DELGADEZ EXTREMA
Ser muy delgado es peor que tener sobrepeso, según un estudio
Es la conclusión de un estudio cuyas virtudes son contar con un gran número de voluntarios y explicar los efectos de un bajo peso en nuestro cuerpo.

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El término "fofisano" se aplicó durante mucho tiempo a quienes tenían un índice de masa corporal (IMC) por encima de lo que se considera "peso normal": 18,5 a <22,5 kg/m², pero no mostraban ninguno de los efectos asociados con la obesidad. Ahora, un estudio se centra en este sector, pero también en el extremo opuesto, quienes están bastante por debajo del IMC recomendado.
Vale la pena puntualizar que el IMC es una medida de la relación peso-altura, y una puntuación de 18,5 a <25 kg/m² se considera generalmente un peso normal. Un IMC de <18,5 kg/m² se clasifica como bajo peso, de 25 a <30 kg/m² se considera sobrepeso y un IMC de 30 kg/m² se describe como obesidad.
El estudio será presentado este miércoles en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Austria y una de sus mayores fortalezas es que 97.848 voluntarios.
Los resultados mostraron que, quienes tenían un IMC en la categoría de sobrepeso, e incluso algunas personas con obesidad, no tenían mayor probabilidad de morir durante los cinco años de seguimiento que quienes tenían un IMC de 22,5 a <25,0 kg/m², que se encuentra en el límite superior del rango de peso normal. ¿Resumen? El riesgo por obesidad no era mucho mayor en este sector de la población. Pero eso no es todo.
Otra de las conclusiones de los autores, liderados por Sigrid Bjerge Gribsholt, de la Universidad de Aarhaus, es que las personas con un IMC en la parte media e inferior del rango de peso normal (18,5 a <22,5 kg/m²) también tenían mayor probabilidad de morir. Al igual que las personas con un IMC en el rango de bajo peso.
"Tanto el bajo peso como la obesidad son importantes problemas de salud a nivel mundial – señala Bjerge Gribsholt -. Si bien la obesidad puede alterar el metabolismo, debilitar el sistema inmunitario y provocar enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y hasta 15 tipos de cáncer diferentes, el bajo peso se relaciona con la desnutrición, el debilitamiento del sistema inmunitario y las deficiencias nutricionales. Existen hallazgos contradictorios sobre el rango de IMC vinculado a la menor mortalidad. Anteriormente se pensaba que era de 20 a 25, pero es posible que esté aumentando con el tiempo debido a los avances médicos y las mejoras en la salud general".
El análisis también reveló que las personas en la categoría de bajo peso tenían casi tres veces más probabilidades (2,73 veces) de haber fallecido que las personas con un IMC cercano al límite superior del rango saludable.
De igual manera, las personas con un IMC de 40 kg/m² o superior (categorizadas como obesidad grave) tenían más del doble de probabilidades (2,1 veces) de haber fallecido en comparación con la población de referencia. Es decir, el índice de mortalidad era superior para quienes estaban debajo de su peso (2,73) que quienes claramente se excedían (2,1). La diferencia entre ambos es mínima, pero existe y eso es una novedad.
Sumado a la cantidad de voluntarios en el estudio, el equipo de Bjerge Gribsholt, también ajustó los datos a sexo, edad, nivel de comorbilidad y nivel educativo, para no dejar nada al azar.
De hecho, se sorprendieron al descubrir que el IMC no se asociaba con una mayor mortalidad hasta un IMC de 35 kg/m² y que incluso un IMC de 35 a <40 kg/m² solo se vinculaba con un riesgo ligeramente mayor.
"Una posible razón de los resultados es la causalidad inversa: algunas personas pueden perder peso debido a una enfermedad subyacente – concluye Bjerge Gribsholt -. En esos casos, es la enfermedad, no el bajo peso en sí, la que aumenta el riesgo de muerte, lo que puede hacer que parezca que un IMC más alto ofrece protección. Descubrimos que las personas con bajo peso se enfrentan a un riesgo de muerte mucho mayor".
Pero no todo es tan sencillo, ya que habría otros factores que también podrían incidir en el riesgo de muerte, señala el estudio y uno de ellos es la distribución de la grasa. La grasa visceral (grasa metabólicamente activa que se almacena en la profundidad del abdomen, envolviendo los órganos) secreta compuestos que afectan negativamente la salud metabólica. Y esa es la que habría que vigilar.
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