Spotify se la juega: se hipoteca con préstamos para poder seguir creciendo

Nadie duda a estas altura de que Spotify es un producto de éxito que ha revolucionado en cierta medida la industria de la música. Puede que haya muchos problemas de cara a los autores y el cobro de beneficios en lo que al mundo del streaming de música se refiere, pero no os penséis que la propia Spotify no se queda corta atrás en ese sentido: está hasta el cuello de deudas y sigue pidiendo préstamos para mantenerse en lo alto.

La culpa de esto es de Spotify, claro, pero también es cierto que Apple no se lo pone fácil. La empresa de hardware tiene dinero para quemar hasta el punto que puede hundirte un negocio que tienes cogido por el mango. Apple Music no es ni mucho menos tan importante ni tiene tantos usuarios como Spotify, pero eso podría cambiar. De ahí que la empresa del logo verde pida prestamos a troche y moche para seguir mejorando.

Recientemente ha pedido mil millones a varios fondos riesgo, lo que se suma a los 8.500 millones que pidió en junio de 2015. Y el problema no es la brutal cantidad de dinero que esto supone, sino que Spotify pide este dinero en condiciones nada favorecedoras: tiene que pagar intereses anuales del 5%, a lo que se suman entre un 1 o un 10% cada seis meses, dependiendo de distintos factores.

Además, los fondos que han dado el dinero tienen derecho a vender sus acciones antes que los socios y empleados con acciones de Spotify en caso de que todo se vaya al traste y la empresa se venda o quiebre. No pinta nada bonito, claro que no.

No todo es tan negro (de momento)

Esto no significa que Spotify vaya cuesta abajo y sin frenos, ojo: es el servicio más popular del momento, sigue creciendo y tiene algo de dinero en el banco... solo que no suficiente para progresar al ritmo que quiere. Sigue sin ser un servicio apoyado por una empresa gigantesca al estilo de Facebook, Google o Apple, y eso es bueno para todos porque los monopolios ya sabemos que son malos.

Sin embargo, en los últimos meses hemos visto cómo otros servicios similares se han ido al traste. Rdio es historia a pesar de la gran comunidad que acumulaba en EEUU, Pandora tampoco tiene un futuro muy asegurado y hasta Google Music es un fantasma que vive porque Google necesita tener esta clase de servicio, aunque sólo sea por imagen.

Esta semana, sin ir más lejos, Tidal ha dejado entrever que es un fracaso cuando sus compradores, entre los que se encuentran Jay Z, han denunciado a la anterior propietaria por mentir en lo que a suscriptores y beneficios potenciales del servicio se refiere.

El mundo de la música no parece precisamente sencillo, sobre todo cuando tu rival es la empresa más grande y con más dinero en el banco del mundo: Apple.

Así, Spotify necesita estos tratos tan arriesgados para seguir manteniéndose por delante de ella, quizá comprando SoundCloud u otros rivales menores, o simplemente llegando a tratos de exclusividad con nuevos artistas, como Apple ha hecho con Taylor Swift este año.

Lo que está claro es que, si Apple es el diablo para Spotify en estos momentos, el dinero que ha pedido prestado para escapar de su tridente se lo han pedido a prestamistas, que no son precisamente ángeles de la guardia.