les tira para atrás, incluso les espanta.

Da igual que 'Logan' sea un drama de principio a fin, que sea una película inmensa, muy bien contada y rodada, o que Hugh Jackman haya afirmado aquí una de las mejores actuaciones de su carrera.

Hugh Jackman en 'Logan'
Hugh Jackman en 'Logan' | 20th Century Fox

Todo eso no importa, porque 'Logan' es una película de los X-Men y, seamos sinceros, las posibilidades de que sea tenida en cuenta en la carrera de los Oscar son ínfimas, remotas, por no decir nulas. Igual que ocurre con su protagonista.

James Mangold, que también dirigió la segunda entrega de este spin-off mutante, ha logrado al fin darle la película que se merece a este personaje creado por Stan Lee y ensalzado por nombres como Mark Millar y Frank Miller –auténticas autoridades en cuanto a cómics se refiere–.

El primer intento, ‘X-Men Orígenes: Lobezno’, fue fallido se mire por donde se mire. El segundo, ‘Lobezno inmortal’, pese a sus muchos aciertos, se quedó a medio camino. Es como si las dos primeras hubiesen servido de entrenamiento para esta, ‘Logan’, el epílogo perfecto para el mutante más carismático de toda la saga.

Hugh Jackman caracterizado como Lobezno
Hugh Jackman caracterizado como Lobezno | 20th Century Fox

Desde que debutase en 2000 de la mano de Bryan Singer se ganó el cariño de los fans y catapultó a un Hugh Jackman entonces desconocido que ha demostrado que participar en películas de superhéroes no está reñido con el talento.

Personaje y actor han ido creciendo con la longeva franquicia y el australiano no se ha perdido ninguna de las entregas. Aunque solo fuese con un cameo, Lobezno siempre ha estado presente.

En este universo de saltos en el tiempo y versiones jóvenes y no tanto de los diversos mutantes que pueblan la casa Marvel, 'Logan' solo hay uno: Jackman.

Por eso esta tercera entrega es el cierre perfecto, un epílogo cargado de emotividad y respecto hacia un personaje que le ha dado mucho al australiano, quien se despide de él a lo grande.

Hugh Jackman, en Logan
Hugh Jackman, en Logan | Fox

En 'Logan', Mangold se marca una suerte de drama familiar combinado con una road movie con tintes de western y múltiples referencias a ambos géneros notables.

Las menciones a un clásico como ‘Raíces profundas’ (1953), por ejemplo, están muy presentes en toda la película. Ambientada en 2029, presenta a un Lobezno que no es ni la sombra de lo que fue.

Algo que le está envenenando por dentro hace que sus poderes fallen al tiempo que debe cuidar a su amigo Charles Xavier (Patrick Stewart). El otrora mutante más poderoso del mundo no controla sus poderes y tiene lagunas.

Hace décadas que los mutantes son una especie en extinción y desde entonces sobreviven como pueden, escondidos, intentando pasar desapercibidos con la única ayuda de Caliban (Stephen Merchant), otro mutante.

Hasta que Laura llega a sus vidas para complicarlas aún más. Una sociedad secreta (un clásico del género) con un brazo armado a cargo del malísimo Pierce (Boyd Holbrook, Narcos) la persigue y a 'Logan' no le queda más remedio que emprender la huida por carretera con ella y Xavier como una familia ‘normal’ de viaje.

Mucho más violenta y sangrienta que las anteriores, 'Logan' tiene poco que ver con la ‘otra’ franquicia mutante. Lobezno nunca ha estado más alejado de este personaje socarrón de las primera entregas. En esta es violento, como un animal herido, pero al mismo tiempo intenso y más humano que nunca.

Ojalá dentro de unos meses, cuando se anuncien los candidatos, tengamos que desdecirnos, pero nada hace pensar lo contrario. Sí, es cierto, a Heath Ledger le dieron un Oscar póstumo por su soberbio retrato del Joker.

A veces los astros se alinean y pasan estas cosas. ¿Pasará con Hugh Jackman? A saber, probablemente, no.

Lo único (casi) seguro es que si 'Logan' hubiese sido un enfermo de cáncer sin poderes, al menos sería tenido en cuenta como candidato. Lo de nominarle o premiarle ya es otra cosa. A Javier Bardem, por lo mismo, por ser un padre enfermo de cáncer lo nominaron por tercera vez en 2011. Y 'Biutiful' compitió en la categoría de mejor película extranjera.

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