TecnoXplora » Redes Sociales

LIMITAR EL NÚMERO DE ‘SWIPES’ PODRÍA CONDENAR A LA APP

Así es como la suscripción de pago podría hundir a Tinder

En algunos países Tinder ya ha puesto en marcha su suscripción de pago, que pronto se extenderá como la pólvora. Entre las novedades está la limitación del número de ‘swipes’ que puede hacer un usuario en un día, algo que no está gustando demasiado.

Tinder

Tinder Tinder

Publicidad

Tinder está desplegando poco a poco su suscripción de pago. En algunos países ya está disponible y pronto todas las versiones de la aplicación contarán con esta opción. La app de moda para ligar, basada en un sencillo algoritmo que pone en contacto a los usuarios en base a la geolocalización, sufrirá una importante metamorfosis.

La suscripción de pago, que se ha bautizado como Tinder Plus, ofrece una serie de ventajas a cambio de 2,99 dólares al mes. Entre ellas están el poder dar marcha atrás si te equivocas en uno de los ‘swipes’ (la palabra mágica que se utiliza para designar al movimiento deslizante del dedo hacia la izquierda, no me gusta, o hacia la derecha, me gusta). Quienes paguen también podrán encontrar a gente de otras ciudades, cuando hasta ahora solo se podía expandir el radio de búsqueda a unos pocos kilómetros.

Pero aparte de todas estas ventajas, la verdadera atracción de la opción de pago es que sus usuarios no tendrán que preocuparse por el número de ‘swipes’ o ‘me gustas’ que hagan. Es lo que ocurre hasta ahora con la versión normal de la app, pero la suscripción establecerá un límite diario para los usuarios gratuitos. Y esto es un cambio radical, no solo porque tendrás menos oportunidades de ligar sino porque el proceso será más engorroso, menos atractivo y puede que termines por perder el interés. Y eso le puede pasar a una parte (significativa) de los usuarios de la app.

El no es sólo el dinero

El primer problema es el paso de la suscripción. La aplicación móvil ha alcanzado su éxito en parte gracias a su sencillez, pero también gracias a un carácter desenfadado. Muchos de sus usuarios no se apuntarían a un portal de citas online tipo Match.com o Badoo, donde la dinámica es muy distinta porque hay que hacer un perfil exhaustivo de cada uno para que el algoritmo de la plataforma encuentre coincidencias y arrejunte a los compatibles.

En Tinder basta una breve descripción, una foto de perfil y otras cuantas que se toman de Facebook. Le quita hierro al asunto y no despierta los prejuicios que sí suscitan otras plataformas de citas online. Pero sobre todo, cuando se trata de elegir a alguien que te gusta, en la aplicación esto se hace como si estuvieras jugando a un videojuego. Deslizas el dedo repetidas veces hacia un lado “no, no, no, no… Uy, un me gusta”, ahora hacia el otro lado.

El segundo problema es el significado del pago. Porque Tinder podría pasar por cualquier jueguecito rápido, perfecto para entretenerte durante cinco minutos mientras esperas el autobús o en un trayecto de dos paradas de metro. Resulta fácil decir 'sí' y 'no' sin ninguna responsabilidad. Sin embargo, al limitar el número de ‘swipes’ se introduce un factor de tensión: los usuarios no pueden tomar decisiones tan alegremente porque estas son finitas, con lo que se imprime un rasgo de seriedad al proceso. Además, a nadie le gustará que le pregunten “¿Ah, ¿tú eres de los que pagan por Tinder?”.

El tercer problema es el público usuario: la mayoría de los que usan Tinder están entre los 18 y los 24 años, un segmento que no es muy dado a pagar por aplicaciones. Actualmente esta franja emplea una asombrosa media de 90 minutos al día en la aplicación, un tiempo que se puede ver reducido sensiblemente con la entrada de la suscripción de pago.

Tinder es propiedad de IAC, un gran grupo con negocios en internet que, por cierto, también posee los portales Match.com y OkCupid. No es una startup que ha surgido de una idea genial, sino un proyecto apoyado por gente experimentada en el sector de las citas online. Y claro, toda gran empresa quiere rentabilizar sus proyectos. A Tinder le ha llegado la hora, otra cosa es que su éxito arrollador sobreviva al cambio.

Publicidad