Flooxer Now» Noticias

No dan puntadas sin hilo

Test de ADN para saber tus orígenes étnicos y así optar a becas y ayudas: la nueva obsesión de los estadounidenses

Ingenua de mí, lo primero que pensé al pisar suelo norteamericano y escuchar a un montón de gente hablar sobre sus orígenes étnicos es que sentían verdadera curiosidad por saber de dónde venías sus antepasados. JA. Lo hacen puramente por dinero. Tontos no son.

-Test de ADN

Test de ADNPexels

Publicidad

Estados Unidos no deja de sorprenderme. Bueno, seré más específica: Los norteamericanos no dejan de sorprenderme. Hace poco más de dos meses que vivo en Los Ángeles y de verdad que me tienen fascinada. No solo sus gigantes edificios y sus grasientas hamburguesas me maravillan (y me hacen engordar), sino que su actitud ante la vida, en general, me parece muy de supervivencia.

Aquí, en la tierra de las oportunidades, no te dan nada gratis. NADA. ¿Quieres estudiar en la universidad? Ok, paga. ¿Quieres tener un seguro médico? Ok, paga. Pero no como pagamos en España. No, no.

Aquí hay que ser prácticamente millonario si uno quiere que sus hijos tengan estudios superiores o asegurarse de curarse un simple constipado y seguir pagando la hipoteca. Entonces, ¿cómo lo hacen? “Ahorrando o pidiendo un préstamo al banco”, diréis vosotros. Muy listos. Esa es una de las opciones, pero atentos porque los norteamericanos se han sacado un as de la manga para comenzar a beneficiarse de becas y ayudas que solo dan a una pequeña minoría (y nunca mejor dicho).

Estaba en casa tomando un vino con mis dos compañeras de piso y unas amigas de estas. Una de ellas comentó ilusionada lo contenta que estaba por haber descubierto que contaba con orígenes chicanos, africanos y asiáticos en su ADN.

“Menuda mezcla”, pensé yo. No por nada, sino porque ya os puedo decir yo que por mis venas solo corre sangre ‘made in Spain’. Lo cierto es que me extrañó la entusiasta manera en la que contaba dicho hallazgo. A ver, que todo bien, pero es como si el médico te dice que tu analítica ha salido bien y lo comunicas a tus amigos como si te hubiese tocado la lotería.

Ah, espera, que esto sí que es exactamente como si te hubiese tocado la lotería. Me explicaré mejor.

No pude evitar abrir mi boca(za) y le pregunté, lo más educadamente que pude, por qué se había sometido a dicho análisis de ADN. Lo hice porque ya había escuchado hablar a otras personas sobre este test y me pareció que algún motivo tendría que haber para esta ‘moda genética’.

"¿Pero aquí por qué os hacéis este test? ¿Por qué tenéis esa obsesión con saber de dónde venían vuestros antepasados? En España yo creo que nos da bastante más igual”, le dije. Por poco y escupe el vino que estaba bebiendo. Se echó a reír como si no hubiese un mañana y me dijo: "Es todo por el dinero o por la nacionalidad. No creas que estamos tan locos".

Me quedé pálida. “A ver, en esta país donde, por normal general, todos tenemos raíces de lo más variopintas, el gobierno tiene becas y ayudas especiales para minorías étnicas. O bueno, lo que ellos consideran minorías étnicas”, me explicó mientras remarcaba ese último punto. Yo no daba crédito, en serio.

Sin dejarme tiempo para pensar, Amy continuó: “Por ejemplo, todas las universidades cuentan con becas para dichas minorías. Solo tienes que informarte sobre la etnia minoritaria para la que ofertan estas ayudas y si puedes acreditar que por tus venas corre un tanto por ciento (el que te pidan) de dichos orígenes, ¡boom!, la beca es para ti”.

Fue entonces cuando recordé que durante el proceso de admisión en UCLA (universidad en la que estudio) me pidieron rellenar la casilla de etnia. Las opciones eran las siguientes: Asiática, Negra/ Afroamericana, Caucásica, Hispana / Latina / Chicana, Nativo Americano / Nativo Alaska, Hawaiana / Otras islas del Pacífico, Otra y Declina comentar. Aunque he de decir, para dejarlo claro, que en este caso esta información es solo para sus bases de datos y sus estadísticas de cara a “somos una universidad molona porque el 3% de nuestros alumnos son chicanos”. Continuemos.

Ay madre. En serio que no daba crédito. “Es por eso que muchos jóvenes estadounidenses están haciéndose todas estas pruebas porque quieren optar a todos los beneficios que les sean posibles”, remató su alegato. Totalmente entendible, por supuesto. “¿Y lo de la nacionalidad?”, le pregunté intrigada por la otra opción que me había planteado al inicio de esta conversación.

“Ah, bueno, eso realmente es por el seguro médico. ¿Tienes una abuela o bisabuela italiana y puedes demostrarlo? Entonces estás de suerte porque si te dan la nacionalidad, el día que te pongas malo, ¡a Europa!”, me dijo sin inmutarse. Sus palabras me recordaron a unas que me dijo un chico estadounidense con el que tuve una cita la primera vez que vine a Los Ángeles.

Recuerdo estar hablando con él y confesarme que estaba ahorrando para viajar a Italia e intentar encontrar algún documento que probase que su tatarabuelo había nacido allí. “No sé hasta dónde se remonta la ley para darte la nacionalidad, pero por intentarlo que no quede”, me dijo en su día.

Lo que está claro es que esta gente se ha tomado al pie de la letra lo de ‘sangre, sudor y lágrimas’ para intentar alcanzar el sueño americano.

Publicidad