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Existen miedos muy concretos, como la fobia a ver un pene adquiriendo una erección

De la itifalofobia a la ergofobia : así son los miedos más extraños

“El miedo es libre”, esa es una frase popular similar a “para gustos están los colores”, y es que no podemos controlar qué nos produce miedo, hasta el punto de que existen fobias reconocidas a cosas de lo más variado. Y aunque algunas puedan resultar graciosas, para quienes padecen estos miedos no es cuestión de risa.

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Muchas fobias son en sí mismas una paradoja, cómo el miedo a tener miedo, o el miedo a las palabras largas, que se denomina “hipopotomonstrosesquipedalifobia”.

Realmente, las fobias suelen atender a algún tipo de trauma producido en una edad muy temprana, del que es casi imposible recordar de manera consciente, y precisan de terapia y de un largo periodo de adaptación para ser asumidas y dejadas atrás.

Existen también miedos a cuestiones muy concretas, como la fobia a ver un pene adquiriendo una erección, que se denomina “itifalofobia”, o el miedo a la orina, “urofobia”.

Ambos podrían tener una raíz en la más tierna infancia, cuando descubrimos como era nuestro cuerpo.

También existen fobias al trabajo, como la “ergofobia”, que está relacionada con seguir unas reglas muy cerradas todos los días y el sentimiento de ansiedad que provoca estar obligado a ser puntual, realizar tareas en un tiempo determinado, verse sujeto al escrutinio de un superior y estar rodeado de compañeros de oficina.

Los afectados por esta fobia pueden conseguir llevar una vida más o menos normal siendo autónomos y trabajando desde casa.

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