NO TODOS SON IGUALES
Audífonos, ¿cuál es el que necesitas?
Alrededor de los audífonos hay un cierto halo de misterio en cuanto a sus especificaciones. Te contamos las principales diferencias de sus distinos tipos.
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Los problemas de audición están presentes en gran parte de la población adulta. Cuando envejecemos dejamos de escuchar ciertas frecuencias y nos cuesta oír o entender lo que nos dicen y es por ello que necesitamos hacer uso de audífonos. Pero no todos los audífonos son iguales, aunque sirven para los mismos propósitos.
Clasificaciones de los audífonos
Aunque podamos pensar que todos los audífonos son iguales, lo cierto es que no lo son y la diferencia de precios son abismales entre los diferentes tipos. Dependiendo del tipo y severidad de la pérdida de audición del usuario se recomienda el uso de uno y otro. Para determinar nuestras necesidades debemos acudir a un profesional que realice un estudio de nuestra capacidad auditiva y nos aconseje que es mejor para cada caso. Estos se pueden clasificar en dos categorías de acuerdo a la tecnología que usan y por otro lado según el diseño y colocación de los mismos. Comenzaremos con la calificación según su diseño, en el que encontramos dos tipos de audífonos:
Por un lado, tenemos los retroauriculares, se colocan detrás del oído, para transmitir el sonido lo hacen a través de un cable que se introduce en el conducto auditivo. Son los más comunes ya que por sus características se adaptan a la mayoría de grados y tipos de pérdida auditiva. Son muy discretos y pasan fácilmente desapercibidos, gracias a su reducido tamaño. En esta clasificación también encontramos los intrauriculares, hechos a medida del usuario se adaptan a la perfección. Son muy discretos e incluso algunos pueden llegar a ser prácticamente invisibles, ya que se alojan en el interior del conducto auditivo. Estos son empleados para pérdidas moderadamente severas o leves.
Independiente del diseño del audífono, lo que realmente cuenta a la hora de elegir un audífono es su tecnología, estos funcionan de distinta manera y dependen de su sistema electrónico, podemos clasificarlos en Digital o analógicos. Los audífonos digitales son más caros que los analógicos esto se debe en parte a sus circuitos digitales, que permiten al audiólogo una mayor flexibilidad a lo hora de graduar el audífono. Su funcionamiento se basa en la transformación de las ondas sonoras en código numérico, antes de amplificarlas. La información sobre la intensidad y el tono de los sonidos se almacena en estos códigos, y son usados para programar de forma específica, según las necesidades del usuario, para amplificar determinadas frecuencias.
Y como hemos dicho permiten un ajuste mucho más fino que los analógicos. En el caso de los analógicos su funcionamiento consiste en la amplificación de ondas convertidas en señales eléctricas. Estos nos proporcionan la opción de seleccionar entre varios programas en función del espacio en el que nos encontremos. Estos previamente han sido ajustados por el fabricante siguiendo las especificaciones del audiólogo. De manera que tendremos que ir seleccionando el ajuste dependiendo de si estamos en una sala pequeña, un cine o hablando por teléfono. Antes de lanzarnos a comprar uno de estos dispositivos es recomendable hacer una visita previa al audiólogo. Este es el encargado de determinar cuál es la mejor solución a nuestros problemas de audición.
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