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OJO CON LO QUE METES EN CASA

¿Meterías en casa un dispositivo de Facebook que te mira, reconoce, escucha y persigue?

Los últimos años en tecnología de consumo son los de los primeros pasos del coche autónomo, los smartphones todo-pantalla, los relojes inteligentes y también los de los altavoces conectados con un asistente en su interior.

Dispositivos de Facebook

Dispositivos de Facebook Agencias

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Amazon abrió la veda y Google, Apple y Samsung, entre otros, le siguieron en la presentación de altavoces que van mucho más allá de la escucha de música. Cada marca le aporta sus particularidades, desde la prevalecencia de vendernos cosas útiles para el hogar -Amazon- hasta la reproducción de contenido multimedia profundamente integrado -Apple con Apple Music y su aplicación de podcasts-. La tendencia sigue, y con ella la lucha entre Alexa, Siri, Google, Bixby y compañía.

En esa continuación es donde aparece Facebook, que va a presentar próximamente su propio asistente con altavoz, pantalla y cámara integrados, al estilo de las soluciones más completas de Amazon.

Aquí es donde aparecen las suspicacias: ¿estamos seguros de que queremos poner un micrófono y una cámara propiedad de Facebook en nuestro hogar? Los últimos meses han estado protagonizados por el absoluto desprecio de Facebook a nuestra privacidad y la intimidad de nuestros datos, incluido el uso por parte de terceros.

Zuckerberg en el Senado de los EEUU
Zuckerberg en el Senado de los EEUU | Agencias

Facebook ha acabado demostrando ser un ente en quien no podemos confiar para entregarle según qué información, un ejercicio activo y con voluntad por nuestra parte: subir una foto a Instagram, hacer un test de personalidad o escribir lo deprimidos que estamos. ¿Qué cantidad de información podría recopilar si nos sigue de forma pasiva, capturando lo que hacemos y decimos en nuestro hogar, mientras trabaja en segundo plano?

Con las redes sociales hemos tardado una década en comprender la importancia y las implicaciones potenciales de entregarles nuestra información y nuestras intimidades despreocupadamente. En muchos casos, quizás ni siquiera se haya comprendido realmente.

¿Estamos listos para dejarles escuchar y ver lo que ocurre en nuestra casa sabiendo que su negocio es conocernos muy a fondo para luego vender esa información a anunciantes? Y en el peor de los casos, ¿sin garantías de que esa información no acabe siendo robada y divulgada, como ocurrió con Cambridge Analytica?

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