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ZONA CENTRO DE MADRID Y ALREDEDORES

Así son los rincones de Madrid donde se ahorcaba, quemaba y humillaba durante la Inquisición

La zona centro de Madrid que hoy visitan tantos turistas fue durante los siglos XVII y XVIII el escenario de una carnicería continúa donde la gente asistía a ahorcamientos, quema de brujas y toda clase de humillaciones que, generalmente, terminaban con la muerte del reo.

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La plaza Mayor es hoy uno de los principales destinos turísticos de Madrid, pero durante la Inquisición era el escenario más fastuoso donde se realizaban los “autos de fe”, aquí el público asistía en masa a ver cómo se quemaban, ahorcaban y garroteaban a los herejes.

El espectáculo era disfrutado por los madrileños, e incluso asistía la Familia Real.

A finales del siglo XVIII, los autos de fe se trasladaron a la Plaza de la Cebada. Donde hoy hay un mercado de barrio, había una explanada donde la horca y las hogueras acabaron con la vida de cientos de víctimas de la Inquisición

En el barrio de Lavapiés, este edificio de la Calle Cabeza no parece especial, sin embargo durante la Inquisición fue una prisión en la que, en sus mazmorras, se llevaban a cabo torturas sangrientas que culminaban el “un auto de fe”; es decir, morir arrepintiéndome de haber sido infiel a Dios.

Este fue el Consejo Supremo del Santo Oficio. Está en la calle Torija 14, y en su entrada aun se puede leer el lema “Exurge Domine et judica causam tuam”,”Alzate Dios y defiende tu causa”. Aquí se realizaban los juicios.

Los condenados por herejías eran trasladados a pie desde la calle Torija hasta la plaza de Santo Domingo, donde recibirán su castigo en un Monasterio que fue derribado en 1869 y donde ahora se encuentra un hotel, que mantiene casi intacta una mazmorra donde la Inquisición mantenía presos a los herejes. Hoy en día es un local de copas.

El quemadero de la puerta de Alcalá estaba entre las calles Claudio Coello y Conde de Aranda, aquí se ajusticiaba a los brujos y a quienes habían hecho pactos con el diablo. Si era hombre y tenía barba, la forma de prenderle fuego era quemándole incendiando primero su vello facial.

Esta es la plaza de la Cruz Verde, este fue uno de los escenarios secundarios para ajusticiar herejes, no era tan impresionante como otros pero aquí había una gran Cruz Verde que era el símbolo de la inquisición, y fue el último lugar donde, en Madrid, se realizaron actos de fe. Hasta que en 1834 se abolió la Inquisición definitivamente.

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