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CANDIDATAS A LOS OSCAR

Hits, hypes y blufs: ¿qué películas se merecen este año el Oscar?

Parece que este año la cosa está bastante clara. Las quinielas parecen un guión extremadamente fiable de lo que va a ocurrir realmente la noche del domingo. Pocas ediciones se recuerdan en las que los nombres y apellidos de los ganadores estuvieran tan bien grabados en la base de la estatuilla. Evaluamos a las nominadas para ver si el acuerdo general tiene una base o realmente será otra edición para hacer menos creíbles los galardones.

-Animales nocturnos, de Tom Ford.

Animales nocturnos, de Tom Ford.D.R.

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Mucho consenso de crítica y público. Sí. No es difícil adivinar que la 14 veces nominada va a arrasar. Probablemente, se llevará un puñado de esos de los de contar con los dedos de dos manos. Por una vez, a priori, nadie espera sorpresa y además, salvo la disidencia habitual, a nadie le parece una opción descabellada.

Pero antes de meternos en harina, hagamos una pequeña reivindicación, un inevitable momento de pataleta. Vertamos un poco de bilis sobre los que han osado ignorar en las nominaciones a Animales Nocturnos, su director Tom Ford y claro, como no, a su actriz principal. Que Amy Adams no esté ni por esta ni por su papel en La llegada tiene poco sentido. Por no hablar del absurdo de ni mentar a Jake Gyllenhaal, ignorado habitualmente en las nominaciones, cuando es hoy por hoy, el mejor actor americano de su generación trabajando en Hollywood.

Sin querer hacer sangre, sabe mal que Silencio, la última de Scorsese, no tenga ni una triste nominación importante. Si hasta Adam Driver se ha quedado famélico; con lo que le gusta a la academia que se castiguen un poquito los actores. Y hablando de Driver, nos da la pista para reivindicar también Paterson de Jim Jarmush. La tímida aparición de La Llegada, hace que lo fantástico vuelva a ser testimonial, lo que nos lleva a recordar el vacío de Mad Max el año pasado y para qué nombrar alguna película de superhéroes.

Aparecer en alguna de estas categorías sigue siendo una utopía. Por no hablar de las de terror. Ni siquiera La Bruja. En general, el drama es lo más pintón para trufar de premios una gala prestigiosa, pero quizá un poquito de variedad en las nominadas, haría que no se notara tanto el filtro.

Hay que decir, por otra parte, que las películas nominadas a mejor película, pese a que solo dos o tres están a la altura de la citada Animales Nocturnos, son bastante merecedoras de estar ahí, aunque muchas podríamos sustituirlas, claro. Para empezar, quizá la que menos posibilidades tiene de llevarse la estatuilla es una de las que más lo merece del lote.

Hasta El último hombre, el gran regreso de Mel Gibson, ha sido apreciada por la academia con tres nominaciones importantes, pero es improbable que se lleve alguna de ellas. Aunque Mel Gibson no lo gane, es importante que Hollywood le haya “perdonado” y estar ahí no es un mal premio. Poco o nada puede esperar en esta categoría la simpática Figuras ocultas. Una feel good movie histórica con una dirección a lo sumo funcional, pero que resulta importante por cómo afronta un problema racial muy silencioso en Estados Unidos y lo pone de manifiesto de una forma también poco ruidosa.

Hace pasar, de forma muy astuta, una película con protagonismo racial como comedia dramática suave de formas conocidas, reservadas tradicionalmente para el “cine blanco”. Pese a esto, quizá un Oscar a mejor película es algo exagerado.

Mucho ha gustado entre la crítica Comanchería, un neo western fronterizo con un interesante trasfondo de una América post crisis que parece hacer olvidar que los Coen la hicieron antes y mucho mejor. La nominación no es descabellada, pero hace pensar en la cinta de Tom Ford y hace que uno se rasque un poco la cabeza. Con algo más de peso dramático, otra por la que nadie da un dólar es Fences, una adaptación de obra teatral que convence por su guión adaptado y las actuaciones de su reparto. El debutante Denzel Washington no está nominado por su dirección (algo plana) pero es el único bien posicionado para plantarle cara al favorito.

La que sí parece que tiene el galardón a un paso es Viola Davis, como actriz de reparto. En el mismo rango que estas se encuentra Lion, otra historia real de superación que ha llegado a la carrera final de los Óscar con pocas posibilidades. Pese a que su inclusión puede tener una voluntad decorativa, con localización exótica y reparto multirracial para purgar más pecados de la academia, su historia emociona, y mucho, pero algunos tramos intermedios no tienen la consistencia de su brillante inicio y desenlace. Tanto Dev Patel como Nicole Kidman están nominados a mejor actor de reparto y puede que alguno de ellos dé la sorpresa.

Y en la parte alta de la tabla, las bofetadas se las dan entre tres. Una de ellas no es La llegada, que pese a incorporar temas sobre el poder de la comunicación, una gran interpretación y una dirección impecable, comete uno de los errores más imperdonables para la academia: amoldarse dentro de un desprejuiciado armazón de ciencia ficción que, lejos de pedir disculpas, se reafirma entre sus múltiples referentes para dar un clásico a la altura de estos. Deshojando la margarita, el siguiente pétalo corresponde a la mejor de las tres que ocupan el podio con más opciones.

Manchester frente al mar no es la típica comedia indie con trasfondo amargo, no. Es un puñetazo en el estómago que te deja sin respiración y te remueve por dentro durante días. Mucha culpa de ello la tiene la tremenda interpretación de Cassey Affleck, que permanece en las quinielas como ganador, pero las acusaciones de abusos que lleva a rastras aún pueden jugar en su contra.

La escena, desoladora, salvaje, en la que su personaje se encuentra con el que interpreta Michelle Williams es todo lo que es la última secuencia de Moonlight no consigue. El clímax de la película de Barry Jenkins es una decepcionante conclusión para un drama no menos desgarrador, pero decide abandonar su aplastante lírica visual en sus momentos más decisivos y se queda en una buena película, que retrata temas nunca expuestos con nueva sensibilidad, pero acaba perdiéndose en ciertas convenciones que la alejan de lograr una intensidad emocional que le haga merecer la corona con la que se ha presentado a las salas.

Por último, La La Land (no sé si alguien se ha referido a ella con el título en castellano salvo el diseñador gráfico que hizo el poster) va en cabeza por muchos kilómetros de ventaja. ¡Justo? ¿Injusto? Quizá no es la película más redonda del lote, pero es una vuelta a otro tipo de musical que no deja de lado el compromiso con el guion y una narrativa fluida de comedia. Su final es una pirueta que hace que a uno se le olvide que la mitad de las canciones son flojas (sus dos nominaciones en la categoría a mejor canción son absurdas). Además la dirección de Chazelle es rítmica, ajustada matemáticamente a los diálogos con un pulso propio de una pieza musical y eso, señores, es digno de aplauso, o quizá de un buen puñado de Óscars.

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