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EN ESPAÑA NO ESTÁ PERMITIDO EL PROCESO

Visité un centro que facilita la gestación subrogada y esto fue lo que descubrí

La curiosidad bulle en mí y la única forma de entender el papel que juega un centro o agencia en la gestación subrogada (GS), en un país como España (donde no está permitido) es acercándome a este proceso. Estoy en la sala de reuniones.

-Mujer en sus últimas semanas de embarazo

Mujer en sus últimas semanas de embarazoSinc

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Interfertility es un proyecto que surge en 2013 de la mano del biólogo e investigador biomédico Salvador Escamochero y Santiago Agustín, doctor en Psicología y hasta 2016 profesor del Departamento Interfacultativo de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid.

Es este último quien me recibe y contesta a mis preguntas. La idea de Interfertility surge cuando años atrás, Santiago se encuentra inmerso en una investigación sobre sobre diversidad familiar. En ese momento tuvo la oportunidad de conocer a varias parejas que habían tenido a sus hijos por gestación subrogada.

“Además de comprobar que la GS podía hacer felices a muchas personas, también vi que realizar el proceso en solitario desde España podía llegar a ser un verdadero infierno”, me dice.

Hoy Interfertility es una empresa consolidada, con un equipo de 14 personas capaz de gestionar el proceso de gestación subrogada en tres países: Canadá, Ucrania y EE.UU. Concretamente, su trabajo se basa en asesorar a las familias que quieren demandar la gestación subrogada, protegiéndolas de los abusos, problemas legales o gastos innecesarios. (Lo cuento sin ánimo de publicidad, para que se vea en qué clínica entro y quién está detrás).

Aquí muchos mitos que planean en el imaginario social, prácticamente a modo de leyendas urbanas, se desvanecen. No hay espacio para demandantes millonarios. Ni para supuestas “granjas de mujeres”. Se trata de familias trabajadoras y de mujeres que, bajo un perfil muy variado, deciden ser gestantes, quizá con una motivación económica, pero donde existe un interés colaborativo.

Insiste en que se trata de un proceso muy complejo y que, a grandes rasgos, se podría resumir en las siguientes fases.

Primero, evaluación del caso y toma de decisiones sobre si y cómo realizar el tratamiento. Segundo. Planificación del proceso a nivel clínico (donante de óvulos/semen, Fecundación In Vitro…). Tercero. Búsqueda de una mujer dispuesta a ser gestante para la familia interesada (generalmente, a través de una agencia en el país de destino).

Cuarto. Puesta en contacto y entrevista personal por videoconferencia entre la gestante y la familia (llevándose a cabo la aceptación mutua). Quinto. Elaboración de contratos. Sexoto. Tratamiento médico en el país de destino. Séptimo. Seguimiento del embarazo. Octavo, Parto. Noveno. Regulación de la documentación del bebé de acuerdo a las leyes del país de destino; y décimo, inscripción del bebé como ciudadano español a través del Consulado local.

Sí, estoy dentro de un negocio y pese al escepticismo de quien me lee, prevalece es una visión ética, crítica y humana sobre la gestación subrogada, las relaciones que implica y las partes que intervienen.

“El modelo más garantista es aquel en el que se permite a las gestantes solicitar una compensación económica y fijarla ellas mismas, donde deciden a qué tipo de familia quieren ayudar, bajo qué condiciones económicas, mediante qué tratamiento médico, y con qué criterios actuar, por ejemplo, ante una posible interrupción del embarazo”, explica Santiago.

A ello, añade que bajo su punto de vista es primordial que las gestantes tengan una situación financiera y social estable.

No ignora que, en cuanto a los intereses y motivaciones de las gestantes, existen diferencias entre países. Apunta que mientras en Canadá, debido al marco legal, las mujeres lo que buscan es una experiencia vital y son consideradas unas heroínas, en Ucrania premia el motivo económico.

En este sentido, matiza "pero no se trata de mujeres en situación de pobreza, porque hay unos requisitos de estabilidad personal, financiera y familiar para participar en estos programas”.

Por su parte, EE.UU ofrece un perfil muy variado: desde mujeres con altos ingresos familiares a otras que en una situación económica menos privilegiada, desean conseguir dinero extra.

Sobre las condiciones ideales para la implementación de la gestación subrogada en nuestras fronteras, el co-director de Interfertility muestra su preocupación ante la posibilidad de que puedan darse similitudes con el actual modelo de donación de óvulos dada la desprotección en la que se encuentran la gran mayoría de donantes.

“No reciben asesoramiento independiente, no están suficientemente remuneradas y no son reconocidas socialmente por los riesgos que toman para ayudar a terceros. Ojalá consigamos implantar aquí un modelo garantista para la gestación subrogada, que tenga como efecto un cambio en el modelo respecto a la donación de óvulos”, añade.

Contra los discursos demagógicos

A medida que avanza la entrevista, intuyo que como profesional, lo que más puede temer Santiago no es la presión que puedan generar ciertos grupos al personal de las clínicas, a las familias o a las propias gestantes, sino la desinformación que los discursos demagógicos acarrean para el conjunto de la sociedad.

“Algunos grupos están adoptando un discurso muy agresivo, pero a nosotros no nos afecta mucho. Estamos totalmente orgullosos de lo que hacemos, y es difícil acosar a alguien que responde con orgullo”.

Antes de marcharme, recojo un último órdago, dirigido a quienes aun valiéndose de buenas intenciones, pretenden legislar sin contar con la voz de las gestantes o erigiéndose como representantes de éstas.

“Me fascina que haya personas dando conferencias por toda España sobre este tema y que no se hayan tomado la molestia de viajar a Kiev o Toronto para entrevistarse con las protagonistas. Necesitamos abordar la gestación subrogado desde el mundo asociativo para evitar los abusos, pero con los ojos abiertos y sin prejuicios”, finaliza.

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