DE TERTULIA CON UN ROBOT
Aisoy, un robot para hablar de fútbol
Algún día los robots dominarán el mundo. Si es una frase que has repetido u oído en muchas ocasiones, el artefacto que hoy te presentamos no hará más que alentar esta idea.

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Hasta ahora habíamos visto robots de muchas clases, pero sin duda uno de los mayores retos del ser humano es la robótica social o emocional. En este campo se enmarca Aisoy 1, un robot social con etiqueta española. Pero, ¿qué es eso de la robótica social?
Dice Diego García, uno de los creadores de Aisoy, que “la robótica a la que estamos acostumbrados suele trabajar los aspectos más mecánicos, tratando la manera en la que nos comportamos de forma mecánica; la robótica social pretende dar más importancia no sólo a esos aspectos, sino también a la forma de comunicarnos”. En definitiva, “que un robot se integre como un miembro más de la sociedad”.
García cita como ejemplos algunos robots que ya atienden tiendas o hacen de guías en edificios. Sin embargo, señala que, en la mayoría de casos, estos robots suelen tener un aspecto “poco amigable”, como de un coche. “A Aisoy le hemos querido dar más un aspecto de juguete para acercarnos al mayor público posible”.
De hecho, Aisoy está teniendo mucho éxito en colegios, para niños y jóvenes de entre 12 y 16 años que ya practican con él. “Sirve tanto para un psicólogo trabajar con niños autistas, como para que niños pongan en escena obras de teatro en los colegios”, explica su creador.
Técnicamente, Aisoy reconoce voces, gestiona el diálogo –algo así como el asistente Siri de los iPhone- e incluye un sistema de visión artificial. Los robots están coordinados, según García, por una “especie de cerebro”. De esta forma, si el robot detecta una frase que está incluida en su motor de diálogo te hablará sobre el tema: el fútbol, el tiempo o incluso será capaz de contarte un chiste.
Además, Aisoy puede reconocer a su interlocutor gracias a la visión artificial. Por así decirlo, detecta caras –se le ilumina el corazón para indicártelo- y las reconoce, una vez el usuario ha incluido en su “biblioteca” los rostros de las personas que van a interactuar con él gracias a una serie de fotos.
Eso sí, por el momento es estático, aunque no inexpresivo. De hecho, las expresiones faciales son su fuerte: parpadea, mueve las cejas y la cabeza.
Desde el primer prototipo en 2010, ya se han vendido 450 unidades en todo el mundo. Fuera de España, según García, tienen mucho éxito en mercados como Francia y Estados Unidos. Y es fácil de mantener: se conecta a la red eléctrica y cuanta con baterías especiales.
El perfil del usuario de Aisoy no necesita ser el de un especialista en tecnología ni joven. Su funcionamiento es sencillo, por lo que García asegura que “nuestro principal mercado es el del aficionado a la tecnología que le gusta cacharrear” y un público “joven de entre 0 y 99 años”, bromea.
La idea de crear un robot social nació en el pasillo de una juguetería. Tres de los creadores de Aisoy se encontraron mientras buscaban un regalo para unos sobrinos, comenta García, quien asegura que “la idea surgió porque somos unos ‘freaks’, nos encanta la tecnología, la ciencia ficción y la robótica”.
El caso es que en esa juguetería no encontraron los juguetes y robots que “veíamos en las películas de los 80 y, como conocíamos las posibilidades de la robótica, nos pusimos manos a la obra”, concluye.
La nueva versión de Aisoy, la tercera, saldrá finales de mayo y tendrá un precio cercano a los 240 euros.
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