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‘Tarjetas de salud’ para conocer el estado de los ecosistemas agrícolas

‘Tarjetas de salud’ para conocer el estado de los ecosistemas agrícolas

Para dotar a los agricultores y demás agentes de una herramienta para evaluar el impacto de sus prácticas agrícolas sobre la salud de sus cultivos y suelos, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-Tecnalia ha creado las nuevas ‘Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrícolas-TSEA’. Estos manuales son una versión mejorada de las tarjetas creadas en los años 80 por el departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agr

Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agr

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El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-Tecnalia ha creado sus nuevas ‘Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrícolas-TSEA’ para que agricultores y demás agentes implicados en la gestión de los ecosistemas agrícolas puedan evaluar el impacto de sus prácticas agrícolas sobre la salud de sus cultivos y suelos.

Estos manuales son una versión mejorada de las tarjetas creadas en la década de los 80 por el departamento de Agricultura de Estados Unidos. El centro tecnológico está llevando a cabo una serie de encuentros para dar a conocer estos manuales a distintos colectivos (productores, técnicos, científicos y administración) relacionados con el sector agrícola, a quienes se les entrega gratuitamente.

Las TSEA permiten diagnosticar la salud de los ecosistemas agrícolas, mediante el análisis de una serie de indicadores a nivel superficial (cultivo) y subterráneo (suelo), de una manera práctica y sencilla para el usuario. El conocimiento del estado de salud de los agroecosistemas permite gestionar los cultivos y terrenos de la forma más adecuada y sostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental.

Las tarjetas detallan qué indicadores de salud se pueden medir, cómo hacerlo correctamente, el significado de cada indicador y los valores de referencia considerados ‘buenos', ‘regulares’ y ‘malos’. Con el fin de adaptarlas a las conocimientos e intereses de cada usuario, los indicadores se dividen en dos categorías, que permiten llevar a cabo un diagnóstico de salud ‘básico’ o ‘avanzado’.

El diagnóstico básico puede ser realizado por cualquier persona, independientemente de su formación específica previa y recursos económicos, simplemente siguiendo el manual de campo y con instrumentos al alcance de cualquier usuario.

Entre los indicadores básicos se encuentran medidas tan sencillas como la productividad (recuento de frutos por planta), la compactación del suelo, y la riqueza de materia orgánica del suelo (estimada según su reacción al agua oxigenada). Permite, además, conocer la abundancia de lombrices y otros organismos del suelo e incluye fotografías para ayudar a identificarlos.

En lo que se refiere a los indicadores del diagnóstico avanzado, la mayor parte de estos son medidos en laboratorio, por lo que se requiere equipamiento profesional y formación previa. Para llevar a cabo este diagnóstico de forma correcta, NEIKER-Tecnalia cuenta con recursos humanos y tecnológicos adecuados, que pueden subcontratarse por los agentes interesados.

Parámetros biológicos

Tanto en los indicadores básicos como en los avanzados, las nuevas tarjetas se centran principalmente en parámetros de tipo biológico, especialmente microbiológico. La razón es que, a pesar de su pequeño tamaño, los microorganismos son responsables del 80-90% de la actividad biológica en los suelos, y desarrollan procesos tan importantes como la descomposición y reciclaje de nutrientes, fijación de nitrógeno, mantenimiento de la estructura, degradación de contaminantes, etc.

Las Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrícolas han sido desarrolladas por NEIKER-Tecnalia en colaboración con el Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica de Euskadi (ENEEK), Biharko Lurraren Elkartea (BLE) y ABERE Sociedad Cooperativa, en el marco de un proyecto de la Eurorregión Euskadi-Aquitania.

En el transcurso esta iniciativa, se ha evaluado la salud de 18 parcelas agrícolas, desde huertos ecológicos hasta fincas de cereal. Los resultados obtenidos reflejan un estado general de salud “bueno” de las parcelas y que todas ellas cumplen con sus cuatro servicios clave: producción, conservación de la biodiversidad, conservación del recurso suelo y lucha contra el cambio climático.

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