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INTERNET CAMBIA LA MOVILIZACIÓN CIUDADANA

Crowdfunding, crowdsourcing, ciberactivismo… ¿quién dijo que la movilización online no funciona?

Internet ha demostrado su valía a la hora de estructurar los distintos tipos de activismo y de conseguir que gente que ni siquiera se conoce una fuerzas en la Red.

El 'crowdfunding' llega a España

El 'crowdfunding' llega a España antena3.com

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Hace años, llevar a cabo algún tipo de movilización social pasaba por pedir firmas, manifestarse... y, la verdad, poco más. Sin embargo, la irrupción de internet ha desembocado en un sinfín de corrientes que hacen que, de un modo u otro, una masa medianamente grande de personas pueda luchar junta por algo.

Y es ahí donde está la gracia: para promover una causa ya no hace falta siquiera conocerse. El gran éxito de internet reside en que miles de personas puedan trabajar en red y luchar por un mismo fin.

¿Tienes un proyecto? Lo financiamos entre todos

Uno de los mayores éxitos de este tipo de actuaciones es el crowdfunding, también conocido como financiación en masa. Su funcionamiento es sencillo: una persona tiene un proyecto (cultural, empresarial o del tipo que sea) y necesita financiación para llevarlo a cabo. Para conseguir el dinero se propone una cantidad, el plazo para conseguirla y una serie de recompensas para los mecenas que decidan apoyarle y que varía en función de la cantidad aportada. Si consigue el dinero en el plazo marcado, el proyecto sale adelante. Si no, no se le cobra nada a nadie.

El crowdfunding es una realidad patente en Estados Unidos, mientras que en España está aún en periodo de consolidación. En nuestro país existen plataformas como Lánzanos, Verkami, Goteo, My Major Company... todas ellas enfocadas a que los promotores de los proyectos puedan sacarlos adelante con el dinero de cuanta más gente mejor. A cambio, cobran una comisión de entre el 5% y el 10% (según la plataforma) sobre el total del dinero recaudado.

Cabe destacar también el papel de Doafund, una plataforma española que recurre al crowdfunding para ayudar a familias en riesgo de desahucio. Hasta el momento, han conseguido parar cerca de 60 ejecuciones hipotecarias.

Una industria en imparable ascenso

A día de hoy, el crowdfunding mueve cientos de miles de euros en nuestro país, frente a los miles de millones que en Estados Unidos mueven plataformas como Kickstarter o Indiegogo, entre muchísimas otras.

En general, el crowdfunding se engloba dentro de una filosofía más general, el crowdsourcing, basado en la colaboración de una masa de gente para conseguir un fin (haya o no dinero de por medio). Entre las plataformas españolas de crowdsourcing encontramos ejemplos como ideas4all, Comunitae, 100medidas.es...

Entre ellas ha cobrado un especial protagonismo Change.org, la mayor plataforma de ciberactivismo del mundo, que montó su filial española tras adquirir Actuable. Change.org España basa su método en recopilar firmas online con las que hacer presión en favor de una causa concreta. Hasta el momento, cuenta con varias victorias, entre las que cabe destacar el cierre de las clínicas de tortura a lesbianas en Ecuador, el indulto de una madre de familia condenada por robar comida y pañales, el alquiler de una vivienda social para un parapléjico de 52 años o que Amazon dejase de vender carne de ballena y delfín, entre otras.

Eventos en Facebook, hashtags en Twitter...

Pero, además de las plataformas ad hoc, internet ha conseguido que miles de personas hagan uso de las redes sociales para organizar sus movilizaciones. Es evidente que gran parte del éxito del 15-M español se debió no solo a las manifestaciones físicas, sino, sobre todo, al activismo llevado a cabo desde las redes sociales: eventos en Facebook, hashtags en Twitter, vídeos de cargas policiales en YouTube, retransmisiones en directo en Ustream... Aspectos que la reforma anunciada del Código Penal quiere comenzar a perseguir.

Así pues, no sabemos cuál será el futuro de estas herramientas ni si seguirán sirviendo para las movilizaciones sociales. Sin embargo, lo que está claro es que el activismo ha encontrado en internet un arma valiosísima a la que no piensa renunciar.

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