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EL CUERPO HUMANO INSPIRA A LAS MÁQUINAS

Por los ordenadores correrá sangre electrónica

IBM quiere que los superordenadores que actualmente ocupan medio campo de fútbol puedan ocupar el espacio de un ordenador de sobremesa gracias al líquido en el que actualmente trabajan.

Este líquido podrá contraer un superordenador 10.000 veces

Este líquido podrá contraer un superordenador 10.000 veces IBM

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Las máquinas miran al hombre. Primero quieren ser como ellos y después intentan superarlos. En los laboratorios de IBM, desde sus comienzos, se inspiraron en el cuerpo humano para mejorar la eficiencia de sus ordenadores. Ahora van un paso más allá. Quieren construir el superordenador más eficiente del mundo y, para que esto ocurra, por sus venas correrá “sangre electrónica”. Así llaman al líquido que usa el prototipo en el que trabajan en la actualidad.

Los científicos de IBM pretenden que la 'sangre electrónica' alimente y enfríe a la máquina igual que hace la sangre humana con el cuerpo (alimentar) y la mente (enfriar). El cerebro es 10.000 veces más denso y eficiente que cualquier ordenador actual. Esto es posible porque utiliza una red extremadamente eficaz de capilares y vasos sanguíneos para transportar el calor y la energía al mismo tiempo. Y eso es lo que el equipo de IBM está intentando copiar para sus ordenadores biónicos del futuro.

“Será la primera computadora que use líquido para proporcionar energía y, a la vez, refrescar los chips”, explica un portavoz del laboratorio de IBM en Zurich. “Nos fijamos en los conceptos arquitectónicos y de empaquetamiento de la mente humana para desarrollar las computadoras del futuro. Un único líquido transporta una densa arquitectura 3D para las interconexiones, el fluido refrigerante y la energía derivada de componentes químicos, impulsados por un mínimo gasto de energía”.

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La ‘sangre electrónica’ es un “modelo de electrolito formado por iones de vanadio y ferricyanide”, según el portavoz. La utilización de este material supondrá “una enorme eficiencia energética y la posibilidad de que una supercomputadora sea portátil. Creemos que podemos contraer un ordenador 10.000 veces y eso supone que un superordenador que hoy ocupa la mitad de un campo de fútbol pueda reducirse a las medidas de un ordenador de sobremesa. Este tipo de capacidad informática proporcionará más recursos a los científicos para trabajar en temas como medicina personalizada o medicinas específicas en función de las predicciones meteorológicas”.

Los ordenadores superan a los humanos en rapidez de cálculo o tratamiento de big data. Pero la mente humana, según el portavoz, “es absolutamente sobresaliente en reconocimiento, interpretación y actuar en función de patrones. Y para ello le basta consumir la misma cantidad de energía que una bombilla de 20 vatios y ocupa el mismo volumen que una botella de dos litros”.

En agosto de 2011, IBM ya creó un chip basado en la arquitectura de la mente. “Era escalable, interconectado y configurable en una especie de red de núcleos neuronales”, especifica el portavoz. “Cada núcleo tiene memoria (sinapsis), procesadores (neuronas) y comunicación (axones). Estos chips sirven como una plataforma para emular y extender la habilidad mental de responder a sensores biológicos y analizar grandes cantidades de información de distintas fuentes a la vez. A largo plazo, nuestra meta es construir un sistema de chips con 10.000 millones de neuronas y cientos de billones de sinapsis que consuman apenas un kilovatio de energía y ocupen menos de dos litros”.

Esta investigación de IBM Research Zurich, liderada por Bruno Michel, pretende crear un nuevo concepto biónico que cambie radicalmente los principios de actividad de los ordenadores en las últimas décadas. No tiene nada que ver con los mecanismos cuánticos: es un intento de acercar la biología a la tecnología, según el equipo de investigación.

Pero aún queda tiempo para tener una de estas computadoras en las manos. Tendrán que pasar cerca de dos décadas para que los superordenadores puedan hacer operaciones 10E21 (un 1 con 21 ceros) en un segundo. Es decir, 300.000 veces más rápido que ahora. Pero la ambición va más lejos. “Pensamos que podemos llegar a la eficiencia biológica para procesar información, con un sistema ultracompacto que simule las leyes de escalado alométrico de la mente humana, antes de 2060”.

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