SEGÚN UN ESTUDIO
La razón por la que es peligroso dormir con la puerta cerrada en verano
Mantener cerradas ventanas y persianas durante las horas de máximo calor y ventilar al amanecer o anochecer ayuda a conservar un ambiente fresquito.

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Un estudio reciente realizado por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), en colaboración con la tecnológica UnaBiz, ha alertado sobre un peligro poco conocido para millones de hogares: dormir con la puerta del dormitorio cerrada en verano puede elevar notablemente los niveles de dióxido de carbono (CO₂) hasta cifras preocupantes, incluso durante toda la noche.
Los resultados de esta investigación muestran que las concentraciones de CO₂ pueden triplicarse o cuadruplicarse durante la noche con la puerta cerrada, alcanzando valores de 2.500 ppm (partes por millón) o más en casos extremos. El umbral saludable ronda los 900-1.000 ppm, pero en muchas viviendas, los niveles superan este límite ampliamente durante el descanso.
Estos niveles altos de CO₂ no solo dificultan la calidad del sueño, también pueden provocar dolores de cabeza, sensación de fatiga al despertar y afectar funciones cognitivas y respiratorias. En personas con problemas respiratorios, alergias o enfermedades cardiovasculares, los efectos pueden ser aún más marcados.
Aunque pueda parecer contradictorio, cerrar la puerta puede reducir la entrada de ruido exterior, y proteger durante emergencias como incendios. Sin embargo, el riesgo de acumulación de CO₂ supera a los beneficios, en particular en noches calurosas con la puerta herméticamente cerrada.
¿Cuál es la solución?
Dormir con la puerta cerrada en verano puede parecer la opción más lógica para reducir ruido y calor, pero puede elevar peligrosamente los niveles de CO₂, afectando la salud y la calidad del sueño. La clave está en el equilibrio:
- Deja la puerta entreabierta o abierta para ventilar.
- Usa ventiladores o aire acondicionado para mantener el frescor.
- Ventila la casa en las primeras horas de la mañana y al caer la tarde.
- Mantén las ventanas cerradas durante las horas de más calor y usa persianas o toldos.
Con estos pequeños cambios, lograrás dormir mejor, más fresco y con aire saludable.
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