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No te pega, no te hace sangrar, no te revienta un tímpano de una hostia

Diez pruebas que demuestran que anoche te violó ese amigo que te acompañó a casa

Prueba número cinco: "A medida que subís en el ascensor tú no puedes de dejar de sentirte culpable porque crees que has estropeado la noche. Una vez en tu casa, enciendes la luz. Estás mareada. Sientes una arcada, pero no vomitas. Él te quita los zapatos y te mete en la cama. Pero en lugar de arroparte, te sube el vestido, te baja las bragas y te viola.

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1.- Es la tercera vez que quedas con ese chico que tanto te gusta. Es el amigo de unos amigos. Chico amable, respetado por todo su círculo de amistades, con buena fama en el barrio. Muy trabajador. Cuando sales de copas con él, te ríes, lo pasas bien. Habéis practicado sexo con anterioridad. Todo bien. Todo correcto. Hoy habéis ido a cenar y después al garito de moda. ¿Qué podría ser sospechoso ahora?

2.- A medida que avanza la noche sois los reyes de la pista de baile. Tu cuerpo y su cuerpo se rozan. Tus amigas, que también suelen frecuentar el mismo garito se van marchando para no estropearte la cita. Además, ya lo conocen: “un chico normal”, dicen. No se despiden de ti personalmente, pero te escriben un Whatapp para pedirte que avises cuando llegues a casa. Sigues bailando y él te invita a otra copa. También te invitó a cenar… como en ocasiones anteriores. ¿Lo hace por cortesía o porque cree que es una forma de comprar tu voluntad sexual?

3.- Al cerrar el local, tú quieres ir a casa en taxi, pero él se ofrece a llevarte en coche porque, por un lado, se cree un caballero y por otro, dice que no quiere que gastes dinero. Parece preocuparse por ti… ¿O controlarte?

4.- Cuando él estaciona en tu portal, empieza a meterte mano. Tú le cortas. No te sientes bien. Todo te da vueltas y crees que te vas a caer. Acabas de darte cuenta de que estás borracha, muy borracha y además, tienes un ardor de estómago horrible. Él para y refunfuña: “Joder tía, me tienes a mil, pero vale, paro”. Se pone la chaqueta y se ofrece a ayudarte para entrar a casa. Te ayuda a salir del coche y abrir la puerta.

5.- A medida que subís en el ascensor tú no puedes de dejar de sentirte culpable porque crees que has estropeado la noche. Con dificultad, apoyada en él, lograr introducir la llave en la cerradura. Una vez dentro, enciendes la luz. Sientes una arcada, pero no vomitas. Ahora todo te da muchas más vueltas. Él te quita los zapatos y te mete en la cama. Pero en lugar de arroparte y marcharse, te sube el vestido, te baja las bragas y te viola.

6.- Te viola porque cuando va a besarte, tú le dices no y le apartas torpe la cara con la mano.

7.- Te viola porque mientras tú estás diciendo que no, medio inconsciente, él no piensa en la posibilidad de que a ti no te apetezca sino solamente en que tiene que meterte la polla. Él cree que tiene ese dominio sobre ti porque cuando hace unas horas estabais bailando, lo has calentado y eso, tratándose él de un hombre, es irreversible. Lo piensa porque cree que eres un objeto sexual y tienes que satisfacerle, aunque tú sufras, aunque te duela, aunque no quieras.

9.- Te viola y tú no gritas: la situación te paraliza.

10.- Te viola y no te pega, no te hace sangrar, no te revienta un tímpano de una hostia. Se vale de que es más grande que tú. Coge tu cuerpo como si fuera el de una muñeca de trapo. Primero te baja las bragas y te viola vaginalmente. Después, te da la vuelta, introduce su pene en tu ano. Lo siguiente que recuerdas es el olor de su semen. Te ha violado. Ese buen chico, te ha violado, tía y ahora está durmiendo tranquilamente a tu lado.

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