SALUD INTESTINAL
La microbiota y el cáncer gastrointestinal: es clave para saber el pronóstico y tratamiento
La microbiota intestinal no solo protege nuestra salud diaria: nuevos estudios revelan que también puede marcar la diferencia en el desarrollo y el tratamiento del cáncer.

Publicidad
Llevamos décadas confirmando la importancia de la microbiota en nuestra salud. También conocida como flora intestinal, se trata de un conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino y desempeñan un papel no solo en la salud física, también en la mental gracias a la conexión intestino-cerebro.
Su importancia radica en múltiples funciones, incluyendo la digestión de alimentos, la producción de vitaminas, la protección contra patógenos y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Una de las claves es que la microbiota compite con microorganismos dañinos, impidiendo que se establezcan y causen enfermedades. Y ahora, un nuevo estudio señala un argumento más para preservarla.
La microbiota intestinal tiene un impacto significativo en el cáncer al promover la disbiosis (desequilibrio) y la inflamación, lo que influye en el desarrollo y la progresión del cáncer y afecta la eficacia de tratamientos como la quimioterapia y la inmunoterapia. Bacterias específicas, como Helicobacter pylori, son carcinógenos comprobados, mientras que otras pueden inhibir o potenciar las respuestas antitumorales. Los científicos llevan años explorando cómo modular la microbiota intestinal para prevenir el cáncer, mejorar los resultados del tratamiento y servir como marcadores diagnósticos.
Y ahora, un reciente estudio, afirma que los microbios tumorales pueden influir en la propagación de la enfermedad y la eficacia del tratamiento. Estas funciones los convierten en objetivos atractivos para nuevas terapias y ofrecen maneras de predecir mejor el riesgo.
Las herramientas basadas en la microbiota tumoral podrían ayudar a identificar a los pacientes de alto riesgo y a las personas más susceptibles a las metástasis, y posiblemente utilizarse para mejorar las herramientas de pronóstico, según concluye un grupo de microbiólogos de la Universidad de Nankai en Tianjin, China, en un estudio publicado en Microbiology Spectrum.
Los autores, liderados por Xingzhong Liu, describieron un grupo central de 15 géneros bacterianos, presentes en 6 tipos de tumores gastrointestinales (GI), que predicen el pronóstico tumoral.
A nivel mundial, los cánceres gastrointestinales representan aproximadamente una cuarta parte de los nuevos diagnósticos y un tercio de las muertes cada año, y las tasas de incidencia están aumentando entre las personas menores de 50 años. Estudios recientes han demostrado que estos tumores albergan ricas poblaciones microbianas, y el aprovechamiento de las firmas microbianas ofrece una manera de mejorar la respuesta al tratamiento.
"Las señales del microbioma dentro de los tumores no son solo espectadores – explica Liu -. Transmiten información pronóstica y terapéutica que puede medirse en tejido normal".
EXTERNO|||NOFOLLOW|||Estudios previos han encontrado conexiones entre microbios individuales y el crecimiento y las respuestas al tratamiento de tipos específicos de cáncer. Staphylococcus, Lactobacillus y Enterococcus, por ejemplo, pueden promover la propagación del cáncer de mama, y Escherichia coli puede impedir que el tratamiento del cáncer funcione en las células de cáncer de colon.
Sin embargo, el estudio del equipo de Liu adoptó una perspectiva más amplia, vinculando los patrones microbianos con las vías de metástasis en múltiples tipos de cáncer conocidos por sus ricas poblaciones microbianas.
El grupo analizó 1602 muestras de tejido tumoral gastrointestinal y 116 muestras de tejidos normales de un conjunto de datos públicos. Los resultados mostraron asociaciones consistentes entre muchos géneros y el riesgo y la respuesta inmunitaria.
Las muestras con mayor abundancia de Granulicella, por ejemplo, presentaron menos células T CD8+ activadas (una respuesta inmunitaria) y un mayor riesgo de metástasis. Las bacterias Dorea, por otro lado, se correlacionaron con una respuesta inmunitaria protectora y un menor riesgo de metástasis.
El equipo de Liu utilizó estos resultados para diseñar una escala de riesgo basada en la microbiota que predijo una menor supervivencia y una mayor probabilidad de metástasis en pacientes de alto riesgo, así como la respuesta a algunas inmunoterapias. El siguiente paso es validar los hallazgos en estudios posteriores y comprender mejor los mecanismos subyacentes a estas conexiones. Con el tiempo el objetivo es crear una herramienta de toma de decisiones que complemente los métodos existentes.
"Nuestro modelo no reemplaza la estadificación ni los marcadores genómicos, sino que ofrece una herramienta complementaria que puede ayudar a identificar pacientes de alto riesgo y propensos a la metástasis y derivarlos para la selección de terapia, especialmente cuando la inmunoterapia puede ser menos efectiva", concluye Liu.
Publicidad