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NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

Los coches eléctricos de Tesla no son tan ecológicos como parecen

El recién anunciado Model 3 está causando sensación. Todo el mundo está pendiente ahora mismo de la compañía de Elon Musk, en cuyas manos podría estar el futuro del transporte sobre ruedas. No obstante, hay alguna sombra que, entre tantas luces, muchos olvidan señalar: ¿son sus coches tan ecológicos como parecen? La respuesta, desgraciadamente, es negativa.

Imagen de un Tesla

Imagen de un Tesla Tesla

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Tesla lo ha vuelto a conseguir. Apenas bastaron 24 horas para que la firma de Elon Musk certificase que el Model 3, la nueva versión de su vehículo eléctrico presentado en la ciudad de Los Ángeles, volviera a ser un éxito.

Así, sólo un día después del evento la empresa aseguraba haber registrado 115.000 reservas de usuarios que querrían conducir el coche cuando salga a la venta en 2017. Y no es cuestión sólo de buenas intenciones, porque los interesados tenían que depositar hasta 1.000 dólares para que la firma guardase para ellos uno de estos coches.

Junto a su precio (35.000 dólares), uno de sus grandes alicientes, la compañía quiere atraer a los compradores convenciéndoles de que sus vehículos respetan el medioambiente. “Es muy importante para el futuro del planeta que aceleremos la transición a un mundo sostenible”, apuntó Elon Musk durante la presentación del Model 3. Pero más allá de la ventaja en el terreno del marketing que esta característica otorga a los coches de Tesla, cabe preguntarse si son realmente tan ecológicos como tratan de venderlos.

Si los comparamos con los coches convencionales la diferencia es abismal. Según los datos del Departamento de Energía estadounidense, para producir 3,7 litros de gasolina es necesaria la energía con la que el Model S, un modelo anterior de Tesla, puede recorrer más de 32 kilómetros. A eso hay que sumar lo pernicioso que resulta para el medioambiente todo el proceso para la obtención del combustible, desde la extracción hasta los camiones que lo distribuyen en las gasolineras.

Comparados con todas estas fases, los coches de la compañía de Elon Musk son sumamente ecológicos. “Un coche eléctrico como el Modelo S emite casi cuatro veces menos CO2 por milla que un coche de gasolina equivalente”, asegura al respecto un portavoz de Tesla.

Imágenes del Model 3

No obstante, existen otros muchos factores. Por ejemplo, el lugar donde se genera la electricidad que alimenta el motor de un Tesla. Si ésta procede de una planta de carbón, y teniendo en cuenta todo el proceso, la diferencia entre un coche eléctrico y un coche tradicional se reduce notablemente en cuanto a la emisión de gases que contribuyen al efecto invernadero. Solamente en aquellos casos en que la energía procede de plantas de energías renovables, como la eólica o la solar, los coches de esta compañía funcionarían sin dañar gravemente el medioambiente.

Pero ahí no acaba todo. Se puede cuestionar aún más si son o no ecológicos los vehículos de Tesla en base, por ejemplo, a los materiales que se utilizan para fabricarlos.

Según la Union of Concerned Scientists, la construcción de un coche eléctrico produce más emisiones de CO2 que la manufactura de un vehículo convencional. El motivo principal son sus baterías de litio, y la diferencia varía en función de la autonomía de las mismas. A tenor de sus análisis, fabricar un automóvil eléctrico capaz de recorrer algo más de 400 kilómetros con una sola carga puede contaminar un 68% más que la realización de un coche convencional.

No debemos olvidar que la forma de extraer esos materiales de la tierra suele ser bastante pernicioso para el medioambiente. Para lograrlo, emplean ácidos y ciertos productos químicos que dejan huella en las zonas donde se realizan estos trabajos.

Model 3 en acción

Pese a esto, hay quien asegura que en caso de sumar todos los procesos de la vida de un coche, aún siguen siendo más ecológicos los eléctricos.

En cualquier caso ya están buscando nuevas fórmulas para conseguir reciclar los materiales más contaminantes que portan en su interior los coches eléctricos con la finalidad de reducir aún más su impacto sobre el planeta Tierra. Aseguran que algunas partes de las baterías se podrían aprovechar para almacenar energía, quizá no en otros vehículos motorizados pero sí en una central eólica o solar. De hecho, algunos años atrás, Tesla dejó claro su firme propósito de continuar por esta senda y puso en marcha un programa de reciclado de baterías.

A todo esto hay que sumar que, como apuntan desde la compañía de Elon Musk, a medida que los vehículos eléctricos vayan siendo más comunes por las carreteras, más avanzará la tecnología para lograr que estos sean menos agresivos con el medioambiente.

Al final, quizá los modelos de Tesla no sean tan ecológicos como intentan vendérnoslos. Eso sí, con ellos nuestra contribución a salvaguardar este planeta será mayor que haciendo uso discriminado del que tenemos en el garaje. De eso no cabe la menor duda.

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