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Crean un sistema para robar datos de un ordenador, aunque no esté conectado a internet

Los hackers podrían llevarse datos de un PC offline simplemente analizando los cambios de brillo en su monitor.

Ordenador portátil de Apple.

Photo by Andras Vas on Unsplash Ordenador portátil de Apple.

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Desde que el mundo se ha convertido en online, hemos tenido la creencia de que los datos más seguros son aquellos que no está disponibles en internet, por lo que tenerlos dentro de un PC sin conexión a la red es una garantía para no temer que pueda atacarnos un hacker y robarnos. Bueno, siempre lo pueden hacer, pero tendrían que meterse físicamente en nuestra casa, coger una llave USB y hacer un volcado completo antes de que nos demos cuenta.

Pero hay veces donde "la realidad supera la ficción" y esta noticia es una buena muestra de ello, porque el sistema ideado por unos investigadores israelíes para robar datos de ordenadores que no están conectados a internet parece sacado de una película de 007. No hablamos de entrar en una habitación, pinchar una llave USB y copiar todos los datos sensibles para llevárnoslos puestos, sino de un sistema que logra hacerlo de forma remota.

Como os decimos, esta tecnología es algo complicada de imaginar pero es posible, tanto que han publicado un vídeo en el que demuestran su funcionamiento y, lo peor de todo, es que las personas que son víctimas de esos robos no son conscientes en ningún momento de que les estén sustrayendo información delante de ellos. Por lo que es doblemente peligroso.

El brillo del monitor del PC, clave

Han sido investigadores de la Universidad Ben Gurion de Israel los que han mostrado al mundo sus descubrimientos que, dicho sea de paso, no son tan sencillos de poner en marcha como parece porque dependen de que coincidan en el tiempo tres circunstancias distintas: por un lado la instalación de un malware en el ordenador (offline), que será el que se encargue de enviar los datos del PC modificando el brillo de la pantalla, por otro una cámara de seguridad que esté mirando a ese equipo y, tercero, un software capaz de traducir esas subidas y bajadas del brillo de la pantalla en datos.

El primero de esos requisitos necesita de que alguien lo instale manualmente en el ordenador, de forma presencial, por lo que no parece que sea muy sencillo conseguirlo si hablamos de equipos cuyas empresas u organismos restringen su uso a un número muy reducido de empleados; por otro lado están las cámaras, que no solo deben apuntar hacia el monitor (al menos una), sino que tiene que ser también hackeada para que pueda traducir esas subidas y bajadas de brillo –que por cierto son invisibles para el ojo humano– en datos; y por último está el software que transfiere toda esa información hasta la madriguera de los hackers.

Como veis, se trata de un despliegue tecnológico de mucho nivel, por lo que es de imaginar que nadie intentaría robarnos así datos desde el PC porque no les saldría a cuenta, salvo que tengan la certeza de que el hackeo les va a dar beneficios. De lo contrario, será un problema al que se tengan que enfrentar organismos públicos, entidades y grandes corporaciones donde los secretos de Estado, o el espionaje industrial, están a la orden del día.

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