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Gloveone: un proyecto de guante para sentir la realidad virtual

El mundo virtual, por el momento, solo se puede ver y escuchar. Se basa únicamente en dos sentidos: la vista y el oído. Aún queda por incorporar el olor, el sabor y el tacto. Tres sensaciones que, hasta hoy, delante de una tableta o un ordenador, tan solo pueden imaginarse.

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El mundo virtual, por el momento, solo se puede ver y escuchar. Se basa únicamente en dos sentidos: la vista y el oído. Aún queda por incorporar el olor, el sabor y el tacto. Tres sensaciones que, hasta hoy, delante de una tableta o un ordenador, tan solo pueden imaginarse.

Hace unos meses, en Neurodigital Technologies, hablaban sobre las nuevas gafas de realidad virtual que estaban saliendo al mercado. Las imágenes y los sonidos eran capaces de crear ambientes más envolventes que nunca, pero, ¿qué pasaba cuando querías tocar algo de lo que veías? El escenario de esos dispositivos de realidad virtual seguían acercando más al mundo del cine que al mundo físico.

La compañía almeriense decidió entonces crear unos guantes con sensores para que la persona que los lleva puestos pueda sentir lo que está viendo y escuchando a través de su dispositivo de realidad virtual.

Los Gloveone transmiten la sensación de calor del fuego, la aspereza del suelo o el peso de una pelota. Estos guantes de algodón llevan unos terminales que generan un tipo de vibraciones que el individuo percibe como sensaciones táctiles.

La empresa almeriense empezó a desarrollar estos guantes hace un año. El pasado mes de marzo ya tenían listo el prototipo con el que empezar a rodar y ahora buscan financiación en la web Kickstarter.

En un principio pensaron en inventar estos guantes para crear una sensación más real y envolvente en los videojuegos. Ahora consideran que tienen muchas más aplicaciones. Por ejemplo, en biomedicina.

La empresa ya ha desarrollado una aplicación para la rehabilitación de personas con ojo vago y están haciendo pruebas para ayudar a la terapia contra el alzheimer. Y así, casi sin proponérselo, podrían conseguir un reto más ambicioso que llevar el tacto a los videojuegos: Llevar el juego a la cura de enfermedades.

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