El día en que Spotify mató a la estrella de iTunes

Dos personas pusieron un día patas arriba el negocio de la música, con dos modelos diferentes. Uno de ellos fue el fundador de Napster, Sean Parker; y el otro, el ya fallecido Steve Jobs, con su visión de fraccionar al céntimo la venta de canciones digitales en iTunes (Apple).

Quizás, ahora, el relevo generacional tenga nombre y apellidos: son los creadores de Spotify, Martin Lorentzon y Daniel Ek, precisamente, apoyados financieramente por el mismísimo Parker.

No en vano, escuchar música en streaming y la piratería son dos hábitos que casi han borrado del mapa la compra de cedés –un producto moribundo- y, desde este año, también empieza a canibalizar la venta de descargas de canciones, un nicho que mima Apple con su iTunes.

El cedé está muerto, eso lo saben en países como Japón, por ejemplo, donde encontrar a un chaval con música física es tan anacrónico como en España lo es encontrar un casete de El Fary en una estantería de una gasolinera de autopista.

La pregunta es si el streaming matará a la estrella del iTunes, ahora que las grandes discográficas han visto en este modelo la gallina de los huevos de oro. Presumiblemente, los datos apuntan hacia ese vaticinio.

Miremos las cifras que maneja Spotify. La compañía sueca tiene en su país una penetración del 33%, con lo que la piratería allí, en Suecia, se ha reducido el 25%.

Pero hay más. Hace unos años, las discográficas eran reacias a ceder su contenido para que los usuarios lo escucharan gratis (o mediante tarifa plana de pago). Ahora, se frotan las manos, porque ven en el streaming un chorro de dinero freso, dado que cobran por cada play que realiza el usuario.

“El 70% de los ingresos de Spotify van destinados a las discográficas y gestoras de derechos de autor”, explicaba recientemente Javier Gayoso, director de Spotify España en una charla taller en la sede de Telefónica.

Ellos son la segunda fuente de ingresos ya de las multinacionales del disco. Ellos son quienes despliegan una catálogo de 20 millones de canciones que reportaron a Universal, Sony, Warner o Emi un total de 500 millones de dólares en cuatro años.

Para hacernos una idea. Spotify opera en 28 países, tiene 24 millones de usuarios únicos y otros seis millones que pagan una tarifa plana. Y logra tener una presencia social inmensa.

Dicen los responsables de Spotify que su marca cuenta con más de dos billones de post al mes en Facebook.

Mientras tanto, en nuestro país, la venta de música –física y digital- toca mínimos hasta descender el 12% en 2013, con un descenso del 7,5% en las descargas, según datos de Promusicae.

¿Todos esos usuarios que ya no compran música por qué van a cambiar de opinión cuando una tarifa plana de streaming es la mitad de lo que vale un álbum en iTunes o cuatro veces menos un cedé?

¿Qué pasará en España cuando la movilidad, es decir, el dispositivo portátil (smartphone o tableta), con conexión a internet, sustituya completamente al reproductor de MP3 o al iPod. ¿Para qué tener dos dispositivos cuando uno ya tiene las mismas funciones o más?

Tunea el estribillo de The Buggles, cambia palabras, y canta conmigo…

EL NEGOCIO DE LA MÚSICA

El negocio musical en España cuenta con altos crecimientos en el consumo de streaming y descensos de dos dígitos tanto en canciones digitales como en el formato físico.

"La adquisición de cedés desciende el 16,8% y la de descargas el 9,4%, de enero a julio de 2013, respecto al mismo periodo anterior”, explica Marta Escarate, Business Manager categoría de música, de la consultora GfK.

"Estimamos que el mercado de consumo de música vía streaming crecerá el 60% a finales de 2013, gracias a la actividad de los principales servicios y a la alta penetración de los dispositivos móviles", finaliza la experta de Gfk.

El mercado de la música, en definitiva, según las estimaciones de esta consultora, sería así para este año: 6.000 millones de plays en streaming, otros 10 millones de descargas y nueve millones en formato físico (cedés).