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(ESTO NO ES UNA REVIEW DE LA NUEVA TABLETA DE APPLE)

Cómo convencer a tu madre de que te regale un iPad Air y no quedarte sin Reyes Magos

La gama alta del iPad Air, el nuevo modelo ultraligero de Apple, cuesta de 599 a 869 euros. No es para todos los bolsillos. ¿Cómo convencer entonces a tu madre de que lo regale por Reyes, pero sin que se convierta en su capricho?

Un usuario consulta el iPad Air

Los iPad son las tabletas más vendidas en EE UU en 2013, según NPD Tecnoxplora

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Sigues viviendo en casa de tu madre. Y te quiere, no te creas. Por eso, te pregunta qué le pides este año a los Reyes Magos (hace décadas que puedes votar, pero te lo pregunta cada año, igual que cada día te agarra y zas, ¿te has lavado bien las orejas?). Si tuvieras sentido del humor, dirías que tu madre se parece un poco a Chus Lampreave. Pero no tienes sentido del humor.

“Quiero el nuevo iPad Air”, dices, así, con cierto tono de utopía. Si cuela, cuela. Conectas el móvil y le enseñas un vídeo. “Pesa 453 gramos, tiene un grosor similar a un lápiz (menos de un centímetro) y es un 28% más ligero y mucho más potente que las anteriores tabletas de Apple, y bla bla bla”, le dices.

Tu madre no entiende swahili, pero te ametralla con tres preguntas. Una: Para qué demonios quieres una tableta, si tienes ordenador. Dos: para qué, si tienes televisión en casa. Y tres: para qué, si llevas siempre encima el móvil, como si fuera parte de tu cuerpo.

iPad Air

Y levantas el dedo, de sabiondo, y continúas:

“Con el nuevo chip A7 de 64 bits, es como si tuvieras un ordenador de sobremesa. Carga más rápido: apps, web, juegos. Es más, es como una videoconsola. Si me compras el iPad no tienes que comprarme la consola. Y su batería dura casi un día entero. Lo puedes llevar a donde quieras. Cuando te da pereza encender el ordenador o te quema la vista el móvil de tanto mirarlo, mejor la tableta. Y la tablet se usa mirando la tele también, para tuitear. Y el iPad Air es una de las mejores, si no la mejor” (Se te ha llenado la boca de fanatismo).

Ni caso. Tu madre, ni caso.

Prosigues. “Tiene pantalla Retina de 9,7 pulgadas. Los bordes son más estrechos y le ganas milímetros a la imagen. Parece una tontería, pero es casi una pantalla total. Una película, por ejemplo, la puedes ver en 1080p Full HD. O los vídeos que grabas o las fotos. Además, con su cámara iSight de 5 megapíxeles (detección de cara, enfoque con toque de un dedo, bla, bla, bla) no necesitas cámara de fotos. Y con la pantalla Retina -repites- todo eso se ve más nítido: el texto, las fotos y los vídeos, y los videojuegos". (Solo te falta salivar y decir que es una pasada).

iPad Air con Smart Case

-¿Se puede ver la tele con el iPad ese o escuchar la radio? ¿Sin enchufarlo en ningún lado?, te pregunta tu madre.

-¿Puedes usarlo entonces como cámara de fotos, ordenador, internet y tele, y si pesa tan poco, llevarlo en el bolso?-, repregunta tu madre.

Poco a poco, te das cuenta que estás vendiendo demasiado bien la gama alta de la nueva tableta de Apple. (Su conexión wifi es el doble de rápida, quizás una de sus mejores virtudes –hasta 300 Mb/segundo-, porque usa tecnología MIMO y dos antenas). Demasiado bien. Y cambias el discurso, justo cuando tu progenitora comienza a hablar de dinero. Ahora, te vuelves escéptico, un renegado, un converso de Android. (Evolucionas hacia el enemigo).

"¿Y cuanto cuesta?", te arrincona tu madre.

Mamá, -le dices-, el iPad Air con Wifi y Cellular, y el de 128 Gb, vale 869 euros. Demasiado caro, mamá. Olvídalo. Pido otra cosa. Ni siquiera lo vas a saber usar, cuando te lo preste, claro. Además, es Apple. Para ti, sería como conducir un Ferrari y no un Polo Classic.

“Puedes comprarte una tableta más pequeña o más barata”, ironizas con sorna.

Y es ahora ella la que toma el control (aunque sospechas que nunca lo ha perdido).

“¿Te crees que no puedo con un iPad? Tengo móvil y sé manejar ya WhatsApp. Tengo ordenador, correo electrónico y Facebook. (Por cierto, deberías cambiar la foto de tu perfil. Estás muy desmejorado). ¿Para qué quiero una tableta más pequeña? Cuanto mayor sea la pantalla mejor”, responde enfadada.

“Déjalo, mamá. Pido otra cosa. Además, ¿qué ibas a hacer tú con un iPad Air?”, replicas.

Y así te pasas toda, toda, la tarde. Y piensas en cómo convencer ahora a tu madre de que el iPad Air no sea ‘su capricho’, cuando hace unas dos horas era el tuyo. (Maldices en voz baja).

Imposible.

Te deja en paz y ahora la ves buscar en su ordenador alguna buena review del Air. Descubre que tiene maña cuando busca en Google News, sí. Sospechas que si tu madre se compra el iPad Air (o en su defecto el iPad Mini), tú nunca lo tendrás. Y, antes de que puedas impedirlo, te dice:

“El mejor es el de 128 GB, ¿no? Porque quiero guardar muchas fotos y hacer vídeos de tu sobrina, y conectarme con tu hermana por Skype, o con mis amigas. Y ver la repetición de la telenovela en la cama o en la cocina. Lo de manejarlo con los dedos es igual que el móvil, ¿no?”, insiste.

Luego, te tira del lóbulo y te examina, a ver si te has lavado bien las orejas. Y ya sabes con certeza que te has quedado sin iPad Air para Reyes.

“Te voy a regalar un curso de inglés. Que falta te hace”, finaliza tu madre.

Entonces, entra tu padre en casa: y la cosa empeora.

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