NUEVO ESTUDIO CIENTÍFICO

Señalan un vínculo entre depresión y mayor riesgo de demencia

"Nuestros resultados resaltan la importancia de tratar la depresión a lo largo de la vida, no solo por motivos de salud mental, sino también como parte de una estrategia más amplia para proteger la salud cerebral", explican los expertos.

Manos de una mujer mayor

Manos de una mujer mayorPixabay

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No es la primera vez que se habla de una relación entre la depresión y la demencia en personas mayores. Pero en este caso hay dos factores importantes. El primero es anecdótico y el segundo… No nos adelantemos.

Que un estudio sobre salud mental sea liderado por un experto llamado Jacob Brain (apellido que significa cerebro), debería indicarnos algo. Este es el primer detalle y si bien es anecdótico, ya nos pone en buena pista. Pero, nuevamente, vamos por pasos.

Cuando hablamos de los adultos mayores que experimentan deterioro intelectual, a veces es difícil determinar si la causa es demencia o depresión. Ambos trastornos son comunes en la vejez y pueden derivar uno del otro de forma indistinta.

La depresión en los adultos mayores también puede provocar un fenómeno llamado pseudodemencia: un aparente deterioro intelectual derivado de la falta de energía o esfuerzo. Las personas con este problema suelen ser olvidadizas, se mueven con lentitud y presentan baja motivación. Lo destacable es que este síndrome responde bien a los tratamientos para la depresión. A medida que mejora el estado de ánimo, la energía, la capacidad de concentración y el funcionamiento intelectual de la persona suelen volver a sus niveles anteriores.

Pero no es tan sencillo. Algunos estudios sugieren que la depresión puede ser un indicador temprano de demencia, y que la depresión en la vejez podría indicar cambios cerebrales subyacentes que aumentan el riesgo de padecerla.

Los mecanismos exactos aún se están investigando, pero entre los posibles vínculos se incluyen enfermedades vasculares, desequilibrios hormonales (como un aumento de cortisol) y neuroinflamación. Los cambios genéticos y conductuales compartidos también pueden aumentar los riesgos.

Todas estas relaciones, que iban en ambos sentidos, entre depresión y demencia, siempre se detectaban en la vejez. Y aquí viene el segundo factor que mencionábamos al principio: no es solo en esta etapa de la vida. Un nuevo estudio, publicado en eClinicalMedicine y liderado por el mencionado Jacob Brain, ha descubierto que la depresión está relacionada con un mayor riesgo de demencia tanto en la vejez como en la edad media.

"Nuestro estudio demuestra que la depresión está relacionada con un mayor riesgo de demencia en ambas etapas de la vida – explica Brain -. Esto resalta la importancia de reconocer y tratar la depresión a lo largo de la vida, no solo por motivos de salud mental, sino también como parte de una estrategia más amplia para proteger la salud cerebral. Las iniciativas de salud pública deben priorizar la prevención de la salud cerebral, incluyendo la ampliación del acceso a una atención de salud mental eficaz".

La demencia afecta a más de 57 millones de personas en todo el mundo (más de medio millón en España). Actualmente no existe cura, por lo que identificar y tratar los factores que reducen el riesgo, como la depresión, es una prioridad importante de salud pública.

El problema al que se enfrentaban los expertos es determinar una fecha, un punto de partida, para comprender cuándo la depresión es más relevante, si se trata de la depresión que comienza en la mediana edad (entre los 40 y los 50 años), o la depresión que aparece más tarde (a partir de los 60 años). El equipo de Brain ha reunido toda la evidencia existente y añade un nuevo análisis para examinar este momento con más detalle.

"Nuestros hallazgos plantean la posibilidad de que la depresión en etapas posteriores de la vida no solo sea un factor de riesgo, sino también una señal temprana de que la demencia está comenzando a desarrollarse. Al aclarar este momento, nuestro trabajo ayuda a orientar futuras investigaciones, tratamientos y estrategias de prevención", añade Brain.

El equipo realizó una revisión general y un metanálisis. En primer lugar, recopilaron y revisaron los mejores datos disponibles de revisiones sistemáticas con metaanálisis (un método estadístico que combina los resultados de múltiples estudios para proporcionar una estimación general más fiable), que ya habían analizado la relación entre la depresión y la demencia.

Después, fueron un paso más allá extrayendo y reanalizando datos de los estudios individuales de esas revisiones, e incorporaron estudios más recientes.

"Nos centramos específicamente en el momento en que se midió la depresión, ya sea en la mediana edad o en la vejez, y calculamos cuánto aumentaba el riesgo de desarrollar demencia – concluye Brain -. Esto nos permitió ofrecer una visión más precisa y actualizada de cómo la depresión en las diferentes etapas de la vida se relaciona con el riesgo de demencia".

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