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¿ESTAREMOS A UN PASO DE SER CIBORGS?

Ni gafas, ni cascos ni relojes: los 'wearables' se llevan en la piel

Relojes, gafas, zapatos... Son muchas las firmas tecnológicas empeñadas en surtir a la humanidad con mil y un complementos inteligentes: dispositivos que nos hagan la vida más fácil desde nuestra muñeca, nuestra cara o nuestros pies. Pero otros quieren ir aún más allá: quieren pegar en nuestra piel los chips que nos indican cómo llegar a un lugar o si tenemos un mensaje nuevo en WhatsApp.

Chip tatuado en la piel

Chip tatuado en la piel Agencias

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La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso. En estos tiempos que corren, cuando aún son muy pocos los que se han hecho con un reloj inteligente y aún menos los que han cambiado sus anteojos por las esperadas Google Glass, ya hay quien piensa, diseña y fabrica la siguiente generación de dispositivos 'wearables'. Quizá a firmas como Apple no le gusten demasiado, porque de diseño tienen poco. No podremos ponerles una correa u otra, ni cambiar el color de la montura de nuestras gafas inteligentes. En un futuro no muy lejano, la tecnología ira adherida a nuestra piel.

En lugar de llevar un 'smartwatch' o una banda de fitness que contabilice los pasos que das a lo largo del día o tu ritmo cardíaco, llevaremos en distintos rincones de nuestro cuerpo una especie de tatuajes temporales que se encargarán de monitorizar nuestra salud. Aquellos divertidos dibujos que de pequeños encontrábamos en las bolsas de patatas fritas y pegábamos en nuestro brazo con un poco de agua, ahora se convierten en chips, que pueden ir equipados, incluso, con antenas inalámbricas para mandar alguna señal.

Por descabellado que parezca, tendremos un pequeño ordenador en nuestra propia piel. Aunque, con el paso del tiempo, hay quien ya vaticina que podremos dejar en casa nuestro 'smartphone' y contestar a las menciones en Twitter o a los mensajes en WhatsApp desde nuestro antebrazo, donde estará la pantalla. Pero hasta llegar a ese futuro, más propio de películas de ciencia ficción donde los protagonistas son cíborgs, podemos sacarle mucho partido en cuestiones de salud.

Si bien es cierto que relojes inteligentes como el Apple Watch ya incorporan sensores, esta tecnología en la que ya trabajan compañías como la estadounidense MC10 presenta una serie de ventajas respecto a los 'smartwatches' o las 'fit bands'. Sin ir más lejos, al estar en contacto con nuestra piel detectan mejor nuestro signos vitales, por lo que son más fiables a la hora de advertirnos si algún elemento de nuestro organismo no funciona como debería.

Esta firma con sede en la localidad estadounidense de Cambridge ha creado pequeños microchips del tamaño de una tirita que incorporan sensores que cumplen distintos cometidos, ya sea controlar nuestra temperatura, nuestra frecuencia cardíaca o la presión sanguínea. Incluso llevan una diminuta batería para poder funcionar. Porque, adheridos a nuestra piel, mandan todos los datos que obtienen en tiempo real a nuestro teléfono móvil para mantenernos al tanto de todo lo que ocurre en el interior de nuestro cuerpo y evitar así algún que otro sobresalto.

Además, todos esos datos no nos llegarán solamente a nosotros: también pueden llegar a los 'smartphones' de nuestros médicos que pueden tener constancia de cómo se encuentran sus pacientes. El próximo reto de MC10 será probar sus dispositivos con pacientes que sufren esclerosis múltiple, Parkinson o epilepsia, enfermedades que requieren de un estrecho seguimiento. Gracias a esta tecnología, quienes las padecen pueden portar cómodamente en su piel un chip que les pone en contacto directo con sus médicos para que, al más mínimo contratiempo, puedan actuar.

Un bebé durmiendo con un chip

También resulta idóneo para tener controlada la salud de aquellos que todavía no tienen capacidad ni potestad para decidirse por una u otra 'fit band' o uno u otro reloj inteligente. Para que no le ocurra nada a nuestros más pequeños o, en caso de que suceda, lo podamos solventar de inmediato, también podremos poner estos parches inteligentes a los recién nacidos y, sin pedirles permiso, otorgarles lo último en tecnología 'wearable' al tiempo que nos aseguramos de que crecen sanos.

Es cierto, sin embargo, que no todo son ventajas. Esta nueva generación de tecnología 'wearable' va un paso más allá respecto a la privacidad de las personas. Con este sensor, sin ir más lejos, podremos tener constancia de datos como cuál es nuestro índice de sudoración para así poder elegir un desodorante u otro. Cualquier marca que pudiera tener acceso a todos estos datos nos tendría totalmente controlados. Otro de los inconvenientes es que si lo llevamos durante demasiado tiempo adherido a nuestra piel, este dispositivo podría causar dermatitis, por lo que se deberían reemplazar de cuando en cuando y volver a colocar otro similar, al menos, una vez por semana.

Hay imágenes que ya anticipan futuros planes aún más disparatados. Imagina por un instante que, en lugar de pegar estos parches a tu piel como si de una tirita se tratase, se adhirieran a tus órganos directamente. Por ejemplo a tu corazón, para controlar que todo marcha correctamente.

Avanzamos de forma frenética hacia una nueva era en la que muchas de las cosas que contaban viejas historias de ciencia ficción acabarán por hacerse realidad y transformarnos en auténticos cíborgs. Da un poco de miedo...

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