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EL NUEVO LG LLEGA CON FUERZA

LG G4: el móvil con más cuero que en un concierto de Manowar

Tras un G2 sorprendente y un G3 decepcionante, LG tenía poco margen de maniobra con su gama alta de 2015. Con la experiencia conseguida con estos dispositivos y otros experimentos como el G Flex, la compañía lo tenía todo para sacarse de la manga un muy buen terminal... que tal vez no sea lo suficientemente bueno.

El LG G4

El LG G4 LG

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El año 2015 ha sido complejo para los fabricantes de teléfonos móviles, pues hacía tiempo que no coincidían en un mismo año natural dos smartphones de la talla del Galaxy S6 de Samsung y el iPhone 6 de Apple (técnicamente de 2014, pero solo durante un par de meses). Esta alineación de planetas ha hecho que todo lo que viene de otras marcas tenga que ser muy bueno para sobresalir.

Es decir, que cualquier otro año el LG G4 habría sido uno de los mejores teléfonos, si no el mejor. Sin embargo, en 2015 una plantilla pintona te da para aspirar a la Champions y, como mucho, competir durante el primer tercio de la temporada. En mayo, como máximo logro, te juegas la Copa del Rey contra uno de los que arrasan y únicamente tienes posibilidades de ganar por el cansancio acumulado que llevan encima estos equipos. Y ni por esas: al descanso ya vas 3-0.

Pero entremos en materia. El G4, decimos, es un magnífico teléfono, con una pantalla que -afortunadamente- corrige los errores de su predecesor y un diseño cuidado y llamativo. En la hoja de especificaciones tampoco vemos nada que destaque para mal más allá de un Snapdragon 808 de 6 núcleos que es casi más una ventaja (el tope de gama, Snapdragon 810, ha dado muchos problemas a muchos fabricantes).

Tampoco es que a estas alturas sorprenda: estamos en un punto en el que hablar de rendimiento en la gama alta no tiene ningún sentido para la gran mayoría del mercado. La batería deja algo que desear, si bien no llega a ser catastrófica. Un día y gracias y ya veremos qué pasa por la noche. Como muchos, vaya.

La cámara, por su parte, es de lo mejor que se puede encontrar actualmente. Y sí, lo mejor que se puede encontrar actualmente es lo que hay en la parte trasera de iPhone y Galaxy, que son como el listillo de clase -se las saben todas- y encima con carisma: no puedes odiarles porque te caen muy bien. En cualquier caso, el resultado es espectacular y, además, hay detalles muy positivos, como un modo manual bastante completo o un sistema de enfoque láser que, si bien no es perfecto, suele funcionar rápido y bien.

Nuevo LG G4 Ceramic

En el apartado del software encontramos un Lollipop modificado con una capa bastante fea -y mira que LG, fabricante de Nexus 4 y 5, debería saber que lo mejor es no pasarse al diseñar la capa que irá sobre el sistema operativo-. Eso sí, tiene detalles muy prácticos, como Knock On, que desbloquea la pantalla con dos toques sobre la misma, o una herramienta de doble ventana.

Entonces, ¿por qué no es suficiente? Sencillo: a estas alturas del partido tiene que brillar hasta el lateral izquierdo suplente, así que no te puedes plantear ir a por el triplete con un centro del campo del montón. Y aquí el centro del campo está en el cuerpo del teléfono. Sí, el diseño es elegante, pero la construcción no lo es y nunca lo será con piezas de plástico -por mucho que se llame policarbonato-.

Hay una versión algo más 'premium' que recurre a una carcasa con cuero en la parte trasera, pero esto no es un vídeo de Judas Priest; el cuero, para los cinturones. Habrá quien lo aprecie, por supuesto, pero no es una característica que llegue a todo el mundo. Y, por otro lado, es un material al que le afecta bastante el paso del tiempo: tras unos meses puede parecer que hayan pasado años.

Así pues, o cuero o plástico; o corbata o barbarie. Del aluminio, que es el término medio, ni rastro. Al menos han tenido el detalle de ni plantearse el plástico a imitación de cuero que se sacó de la manga Samsung hace un par de años para horror de propios y extraños.

Da la impresión de que LG ha tratado de camuflar esto con otras características únicas y, por desgracia, igual de incomprensibles. La compañía sigue empeñada en convencernos de que los botones físicos deben estar en la parte trasera. Sin éxito, claro. Te haces a ello rápidamente, pero la realidad es que no cambia prácticamente nada y en algunos momentos hasta es un problema (un botón en el lateral, por ejemplo, se puede usar como disparador físico en la cámara).

También hay una curvatura en la pantalla que es como la capa de Superman: ligera, pero sin sentido alguno. Vale, queda bien, pero a la hora de la verdad no tiene razón de ser que esté ahí más que para fardar al volar sobre Metropolis. Y el LG G4 no vuela.

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