Flooxer Now» Noticias

CÓMO INTERNET NOS DEVUELVE A LAS SUPERSTICIONES MEDIEVALES

Internet tiene la culpa de que te creas que la Tierra es plana

Internet da oportunidades masivas de propaganda a cualquier usuario y la falta de jerarquía puede hacer avanzar la pseudociencia y la superstición con facilidad. Es necesario enfrentar los resultados de Google con espíritu crítico. Por ejemplo, nacen creyentes de la Tierra Plana entre otras supersticiones como personas que beben su propio pis como terapia, homeópatas o antivacunas.

-La tierra desde el espacio

La tierra desde el espacioantena3.com

Publicidad

Como tengo algunas amistades raras recibo con inaudita asiduidad, por tierra, mar, aire, WhatsApp, Facebook o mail, diferentes videos virales, links o memes de cosas rarísimas. Desde encendidas defensas del reiki o la homeopatía, hasta teorías que defienden la planitud de la Tierra, pasando por las inevitables muestras de pensamiento positivo, las arengas para que abandone mi zona de confort, los elogios a lo ‘natural’ ante lo ‘químico’, las denuncias de conspiraciones médicas para exterminarnos o los mil y un remedios caseros para mil y una dolencias y problemas domésticos. Hay sed de maravilla y esperanza.

Es preocupante: Internet ha abierto las puertas de grandes campos comunicativos a todo tipo de pseudociencias, terapias alternativas, dietas milagrosas y creencias y supersticiones ya superadas. Imagino una distopía futura en el que el ser humano retroceda a estadios medievales si todas estas ideas logran instalarse en el imaginario colectivo y desacreditar a la ciencia.

“En realidad siempre se han difundido estas informaciones masivamente y se han aceptado con frivolidad”, dice Antonia de Oñate, directora ejecutiva de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, que recuerda cuando los programas del Dr. Jiménez del Oso (‘Más Allá’) se emitían en la televisión pública: solo había dos canales y eran vistos por millones de personas.

Entonces a la salida de la dictadura, ciertos temas extraños y misteriosos también eran una muestra de libertad a la salida del nacionalcatolicismo. No hay más que ver los viejos capítulos del programa de debate ‘La Clave’ de José Luis Balbín: ahí se mezclan sin pudor temas serios como el aborto, el anarquismo o la homosexualidad, con otros como las posesiones demoníacas o los ovnis. “Las ideas vienen a ser más o menos las mismas que en los años 70”, dice la escéptica, “sin embargo, ahora existe una facilidad pasmosa para difundirlas por cualquier medio”.

Una muestra es la fuerte difusión de ideas desechadas hace siglos y que vuelven con fuerza en formato digital. En su día tuvo sentido pensar que la Tierra es plana y que el Sol la sobrevuela, al fin y al cabo es lo que nos dicen nuestros sentidos. Ya el sabio griego Eratóstenes midió la curvatura de la Tierra con la sola ayuda de un palo y la luz del Sol, hace 2.200 años. Posteriormente las pruebas de la esfericidad de la Tierra se han ido acumulando, hasta que los astronautas salieron del planeta y le sacaron fotos.

En efecto, estamos montados en una enorme bola. Nada de todo esto sirve para la legión de seguidores de la Flat Earth Society (Sociedad de la Tierra Plana), que creen en la evidente planitud de la Tierra y la defienden por Internet con gran tenacidad. Para ellos una gran conspiración que implica a políticos, científicos y la Nasa, nos oculta la verdad.

En el reciente libro ‘La secta de la Tierra Plana’ (Libritos Jenkins), Oscar Alarcia se introduce, no sin ironía, en los círculos digitales terraplanistas. “Es un virus que se transmite por Internet a través de memes y youtubers”, dice el autor, “son gente que desconfía de cualquier gobierno o institución, de políticos o científicos. Hay un descrédito total de cualquier información que se considere oficial. Piensan que un youtuber no tiene motivos para mentir”.

Alarcia se introdujo en diferentes foros terraplanistas y fue expulsado de cuatro. “En muchos de ellos expulsan a cualquiera que les lleve la contraria”, explica, “así se crea una burbuja donde todos opinan lo mismo y se dan consejos sobre vacunas o colegios donde enseñan el heliocentrismo”.

Se toman cartas en el asunto. Por ejemplo, este mismo año, la Organización Médica Colegial (OMC), elaboró un informe que recoge 100 páginas web que difunden psedociencias y pseudoterapias, por ejemplo el método Hamer, que achaca las enfermedades a desequilibrios emocionales, u otras terapias milagrosas que prometen curar el cáncer o la esclerosis, poniendo en peligro la salud de los enfermos y jugando vilmente con su esperanza.

Denuncian también el uso abusivos del sufijo -terapia. “Se aprovechan de la percepción del término que tiene la sociedad, que la equipara con prácticas legítimas como la radioterapia o la fisioterapia”, informa Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias. Entre estas pseudoterapias las hay de lo más florido: orinoterapia (consistente en la ingestión de la propia orina), frutoterapia, abrazoterapia, arteterapia o aromaterapia. Se ve que casi todo resulta terapéutico.

Otra desventaja de la Red a la hora de enfrentar el pensamiento blandengue es que no existe una jerarquía o, al menos, una jerarquía basada en la fiabilidad. Si uno hace una búsqueda en Google los resultados le aparecerán ordenados por otros criterios que dictan los famosos algoritmos del buscador, pero al lado de una información fidedigna pueden aparecer todo tipo de fantasías y falsedades que pueden llegar a convencer a lectores acríticos.

Es necesario que los usuarios aprendan a ser críticos en redes, comprueben las fiabilidad de las fuentes y no se crean lo que cualquiera puede colgar en Internet.

“Sin una mirada crítica puede darse el mismo valor a la ciencia que a la pseudociencia”, dice De Oñate, “una de las tareas de los escépticos es generar contenidos fiables e indexarlos en Internet. Así, si alguien busca información sobre el movimiento antivacunas o sobre la Sábana Santa, también encontrará voces autorizadas que le expliquen las cosas tal y como son”.

La batalla, como se ve, se da ahora en Internet. Y no solo sobre los contenidos: existen páginas web dedicadas a desacreditar al movimiento escéptico y a sus principales figuras, a los que califican de secta, tratando de dar la vuelta a la tortilla, tal vez por miedo a que la racionalidad y la ciencia acaben con el modo de vida, el estatus social y los ingresos económicos de muchos que viven difundiendo, conscientemente o no, la mentira y la superstición.

Publicidad