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El cambio de ritmo en el entrenamiento mejora tanto las marcas como la salud

El cambio de ritmo en el entrenamiento mejora tanto las marcas como la salud

Investigadores de la Universidad de Cádiz plantean que, cuando se comparan distintos tipos de entrenamientos, los efectos encontrados se deben no solo a la diferencia de la intensidad empleada, sino a la propia metodología del ejercicio. En estos estudios comparativos se muestran beneficios en los cambios de ritmo a distintas cargas, tanto moderada como alta.

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Investigadores del departamento de Didáctica de la Educación Física, Plástica y Musical de la Universidad de Cádiz analizan y demuestran que los cambios de intensidad moderada del ejercicio también pueden mejorar la salud. Tras evaluar diferentes enfoques y matices de las metodologías de entrenamiento actuales, han confirmado que no todos los beneficios se deben a la intensidad a la que se desarrollan.

Así, los expertos proponen el entrenamiento a intervalos de esfuerzo moderado frente a una alta intensidad como alternativa para personas con ciertos riesgos o dificultades específicas de salud y a las que se desaconsejan cargas mayores. Este tipo de ejercicios podría servir de estímulo como paso previo a una mayor magnitud, además de favorecer la adaptación del organismo al deporte. Otra ventaja de la intensidad moderada intermitente es la facilidad para alcanzar y controlar la consecución de objetivos de entrenamiento, aunque siempre se recomienda la supervisión de personal especializado en ciencias del deporte.

En el estudio publicado en la revista British Journal of Sports Medicine, los expertos realizan una revisión de toda la literatura científica publicada hasta el momento sobre los beneficios que este tipo de ejercicio supone no solo frente a los clásicos entrenamientos de tipo continuo sino también en similar medida a los atribuidos al de alta intensidad, llamados de HIIT (High Intensity Interval Training).

En él sugieren que el ejercicio de intervalos podría tener un efecto independiente y adicional al de intensidad. Además, confirman el papel beneficioso del entrenamiento intermitente moderado en la obesidad, tanto en los parámetros de salud como en los factores cardiovasculares. Por tanto, concluyen que no todos los beneficios del entrenamiento de intervalos se deben a la carga del trabajo sino al hecho de que la alternancia, también llamada metodología intermitente, tiene sus propios efectos sobre la fisiología humana.

Por ello, plantean la necesidad de más estudios sobre el papel particular del entrenamiento de intervalos de intensidad moderada en la salud y las adaptaciones generadas que permitan conocer los beneficios que pueden ser atribuidos a este tipo de estímulo concreto y ponerlas en práctica de manera aplicada en entrenamientos personalizados.

“Hasta el momento ha sido habitual comparar los entrenamientos de intervalos de alta intensidad con los de tipo continuo dotando de mayores beneficios en los resultados a los primeros. En esos casos, los autores explicaron las diferencias principalmente en función de si el tipo de estímulo es intermitente o continuo, sin tener en cuenta las distintas cargas de trabajo. Es necesario dedicar esfuerzo de investigación a esta nueva vertiente”, indica el investigador de la Universidad de Cádiz David Jiménez Pavón, autor principal del estudio.

La intensidad según el fin

La influencia de la carga de trabajo misma no se ha investigado demasiado hasta el momento, según afirma el autor. Concretamente, en uno de los estudios analizados se indica que una actividad de intensidad moderada en personas obesas era igualmente eficiente que las que soportaban mayores esfuerzos. Con ambas aumentaban la oxidación de grasa y las respuestas de lactato de sangre, ácido que se forma cuando el cuerpo descompone carbohidratos para utilizarlos como energía cuando los niveles de oxígeno son bajos. Ese mismo estudio concluye que la función cardiovascular mejora tanto en alta como en moderada, se amplía el consumo máximo de oxígeno y baja el índice de masa corporal y el porcentaje de grasa.

Además, con este tipo de ejercicio disminuye la percepción del esfuerzo subjetiva por la persona que lo realiza, lo que fomenta la adhesión a la práctica del ejercicio. “Como, en ocasiones, el ejercicio de muy alta intensidad puede disuadir a las personas físicamente inactivas y no aptas, la moderada puede tener una ventaja práctica y llegar a más población”, afirma el investigador.

El entrenamiento de intensidad intermitente ha ganado popularidad en los últimos años por sus efectos superiores al ejercicio aeróbico continuo, tanto los que se aconsejan para personas con distintas dolencias como para atletas de competición. Se trata de la realización de ejercicio físico en el que se alternan un periodo de tiempo determinado con un esfuerzo alto, con otro de carga moderada o baja y un espacio de reposo para volver a repetir el ciclo varias veces.

Este tipo de trabajo se relaciona con la mejora de capacidad aeróbica y al mismo tiempo, mejoras metabólicas como la oxidación de grasas al trabajar con tiempos de esfuerzos en los que la intensidad es mayor, estableciendo pausas de recuperación más cortas.

La editorial publicada forma parte de una de las líneas de investigación en las que trabaja el investigador, financiada por el programa Ramón y Cajal del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad cuya temática global se denomina ‘The epidemiology of promoting health and preventing cardiometabolic diseases through physical activity and exercises prescription’.

Referencia bibliográfica:

David Jiménez-Pavón, Carl J. Lavie: ‘High-intensity intermittent training versus moderate-intensity intermittent training: is it a matter of intensity or intermittent efforts?’. British Journal of Sports Medicine.

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