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¿TE APETECE UN 'SMART COFFEE'?

Una cafetera que habla con su dueño

El mundo inerte tiene los días contados. El humano del futuro sentirá miedo en el mundo de hoy, donde nada te habla y todo parece estar muerto a tu alrededor. Dirán que el mundo de hoy era lúgubre y desolador. Y puede que lleven razón. Lo último: una cafetera con la que hablar, ¿quién necesita un camarero?

Ya es posible interactuar con este prototipo de cafetera

Ya es posible interactuar con este prototipo de cafetera Mar Abad / TecnoXplora

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Queda muy poco para que una cafetera te pida, por favor, que la apagues o te avise de que está derrochando energía. El aparato sabrá dónde sirve los cafés y, en función de eso, se comportará de un modo u otro. En una casa particular podrá pedir que la apaguen después del desayuno y en una empresa solicitará permanecer encendida todo el día.

Ese tipo de cafetera ya existe, aunque, por el momento, es solo un prototipo. En ella trabajan Diego Casado y Juan López de Armendia, de la Universidad de Deusto, desde principios de 2012. Ambos, uno ingeniero de telecomunicaciones y el otro ingeniero informático, están dotando a este pequeño electrodoméstico de dos nuevas capacidades. Una, medir su consumo energético y evaluar si es responsable o está malgastando energía. Y dos, comunicarse con un humano.

“Nuestra investigación se basa en cómo incrementar la inteligencia de los electrodomésticos y hacer más inteligente también la forma en que las personas los utilizamos. Para eso estamos utilizando herramientas como arduino, sensores, medidores de corriente...”, explica Casado. “Queremos hacer que los aparatos sean más autónomos y los individuos los usemos de un modo más eficiente”.

Los humanos llevamos siglos enseñando a las máquinas cómo deben comportarse, pero, a veces, como ocurre en esta ocasión, las máquinas tienen como misión indicar a los humanos cómo han de actuar. La finalidad es despertar una conciencia más ecológica entre los usuarios de los pequeños electrodomésticos.

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“Hace unos años empezamos a ver que aparecían nuevos objetos conectados que daban más información a las personas. Eso nos proporcionaba información del entorno”, explica Casado. “Nosotros decidimos especializarnos en el ámbito de la energía y la concienciación energética. Empezamos a investigar y nos dimos cuenta de que hay una percepción casi nula de la energía cuando no tenemos que pagarla. En los espacios públicos somos más despreocupados. Es un tema que no está resuelto”.

Casado y López de Armendia se plantearon qué podían hacer para que la población, en general, pueda mejorar el consumo energético de los objetos cotidianos. “No es solo una cuestión del diseño del dispositivo para que sea lo más positivo posible. Además, tienes que utilizarlo con responsabilidad y una cierta ecofilia”, indica el ingeniero de telecomunicaciones.

“Tenemos que conseguir que los aparatos sean más autónomos y que sus usuarios sepan cómo utilizarlos de manera más eficiente. Conseguir su automatización en paralelo a un aumento de la concienciación de la población”, indica. “La tecnología no puede resolver sola este problema del derroche energético. No podemos dejar toda la responsabilidad a la tecnología. También hemos de crear mecanismos de persuasión y motivación entre las personas. Tenemos que empoderarlas con esa información que nos ofrecen los dispositivos”.

Los ingenieros optaron por empezar con las cafeteras porque, según dicen, consumen mucha energía. Desde 2012 han creado varios prototipos, “hackeando cafeteras” y han llevado a cabo muchos “experimentos para hallar métodos de interacción más eficaces con las personas”.

Algo así como lo que hizo Geppetto. La diferencia es que el carpintero dio voz a Pinocho mediante la magia de un hada, y estos ingenieros utilizan la ciencia y la tecnología. Así han conseguido que el electrodoméstico hable a través de Twitter. “Es una cafetera social asociada a una cuenta de Twitter”, explica López de Armendia. Este fue uno de sus primeros resultados y puede verse en el perfil @protolabcoffee

También hicieron a la cafetera hablar mediante códigos QR. “El código te llevaba a la web y te mostraba el consumo diario de la cafetera”, pero, según cuentan, “no funcionó bien”. La tecnología cumplía su misión pero “los QR no tienen mucha aceptación”, indica López de Armendia.

Una tercera forma de conectar el dispositivo con su dueño es mediante “un display hecho con impresión 3D que te dice en LED la energía que desperdicias”, apunta Casado. “Otra opción es un arco de LED que empieza en verde (eso significa que es un uso ecológico) y va volviéndose rojo conforme empieza a derrochar energía. Es una forma de hacer reflexionar al individuo que la usa”.

Los ingenieros piensan que estos prototipos pueden comercializarse ya. “Tecnológicamente es más que viable en pleno 2014, sobre todo teniendo en cuenta que el primer objeto conectado a internet fue una cafetera y eso ya ocurrió en el año 1991”, indica López de Armendia.

“Sin embargo, haciendo una búsqueda rápida en el mercado, solo encontramos una cafetera conectada a internet. Se llama Jura y ha dejado de fabricarse. Dentro del ámbito de la investigación, hemos encontrado varias propuestas relacionadas con el café, pero orientadas a la utilización del teléfono móvil como medio de interacción con la cafetera. Con este pequeño estudio, podemos ver que internet de las cosas está ahí, pero que todavía no ha llegado a los hogares”.

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