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REVISAMOS LAS CONDICIONES NECESARIAS PARA CREAR UN PERFIL

Esto es lo que firmas (y no lees) cuando te das de alta en LinkedIn

Como sabemos que son muy aburridas, hemos leído las condiciones que aceptas al registrarte en la red social y las hemos resumido para que tú no tengas que hacerlo. Un placer.

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No todas las redes sociales sirven para compartir experiencias y charlar con los amigos, como Twitter, Facebook o Google+. También está LinkedIn, que viene a ser algo así como tu currículum virtual, ese rastro de miguitas de pan que dejas para que el personal de recursos humanos de la empresa de tus sueños te encuentre... y te contrate (o eso te gustaría).

Y claro, cuantos más datos sobre tu brillante trayectoria profesional pongas a su disposición, mejor. Pero lo suyo sería que antes te hicieras algunas de estas preguntas: ¿A dónde va a parar toda esa información? ¿Qué sabe LinkedIn sobre mí? ¿Puede contárselo a terceros? ¿Dónde están mis datos? ¿Para qué los usan? ¿Cómo puedo hacer que los olviden?

Con la ayuda del jurista TIC Jorge Morell (@Jorge_Morell), autor de la web Términos y Condiciones, vamos a repasar las Condiciones de Uso y Política de Privacidad de LinkedIn en busca de la información más relevante. Como sabemos que no tienes intención de leerlos, hemos decidido ahorrarte trabajo y dar respuesta a diez sencillas preguntas.

¿Para qué podrán usar tus contenidos?

Tú eres el propietario del contenido que proporcionas a LinkedIn, pero concedes a la empresa una licencia no exclusiva, irrevocable, mundial, perpetua, ilimitada, sublicenciable y gratuita que les permitirá “copiar, preparar obras derivadas, mejorar, distribuir, publicar, eliminar, conservar, agregar, tratar, analizar, utilizar y comercializar” dicho contenido sin darte nada a cambio, en cualquier momento y cualquier lugar y, lo que es aún más sorprendente, “mediante todas las modalidades de explotación conocidas actualmente o descubiertas en un futuro”. Hologramas y artefactos de ciencia ficción incluidos.

No sucede igual con tu perfil, que directamente es propiedad de LinkedIn, aunque de cara al resto de usuarios sí es tuyo. Es decir, el contenido y la información son tuyos, la titularidad del perfil es tuya en la relación con tus contactos, pero en última instancia el perfil pertenece a la empresa. A cambio de todo esto, obtienes un derecho limitado, revocable, no exclusivo y no sublicenciable para usar el servicio.

¿Qué datos personales cedes?

Una auténtica barbaridad. Que tu LinkedIn, servicio con enfoque profesional, sea lo más parecido a un CV virtual, hace que compartas información personal que difícilmente publicarías en otras redes sociales. ¡Todo sea por ese trabajo perfecto! Pero antes de entrar en materia, echa un vistazo al vídeo en el que LinkedIn resume su Política de Privacidad, que encabeza este artículo.

Parece que no es gran cosa, ¿verdad? Pues ahora vayamos al detalle. En primer lugar, hay una serie de datos que cedes a LinkedIn al registrarte: nombre, correo electrónico y una contraseña. Luego añades otros detalles como tu sexo o ubicación o incluso tu tarjeta de crédito, si contratas cualquiera de los planes de pago.

Posteriormente podrás introducir más información en tu perfil: aptitudes, experiencia profesional, trayectoria académica, premios, afiliaciones personales, objetivos, grupos a los que perteneces, contactos y cualquier otro aspecto de tu vida que consideres relevante destacar, teniendo en cuenta que generalmente esperas acceder a nuevas oportunidades laborales o abrir posibilidades de negocio gracias a tu presencia activa en esta red social. Cuanto más, mejor. ¿O no?

Además, puede que decidas importar tu agenda para encontrar nuevos contactos en LinkedIn o que sincronices el calendario de tu móvil o incluso tu aplicación de correo electrónico (precisamente a este respecto ha habido cierta polémica últimamente con el lanzamiento de Intro). A ello suma multitud de datos que recogen de forma automática, a menudo sin que te des cuenta, cuando utilizas la web, usas la app, visitas páginas de terceros que tengan instalados sus servicios de publicidad, pinchas en botones para compartir contenido o simplemente obran su magia las famosas cookies.

En este sentido, la empresa puede saber las páginas que visitas, por dónde navegabas antes de entrar en LinkedIn y dónde fuiste después, tu dirección IP, el navegador que utilizas, el dispositivo desde el que te conectas, su sistema operativo, tu proveedor de internet o tu localización GPS, entre otras cosas.

¿Qué pueden hacer con esos datos?

Además de para que accedas y uses el servicio, los pueden emplear, entre otras cosas, para comunicarse contigo (a través de email, avisos en la web, mensajes en tu buzón, SMS o notificaciones), para que puedas comunicarte con otros usuarios (en las invitaciones y mensajes que envías suele aparecer tu nombre y dirección de correo electrónico) o para personalizar el contenido y la publicidad que te muestran. En este sentido, la empresa también puede incluir tu nombre y otros datos personales en promociones de su servicio LinkedIn Ads en el caso de que lo estés utilizando.

En cuanto a los datos que se muestran a terceros, lo primero es, lógicamente, la parte pública de tu perfil, que está disponible a priori para cualquiera que haga una búsqueda en Google o mediante el buscador interno de LinkedIn. Un caso aparte son los grupos, ya que todo lo que divulgues en ellos podrá ser leído, recabado y usado por otros miembros, por desarrolladores y por terceros. Eso como mínimo, porque también es posible que el propietario no haya cerrado el grupo (se sabe porque tienen un candado) y por lo tanto el contenido sea accesible para cualquier internauta.

Por lo demás, la empresa se compromete a no alquilar, vender ni compartir tu información personal salvo por razones legales, para responder a preguntas de otros miembros, proteger los servicios y la compañía o “hacer cumplir la presente Política de privacidad o nuestras Condiciones de uso”, algo que en realidad es bastante genérico. Además, consientes que compartan tu información con sus empresas filiales y con SlideShare.net, propiedad de LinkedIn, pero en este último caso sólo si has vinculado las cuentas.

De todos modos, puedes controlar algunos de estos usos gracias a las opciones de configuración del perfil.

¿Puedes darte de baja? ¿Cómo?

Hay tres posibilidades: eliminar tu información personal, eliminar tus contenidos y cerrar tu cuenta, que es la más drástica de todas. En cualquiera de los casos, habrá una parte de tus datos que seguirá ahí, si ha sido compartida por otras personas o, por ejemplo, publicada en un grupo. En este caso, sucede algo muy curioso: el contenido asociado a cuentas cerradas mostrará a un usuario desconocido como el propietario. Seguirá siendo accesible, pero no podrán identificarte como su autor.

¿Cuánto tiempo retendrán tus datos si decides marcharte?

LinkedIn afirma que, al cerrar tu cuenta, los datos se eliminarán “generalmente” en un plazo de 24 horas, a excepción de los registros o copias de seguridad que alojen en sus servidores, que tardarán unos 30 días en borrarlos. A partir de ahí, todo queda un poco en el aire. La empresa se reserva el derecho a conservar tu información después de haber dado de baja tu perfil si es “razonablemente necesaria” por razones legales, para resolver disputas entre los miembros, evitar fraudes y abusos o “aplicar esta Política de privacidad y nuestras Condiciones de uso”. De nuevo una expresión tan genérica que podría abarcar prácticamente cualquier cosa.

Por cierto, los datos de los usuarios de la Unión Europea son almacenados y tratados en Irlanda, no en Estados Unidos. ‘Minipunto’ para LinkedIn.

¿Cuál es la edad mínima para darse de alta?

LinkedIn modificó este apartado de sus Condiciones de Uso hace algo más de un mes, probablemente con su nuevo servicio para estudiantes en mente. Ahora la edad mínima varía en función del país: 18 años en China, 16 en los Países Bajos, 14 en Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, Australia y Corea del Sur y 13 en el resto. No obstante, la empresa se cura en salud y condiciona esta cláusula a lo que dicten las leyes de cada territorio.

¿Cómo de extensas son las políticas? ¿Están en español?

Entre las Condiciones de Uso y la Política de Privacidad suman 16.103 palabras, que es algo así como leer tres veces 'La Cenicienta', 'El gato con botas', 'Caperucita Roja' y 'Hansel y Gretel'. Claro que estos son cuentos para niños que se leen de un tirón, pero los documentos legales de LinkedIn no son precisamente un libro para la mesilla de noche. Y todo ello sin olvidar otras políticas adicionales sobre cookiescopyrightanuncios.

En cuanto al idioma, los términos de la red para profesionales están traducidos al español, pero en caso de que se contradigan con el original en inglés, éste último será el que prevalezca.

¿Pueden cambiar los términos? ¿Con qué condiciones?

Pueden cambiarlos y los detalles varían ligeramente entre las Condiciones de Uso y la Política de Privacidad, puesto que las cláusulas que hacen referencia a esta cuestión en cada uno de los documentos son algo distintas. Por ejemplo, una especifica que las modificaciones entrarán en vigor en el momento de su publicación, mientras que la otra no dice nada al respecto, pero afirma que el hecho de seguir utilizando los servicios implicará la aceptación de dichos cambios. Además, una hace especial hincapié en los mecanismos que podrán emplear para notificarlo, mientras que la otra pasa por alto este asunto.

¿A qué legislación están sujetos?

A las del estado de California, en Estados Unidos. Concretamente, cualquier demanda contra la compañía por infracción de sus términos y condiciones debería resolverse ante un tribunal del condado de Santa Clara, en Silicon Valley. Sin embargo, en la práctica, estamos muy probablemente ante una cláusula abusiva y que no podría aplicarse a un particular. Diferente podría ser el caso de las empresas y otras personas jurídicas.

Por otra parte, LinkedIn permite que en reclamaciones inferiores a 10.000 dólares el demandante decida acudir al arbitraje y no a los tribunales. En este caso, ni siquiera será necesaria la presencia física de los implicados, lo que puede ahorrar bastante tiempo y dinero.

¿Hay algo más que debas saber?

En el apartado de curiosidades, hay una frase que llama la atención sobre todas las demás: “Estamos intentando limitar cualquier responsabilidad jurídica que LinkedIn pueda tener en relación contigo”. Ahí, sin paños calientes... Sin duda se agradece la honestidad, ¡qué menos!.

Por otra parte, resulta chocante lo que sucede si te ves obligado a actuar en contra de lo estipulado en el contrato, sobre todo si es por razones legales. “Aceptas remitirnos en un plazo mínimo de 30 días antes de infringirlo una explicación detallada y justificada de tus razones por escrito”. Red social precavida vale por dos.

Seguimos, que aún hay más. Para poder utilizar el servicio tienes que cumplir una serie de condiciones, entre las que se encuentra una ciertamente peculiar: “no eres un competidor de LinkedIn ni estás utilizando los Servicios para competir con LinkedIn”. ¿Y todos estos perfiles de empleados de Xing?

Podríamos estar así durante horas, pero nos vamos a quedar solo con una más, la prohibición relativa del oficio más antiguo del mundo: “Incluso aunque sea legal donde resides, [no puedes] crear perfiles o proporcionar contenido que promueva los servicios de compañía o de prostitución”. Lo cierto es que no parece que hayan hecho mucho por aplicar esta política...

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