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conviven con una de las especies más denostadas del reino animal

Personas que conviven con una rata reivindican que se trata de seres sociables, limpios y cariñosos

Hablamos con personas que conviven con una de las especies más denostadas del reino animal. Personas que hacen hincapié en lo injusto de la fama que arrastran y que reivindican que se trata de seres sociables, limpios y cariñosos.

-Rata

RataPixabay

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Las puertas del metro se abrieron ante una muchedumbre ansiosa por abandonar el vagón. De pronto, un joven gritó: "¡Rata!". Los viajeros saltaron ipso facto para no pisar al animal, que correteaba por el andén. Varios de ellos gritaron. Otros hicieron una mueca de asco. Incluso alguno que otro huyó despavorido.

Me ocurrió durante un viaje a Nueva York, hace ahora unos diez años. Un lugar en cuyo suburbano era, al menos entonces, relativamente fácil cruzarse con uno de estos animales. Probablemente, uno de los más odiados de los que conviven con nosotros en las grandes ciudades. El enemigo público que deambula por el subsuelo en busca de desperdicios. 


El pasado 4 de abril se celebró en todo el mundo el Día Mundial de la Rata. Una conmemoración que, desde 2003, trata de desterrar alguno de los prejuicios y falsos mitos que rodean a estos roedores. También, una jornada para difundir sus bondades como animal de compañía, una tendencia que no para de crecer en todo el mundo.

“Todo empezó cuando, sin esperarlo, nos vimos con dos ratas que recogimos de un particular para que no acabaran en la calle o en malas manos”, cuentan a Tribus Ocultas los fundadores de la organización Ratas en Adopción, que nació hace ahora cinco años.

“Les buscamos un hogar a través de las redes sociales y, cuando se lo conseguimos, nos preguntamos: ‘¿Y ahora qué?’. Lo que habíamos hecho por esas dos ratas podíamos seguir haciéndolo por otras”.

Hoy, Ratas en Adopción cuenta con 14 casas de acogida y es la primera organización de España dedicada exclusivamente a las ratas domésticas. Un animal que, son conscientes, sigue generando rechazo entre buena parte de la sociedad.

“Hay muchos falsos mitos muy arraigados”, lamentan.

“Arrastramos una idea prácticamente medieval acerca de las ratas en cuanto a la propagación de enfermedades, o que son animales asociados a la suciedad y la muerte. Nada más lejos de la realidad: se ha demostrado que la propagación de la peste tuvo lugar por las pulgas que portaban no solamente las ratas, sino todos los animales que convivían con las personas (perros, gatos, vacas, ovejas….) Incluso las propias personas eran un factor igual de importante o más que las ratas”, apuntan.

Otro falso mito: de sucias, nada. “Se asean a sí mismas y a sus compañeras varias veces al día y utilizan espacios específicos para hacer sus necesidades si se les enseña a ello”, explican desde Ratas en Adopción.

“Esta idea se asienta en que viven en el alcantarillado, pero hay que tener en cuenta que lo hacen porque es el único espacio que les hemos dejado para vivir en las ciudades”, recuerdan.

Los defensores de las ratas como animales de compañía lo tienen claro. “Son animales carismáticos, cariñosos y apegados. Crean vínculos muy fuertes con sus compañeros y con las personas que se ganan su confianza, porque son animales muy sociales. Es por esto que es obligatorio para ofrecerles un buen cuidado que vivan siempre junto a otras ratas, ya que sus necesidades de comunicación y de vivir en sociedad son tan altas como las que tenemos los seres humanos”, señalan desde Ratas en Adopción.

Eso sí: quien quiera tener una rata (o, por qué no, varias), debe tener en cuenta una serie de pautas.

“Al contrario de lo que mucha gente piensa, no son animales sencillos o baratos de mantener, y esto ha hecho mucho daño al bienestar animal. Tienen un elevado coste de mantenimiento, partiendo de unas instalaciones adecuadas como una jaula de gran tamaño, pasando por una alimentación específica y teniendo en cuenta revisiones veterinarias asiduas cuyo coste raramente baja de 30 o 40 euros”, recuerdan.

Como todos los animales considerados de compañía, y a pesar de lo su sociable de personalidad, las ratas tienen una tasa de abandono muy alta. Y su supervivencia cuando ello sucede, muy baja.

“Del mismo modo que sucede con la tasa de abandono de otros animales diferentes a perros y gatos, el abandono de las ratas domésticas no solo no está representada ante los organismos oficiales, sino que no es de preocupación para éstos”, denuncian desde Ratas en Adopción. Una situación que “dificulta enormemente nuestra labor para acabar con el abandono y el maltrato”.

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