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CARACTERÍSTICAS DE LO NUEVO DE APPLE

Análisis del nuevo MacBook: un billete (caro) al futuro

En su última presentación, Apple mostró un nuevo MacBook sin apellidos y sin apenas puertos: un dispositivo ligero y con un diseño espectacular que debe encargarse de mostrar a usuarios y fabricantes cómo quieren los de Cupertino que sean los equipos del futuro. Otra cosa es que lo consiga.

Imagen del MacBook

Imagen del MacBook Apple

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El MacBook 2015 -al no tener apellido, hay que identificarlo de alguna forma y no se le puede llamar Nieve- llegó cuando todos mirábamos hacia otro lado (la muñeca, en concreto) y con unas características bastante peculiares. Es decir, desde el primer momento aparecieron noticias de todo tipo que lo ponían en contexto. Apple, como ocurre cada vez que uno de sus directivos se sube a un escenario, estaba condenada o cambiando el mundo. O incluso condenada a cambiar el mundo.

Se pueden decir muchas cosas de los de la manzana, pero lo que es innegable es que tienen el culo inquieto. A diferencia de otras empresas del sector, no se conforman con lo que tienen, sino que en todo momento buscan lo siguiente. Quieren marcar la agenda y llegar antes que nadie o, por lo menos, llegar como nadie. iPhone y iPad son los dos principales ejemplos de esto y solo el tiempo dirá si Apple Watch y este MacBook les acompañan.

El portátil está cargado de novedades -algunas, evidentes; otras, sutiles-, pero las presenta todas en un entorno familiar. Desde el primer momento está claro que es un equipo de Apple (y eso que ahora ya no se ilumina la manzana, que hay que ahorrar batería) y que en cierta medida trata de aunar lo mejor de sus portátiles con lo mejor de sus dispositivos móviles, a los que se acerca mucho en diseño.

El acabado es espectacular, con un cuerpo ligero (920 gramos y 13 milímetros de grosor) de aluminio y una pantalla soberbia de 12 pulgadas. Todo funciona relativamente fluido, aunque el procesador Intel M tiene problemas para mover programas más exigentes de edición de vídeo y fotografía o un navegador con demasiadas pestañas abiertas. Y entonces llegan los cambios.

Lo más criticado, sin duda, es que este MacBook tiene menos puertos que Cáceres. En realidad, están todos en uno, el innovador USB C, lo que ayuda mucho a conseguir un aspecto futurista y nos acerca a un futuro sin apenas cables en el lugar de trabajo. El problema es que para llegar a este futuro tenemos que pasar por un presente de adaptadores.

El nuevo MacBook hereda la delgadez del iPad

 

Aparte, por muy eficiente que sea la batería, resulta bastante incómodo tener que desconectar el cargador para conectar una memoria USB. La teoría es que en el futuro todo estará en la nube y no habrá que pasar por esto; la práctica es que a tu padre no le puedes pasar las fotos de las vacaciones desde la nube.

El otro gran cambio es el teclado, que, como si se tratase de un Pokémon, ha evolucionado con la nueva tecnología mariposa. Básicamente, esto permite unas teclas más grandes en las que la respuesta es la misma independientemente de dónde pulsemos.

Aunque requiere un pequeño esfuerzo hacerse a él, la sensación es buena... durante un rato. Es cuestión de gustos, pero, en general, quienes escribimos mucho preferimos el 'tchaca-tchaca' tradicional al 'plic-plic' que ofrece el MacBook. Lo mejor para comprender estas onomatopeyas es probarlo.

Donde sí ha acertado Apple es con el 'trackpad' de respuesta háptica ¿Qué quiere decir este palabro? ¿Es otra tontería como lo de la mariposa? Ni mucho menos: es una tecnología tan buena que si no te dicen que existe, no eres consciente de que está ahí -y eso, queridos lectores, es a lo que debe aspirar la tecnología-.

A grandes rasgos, lo que supone es que el 'trackpad' no se aprieta para hacer 'clic', pero el usuario sí siente ese clic y es exactamente idéntico al que sentía en los MacBook de toda la vida. Sin embargo, en este caso, lo controla todo el sistema operativo (si el ordenador está apagado, no se siente nada al apretar el trackpad) y abre la posibilidad a que los desarrolladores usen esta respuesta en sus programas y juegos. Hasta podría llegar a los teléfonos y tabletas.

Teclado y trackpad del nuevo MacBook

Por último -y por desgracia- hay que hablar del precio: parte de los 1.449 euros. A estas alturas ya sabemos que no se trata solo de pagar las componentes y la fabricación, sino también el diseño y el desarrollo. Y lo comprendemos. Pero cuando se trata de un dispositivo adelantado para mal en algunos aspectos y con limitaciones en el rendimiento, es normal que el usuario se sienta reacio a pagarle a Apple hasta el primer café que se tomó Jony Ive al empezar este proyecto.

Al menos, quien lo pague, estará en el asiento de copiloto de un Delorean camino del futuro.

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