HAL es descrito como el simulador de paciente pediátrico "más avanzado del mundo". Es un robot con envoltura de plástico que simula emociones reales a través de expresiones faciales dinámicas, movimiento y habla. Según la descripción de la propia empresa:

“HAL no solo parece un niño, sino que se comporta como tal. Puede seguir un dedo con los ojos, responder preguntas, llorar por su madre y experimentar un shock anafiláctico. Incluso puede respirar más rápido y orinar cuando está asustado. Y también ha sido creado de manera tal que permite a doctores y enfermeras en formación realizar innumerables pruebas como tomar la presión arterial, controlar su pulso y controlar la respiración. Los participantes también pueden usar equipos médicos reales, como una máquina electrocardiográfica o un monitor de presión arterial o corazón, o herramientas como un bisturí o tubos de respiración, para realizar procedimientos médicos realistas”.

Desde luego es un juguete útil pero no es extraño que nos dé un escalofrío.

Hal
Hal | Gaumard

Este proceso tiene que ver con la teoría del 'Valle Inquietante' que concluye que cuando un robot se parece demasiado a un humano, en movimiento, en aspecto, en verosimilitud, causa un repelús innato, una reacción irracional frente al ser humano que lo observa.

Por ello, muchos fabricantes no son amigos del aspecto humanoide para los robots. Algo que en Japón, dónde si no, no genera mayor problema y en donde la creación de androides cada vez más parecidos al ser humano está a la orden del día.

1.- Ibuki

Esa búsqueda da resultados como Ibuki, un niño robot que luce como un churumbel de 10 años. Por si esto no fuera lo suficientemente chocante, tiene un sistema de reconocimiento facial que facilita su interacción con los humanos.

 

La empresa Gaumard está especializada en la creación de maniquíes con usos médicos. La idea es que los estudiantes de medicina se familiaricen con aspectos de su labor que resultan especialmente desafiantes para sus nervios. Por ejemplo, insertar tubos traqueales en la garganta de un paciente, la forma de usar un desfibrilador, y un sinfín de perrerías que no se pueden ensayar con una persona normal.

La idea, propiamente dicha, es proporcionarles robot inanimado para que aprendan antes de pasar a una escena real. Sí, se ensaya con maniquíes, muertos y demás, pero a la hora de la verdad, necesitas una respuesta efectiva haciendo el mismo procedimiento bajo presión, y eso es algo muy distinto.

2.- Hal

Ahí es donde entra el amigo Hal, que trata de ser útil para enfrentarse con la urgencia y dificultades que se puede encontrar con pacientes reales, especialmente en situaciones de emergencia. La solución es este niño de ojos azules que llora cuando le pinchas, se mea cuando se aterra y se queja cuando, lógicamente, pasa por todo el proceso de torturas que se ven en su vídeo promocional.

 

Desde el punto de vista médico, es un logro que ayuda a los licenciandos y a los futuros pacientes, pero por alguna razón los creadores decidieron disminuir un poco el parecido ultrarrealista. A cualquier persona que no esté familiarizada con la creación le crea un poco de estupor ver a un niño sangrar y llamar a su madre en un vídeo, por lo que el efecto en directo debe ser traumático para algunos estudiantes para los que lidiar con un robot que puede desangrarse hasta morir también tiene su pequeña dificultad ética.

3.- El bebé super Tory

No es que tenga un algoritmo para sentimientos, ni llegue al extremo de los autómatas de ‘Westworld’, pero no deja de ser un simulador de torturas muy creíble. Imaginen que cae en las manos equivocadas. Además de Hal, la empresa Gaumard tiene un canal de youtube en el que expone muchas más de sus creaciones infernales. El bebé super Tory es como un muñeco para niños pero está a un paso de convertirse en Chucky.

 

4.- Victoria

Si seguimos indagando en su productos, vemos que están convenientemente bautizados con nombres como Victoria, a la que tenemos el honor de ver cómo le sacan entera la placenta por la vagina tras parir a un Tory. Un espectáculo digno de película de Cronenberg que, es educativo, sí, pero da muchas ganas de quedarse embarazada. ¿Verdad?

 

Si no quedan satisfechos, siempre pueden comprobar cómo se hace una cesárea al revés. Metiendo todas las piezas dentro para luego cortar y sacar al niño de goma pringoso. Parece un juego de la serie Quimicefa que podría llamarse “mi primera cesárea”, todo al ritmo de un hilo musical de ascensor de centro comercial y narración de teletienda. Maravilloso.

 

Si la cosa no te ha horrorizado aún, siempre puedes saltarte la advertencia de “ver bajo su propia responsabilidad” de youtube para este vídeo de simulacro de hemorragia post parto.

 

Hay un museo de los horrores no apto para aprensivos en ese canal de YouTube, que, asumimos, tiene un montón de datos y soluciones sorprendentes y superútiles, pero hay algo en la composición de algunas fotos ilustrativas, en ciertos ejemplos que parecen poco menos que recreaciones macabras de escenas del crimen, incluso con algunos montajes bienintencionados que resultan tremendamente delirantes, como la decoración de la casa de la familia de ‘La matanza de Texas’, entre lo grotesco, lo ridículo y horripilante.

Gracias a imágenes como estas, suscribirse o seguir en Twitter a Gaumard Scientific es un 'must' para esta temporada.