Reuniendo a los muertos y congregando a los vivos
Reuniendo a los muertos y congregando a los vivos
Hace entre 4.300 y 5.200 años, cuando el Egipto de los faraones florecía a las orillas del Nilo, al otro lado del Mediterráneo, muy cerca de lo que hoy es la ciudad de Sevilla, los pobladores ibéricos levantaban monumentos megalíticos y construían grandes estructuras subterráneas, algunas para enterrar a sus muertos, y otras más enigmáticas, como las enormes zanjas. Es lo que se ha encontrado en el yacimiento de Valencina de la Concepción (Sevilla), que se acaba de convertir en el mejor datado por radiocarbonode toda la Península Ibérica.
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A unos 6 km en línea recta del centro de la ciudad de Sevilla se localiza entre dos municipios uno de los más importantes yacimientos prehistóricos de nuestro país: la zona arqueológica de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán.
Las primeras investigaciones en este yacimiento se realizaron a finales del siglo XIX después de que en 1868 se descubriese (durante la plantación de un viñedo) el tholos de La Pastora, una de las construcciones megalíticas más bellas y singulares de España. Los tholos están formados por un corredor y una cámara de planta circular techada con una cúpula de barro seco o una falsa cúpula por aproximación de hiladas.
Las sucesivas investigaciones de este asentamiento han revelado que se trata de uno de los de mayor tamaño del tercer milenio a. C. en toda Europa, con una extensión estimada de unas 450 hectáreas en el que se incluyen monumentos de gran porte, incluyendo megalitos, enormes zanjas y miles de estructuras subterráneas (cuevas artificiales, hoyos e hipogeos para enterrar a sus muertos), donde se han encontrado elementos de cultura material sin parangón.
Es el caso de los ajuares funerarios del gran tholos de Montelirio, en el cual algunas de las mujeres inhumadas estaban vestidas con indumentarias realizadas con decenas de miles de cuentas perforadas y decoradas con colgantes de marfil y ámbar. Por el momento es un misterio cómo las elaboraron.
Las preguntas sobre este yacimiento son muchas, aunque hay una fundamental: ¿Qué era exactamente Valencina? ¿Una aldea con un contingente de población permanente, o un lugar de reunión y celebraciones, tipo santuario? ¿Quizás una combinación de las dos cosas? A esto hay que sumar los debates referentes a la organización social, la producción económica, la tecnología... de sus pobladores.
Para buscar respuestas, durante más de cinco años investigadores e investigadoras de las universidades de Sevilla, Huelva y Cardiff (Reino Unido) y del Museo de Valencina han aplicado la técnica del carbono 14 para datar 130 nuevas muestras de huesos humanos y animales, conchas, elementos de marfil y carbón de encina encontrados en la zona arqueológica, además de aplicar modelos estadísticos para ofrecer aproximaciones temporales más precisas.
Los resultados se han publicado en junio de 2018 en el Journal of World Prehistory, una de las revistas más importantes de la arqueología mundial. El estudio, al que han titulado Reuniendo a los muertos y congregando a los vivos, supone un importante avance en las investigaciones sobre las sociedades de la Edad del Cobre (3200-2300 a. C.) en la península ibérica. De hecho, Valencina se convierte en el yacimiento mejor datado por radiocarbono de toda la prehistoria reciente en Iberia.
Entre las conclusiones principales de la investigación cabe señalar que los contextos más antiguos constatados en este lugar, datados en el siglo XXXII a. C, son de tipo funerario, concretamente cavidades hipogeas que sirvieron como escenario para enterramientos colectivos secuenciales. Por otra parte, la obtención de fechas del C14 asociadas a sus grandes monumentos megalíticos ha permitido establecer una primera secuencia orientativa de su construcción y uso.
También se ha comprobado que el fin de la ocupación del asentamiento calcolítico de Valencina ocurrió entre los siglos XXIV y XXIII a. C., sin que se hayan encontrado pruebas de su frecuentación o uso en la posterior Edad del Bronce (2200-850 a. C.).
El abandono del sitio parece más bien abrupto, lo cual abre la posibilidad de que se debiera a una crisis social. De hecho el evento final ahora datado consistió en la deposición en un hoyo de varios cráneos humanos (separados de los esqueletos) de individuos que murieron casi con toda seguridad al mismo tiempo, lo que abre la posibilidad de un episodio de violencia (matanza, crimen o sacrificio).
El hecho de que varios de los cráneos fueran tratados ritualmente, mostrando marcas de descarnamiento, y que este depósito mortuorio ‘especial’ aparezca asociado a una de las mayores colecciones de cerámica campaniforme encontrada en el yacimiento, sugiere que el episodio tuvo una gran significación simbólica.
Desgraciadamente no tenemos datos polínicos de calidad en esta zona, pero los registros paleoambientales para el conjunto del Mediterráneo y Europa indican que justo entre los siglos XXIV y XXIII a. C se inició un periodo de mayor aridez y sequedad a nivel global que pudo tener consecuencias severas para muchas sociedades a nivel planetario, incluyendo sequías.
En ese momento se produjo en toda la península ibérica el fin de la forma de vida de la Edad de Cobre, y el abandono de algunos de los más importantes sitios con recintos de fosos, como parece ahora ser el caso de Valencina de la Concepción. Esto coincide a grandes rasgos con el fin en el valle del Nilo del llamado Reino Antiguo, donde también se produjo una fuerte crisis que supuso el fin de la etapa de construcción de las grandes pirámides.
La cara y la cruz del yacimiento
La parte de este yacimiento que cae en el municipio de Valencina de la Concepción está muy bien cuidada gracias al gabinete de arqueología y el museo de su ayuntamiento, que también ofrece un sistema organizado de visitas a los principales monumentos.
En cambio la parte del yacimiento que está en el municipio de Castilleja de Guzmán está totalmente abandonada y no es visitable, lo cual es realmente triste pues en esta localidad se encuentra un auténtico tesoro de la prehistoria española como es el tholos de Montelirio, uno de los monumentos prehistóricos más celebrados de Europa.
* Por Leonardo García Sanjuán, catedrático del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla
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